ALBA
Llegué a Elche, me las arreglé como pude con el GPS para llegar rápido al hospital. Tuve que ir en bus unos cuantos minutos. En esos momentos, mientras iba en el autobús, me acorde de Natalia. La había dejado plantada. Me empecé a preocupar muchísimo, tal vez lo había tirado todo por la borda y ni siquiera darme cuenta hasta ahora. Según me contó Joan, Natalia no era nadie fácil, era complicado acercarte a ella. Y hasta ahora lo había tenido relativamente fácil. Encima no tenía su número ni nada, podría conseguirlo, lo sé, pero prefiero hacerlo todo en persona, no me gusta que todo sea más fácil gracias a los móviles. Es difícil de entender, pero pienso así.Cuando el autobús se detuvo en mi parada, bajé y ya veía el hospital, fui andando rápido y al fin entré. Sin decir nada a los recepcionistas fui por las escaleras hasta la habitación 243, Marina, mi hermana me dijo por teléfono que era esa habitación. Llegué y me paré unos segundos delante de la puerta. Respiré y toqué la puerta.
Me abrió mi hermana y me dio un enorme abrazo.
–¿Cómo estás?–Me preguntó sin separarse de mí.
–Preocupada, ¿tú?– Dije acercándome a la camilla de mi madre. Ella estaba mirándome y medio sonriendo como podía, tenía un brazo con escayolado y el otro lleno de aparatos y agujas.
Me acerqué a ella y le cogí la cara con las manos.
–Hola mamá–Dije mientras se me caían las lágrimas.
–Hola cariño, ven aquí–Y le di un abrazo.
–¿Qué ha pasado, cómo fue?–Le pregunte a mi hermana.
–Tuvo un accidente, la atropelló un tío que iba borracho–Indicó cabizbaja
Asentí y volví a mirar a mi madre, me senté a su lado y empezamos a hablar.Gravitas a Dios no estaba mal, saldría de esta, exageré un poco con mis pensamientos, pero cuando Marina me dijo que tuvo un accidente, no tenía otra opción que ir a verla.
Tras un rato de charla y risas salí de la habitación y fui a tomar un poco el aire. Mis pensamientos estaban completamente dirigidos a Natalia. Ahora mismo estaba más preocupada por ella que por mi madre y me avergonzaba de ello porque para ella no debo de ser nadie, una conocida tal vez. Me volví a plantear si pedirle a Miki el número de Natalia, pero me haría preguntas y no tenía respuestas la verdad. Si fuese Joan no preguntaría y me lo haría más fácil, pero Miki es un poco más cotilla. Pensé en Joan, no le había dicho nada desde que vine aquí, así que le llamé.
–Hola Joan–Dije por teléfono.
–¿Qué pasa tan tarde Alba?–No me había fijado en la hora, eran las 00:23.
–Perdona, no sabía que era tan tarde–Y continué con la explicación de porqué estaba en Elche.
–Joder Alba, lo siento, me alegro de que esté bien al menos.
–Sí, yo también, seguramente mañana coja un vuelo y vuelva a Madrid.
–Te estaré esperando con los brazos abiertos–Se rió y yo le acompañé.
–Bueno, voy con ella, ¿vale?
–Claro, hasta mañana entonces.
–Buenas noches–Colgué.Me tomé unos minutos más tomando el aire y subí a la habitación, las dos, mi hermana y mi madre, estaban dormidas, me senté en una silla y yo me puse a dibujar. Evidentemente no sin antes ver el dibujo que hice de Natalia.
NATALIA
Al estar un rato en mi cuarto componiendo, me aburrí y fui a casa de María y África. Cogí la moto, le envié un mensaje a mi madre para que no se preocupara en hacerme la cena y arranqué. Llegué bastante rápido a su casa, me abrió África, María estaba con un chico.
–¿Y ese quién es?–Le dije a África.
–Pablo, viene mucho últimamente.Fui al sofá donde estaban Pablo y María.
–Ey–Dije mirando a Pablo
–Buenas, Pablo, encantado– Hizo un gesto con la mano.
–Natalia–Le sonreí.
–María, ¿vienes un momento?
Resopló y se levantó. Yo fui a su habitación y ella me siguió.
–¿Ya no me cuentas nada?–Dije sin mirarla.
–¿Tú a mí sí?–Dijo con los brazos cruzados.
–No tengo nada que contar María, tú sí.
–¿No tienes nada que contar?–Decía indignada.
–No–Volví a responder
–¿Y Alba?–Preguntó y se me paró el corazón por unos segundos.
–¿Qué?
–No soy idiota Natalia–Se intentó ir.
–Esa tía hoy me ha dejado plantada, había quedado con ella, pero no ha venido–Dije avergonzada
–Tendrá cosas que hacer.
–¿Cómo qué?
–¡Ay, yo que sé!
–¿Por qué la defiendes? Pensaba que le harías la cruz–Dije tapándome la cara con las manos por unos segundos.
–Veo como la miras, veo como te mira y hace tiempo que no te veo tan bien–Dijo resoplando–Suena al típico cliché barato Natalia, pero es verdad. Y creo que esa tía merece la pena.
–Wow, ¿te has puesto modo romántica? ¿Quién eres?–Dije sin reírme, pero con gracia.
–Ni puta gracia– Fingió indignación. –¿Pero tu que opinas?–Continuó a pesar de que yo intentaba evitar el tema.
–Pues no sé María.
–Va tía–Insistió.
–Nunca hemos sido de esas amigas María.
–Coño Natalia, no me vengas con excusas, soy la mejor consejera, ya lo sabes– Se rió y yo también
–Es que es diferente con Alba, o sea, también suena a típico cliché barato, pero normalmente las tías son las que vienen a mí, pero soy yo ahora la que está enganchada a ella, o sea ¿me entiendes?– Hice una pausa, María asintió y proseguí –Alba tiene algo, quiero decir, brilla, la veo pasar y veo que la gente de su alrededor es feliz.
–Estás encoñada de esa pava Natalia–Se rió y me reí con ella.
–La verdad es que sí.
–Creo que de todas tus parejas será mi favorita.
–¿Pareja? Ni la conozco.
–¡Mejor!–Dijo con tono victorioso.Odio este capítulo. En el siguiente aparecerá Alba y todo volverá a ser más intenso xd 🖤