XX

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ALBA
Lo único que sentí en esos segundos al verles fue vacío. Luego, al alejarme a la máxima velocidad que me permitían las copas y gente que estaba por ahí, sentí rabia, dolor, me sentía incompleta.

Salí con las lágrimas sobre las mejillas, destrozando todo el maquillaje que me había molestado en perfeccionar para ella, Natalia. Además me siento egoísta, por qué esa chica y yo no somos nada, solo nos hemos besado. Me dolía haberme enamorado de ella, y más admitirlo. Me encontraba en una situación súper humillante, había pasado las anteriores semanas pensando en ella, mientras ella tal vez estaba con ese tío, comiéndole la boca o quien sabe.

Me quedé fuera, a pesar de querer irme, no me gustaría llamar la atención.

Oí como alguien corría detrás mío, suponía que era Natalia. Así fue. Se acercó a mi, no lloraba.
–Alba, no he hecho nada–Dijo tocándome el hombro. Me aparté bruscamente, no quería su contacto. Como respuesta a su comentario me reí sarcásticamente. –De verdad–Continuó.
–Me voy–Dije mirando al suelo. Ella me cogió del brazo, quería apartarme, pero algo me lo impedía.
–Te acompaño– Sugirió.
–No, ni se te ocurra.
–Mira Alba, me da igual lo que creas. Estoy tranquila, no he hecho nada. No pienso dejarte ir sola a tu casa a estás horas– Dijo con tono de preocupación y algo de enfado. Yo asentí como respuesta y empecé a caminar, notaba su presencia, pero intentaba no fijarme demasiado en ella. Sé que se lo perdonaría todo y me mataba por dentro sentirme tan vulnerable, por eso sé que podría hacer conmigo lo que quiera, porqué si ella se lo propusiese, a pesar de que sé que no lo haría, podría contarle a todo el mundo que estaba rendida a sus pies, que había empezado a quererla mucho, y cuando digo mucho, es mucho.

Notaba su respiración agitada, su olor tan característico y me tranquilizaba, aunque seguía enfadada me gustaba la protección que me daba Natalia. Llegamos a la puerta de mi casa, ambas teníamos el rostro lleno de lágrimas caídas. Me limité a entrar por la puerta y decir de manera cortante y seca. –Buenas noches– Ella se fue con la mirada baja hasta su casa.

Cerré la puerta y me senté al otro lado, con las rodillas entre los brazos y la cabeza apoyada en la puerta. Las lágrimas caían solas. Soy de las personas que podrían perdonar una infidelidad, pero es que Natalia y yo no éramos nada, eso me dolía más que nada. Estuve unos cuantos minutos en esa posición, hasta que decidí irme a la cama, no sé si podré dormir, pero al menos lo intentaré. Al tumbarme me puse los auriculares, flojos, para no desvelarme.

Me puse Somebody to love - Queen.
Y así siguió mi lista de reproducción hasta que me sonó el móvil. En la pantalla ponía el nombre de Joan.
–Alba, me han dicho que te has ido de la fiesta. ¿Estás bien?– Al leer el mensaje me volví a sentir orgullosa, como de costumbre, por el gran amigo que tenía.
–No mucho–Respondí esperando su mensaje.
–¿Puedo ir a verte?–Preguntó. Yo claramente le dije que sí.

Pasaron unos cuantos minutos que dediqué a mirar por la ventana esperando ver a Joan pasar por la calle. Desde esa ventana, la de mi habitación se veía perfectamente a la gente caminando apresurada.

Vi a Joan y al rato el timbré sonó y me liberó de mis pensamientos, nada felices. Abrí la puerta y lo primero que hizo Joan al verme fue abrazarme. Realmente lo necesitaba, a pesar de que a Joan no le gustaba dar abrazos, los suyos eran los mejores.

–¿Qué ha pasado?–Preguntó liberándose del abrazo.
–Natalia– Al pronunciar su nombre, las lágrimas volvieron a apoderarse de mi rostro.  –La he visto besándose con un tío– Tartamudeé.
–¿Estás segura?–Preguntó con cara apenada.
–Sí–Respondí segura de mi misma y empecé a contarle lo que había pasado a continuación para que estuviera en situación.
–No sé Alba, no conozco a esa tía y no sé como ayudarte. Tal vez sea sincera y te esté diciendo la verdad, o a lo mejor es solo una niñata que juega contigo, pero teniendo en cuenta todo lo que me has contado, no creo que te esté mintiendo en nada.
–¿Y ese tío?, no creo que se haya lanzado a una tía así porqué sí.
–No sé Alba–Echó la cabeza para atrás.

Estuvimos un rato intentando encontrarle una lógica, pero nada tenía sentido en realidad. Joan se fue y yo me puse a ver Stranger Things típica serie que me hace entretenerme cuando estoy de bajón. No tenía hambre, pero aún así comí, mi madre de pequeña me obligaba a comer, se me quedó esa costumbre. Me preparé una tortilla francesa y corté un tomate. Me bastaba para cenar, también cogí una naranja y un yogur de postre, mis favoritos.
Cuando estaba entretenida mirando la serie el timbre sonó.
Pensé en que sería Natalia, abrí la puerta dispuesta a discutir con ella, pero no era Natalia, sino María.

–¿Qué haces aquí?–Dije sorprendida. Ella pasó dentro de mi casa sin decir nada.
–Natalia está fatal–Dijo mirándome fijamente. Yo resoplé y me señalé de arriba a abajo con las manos añadiendo un– Yo también.
–¿Sabes que Natalia estuvo en una relación tóxica, verdad?–Preguntó.
–Claro–Respondí cerrando la puerta y sentándome en el sofá.
–Bueno, pues el que le besó fue su ex. Ella terminó con él, aunque Miquel nunca quiera afrontarlo ya no están juntos, le cuesta hacerse a la idea. Además es el típico machote al que si le cabreas tienes que tener cuidado. Esta noche ha besado a Natalia, ella evidentemente no quería besarle.
–¿Cómo se que es verdad?–Respondí con los ojos apunto de dejar caer lágrimas.
–Joder Alba, Natalia no me para de hablar de ti. Sé que te quiere– No pude evitar dibujar una sonrisa en mi rostro. Volvía a ser vulnerable a ella otra vez.

Buah, de verdad, siento tardar tanto en subir capítulos. 🖤 La inspiración no llega.

Just by being honest | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora