IV

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ALBA
Lunes
Eran las 6:13 de la mañana, no había dormido nada. Estaba demasiado nerviosa pensando en como me llevaría con la gente de ahí. Al ser una nueva universidad no sabía como funcionaba. Si haría amistades, no sé. Me sentía como una adolescente de 13 años nerviosa por empezar el nuevo curso. La única diferencia es que posiblemente la adolescente tendría ganas, en cambio yo no. Me asustaba lo que pudiera pasar.

A las 6:47 después de estar reflexionando en la cama un buen rato. Me levanté, y me dirigí hacia la cocina. Me preparé un café, no solía desayunar mucho los días que tenía universidad. Mientras me lo bebía miré un poco el móvil, nada interesante. Al acabarme el café me fui directa a mi cuarto, escogí la ropa que me tenía que poner. Realmente no me esmeré mucho, tampoco quiero que la gente se fijé mucho en mi, supongo. Cogí la ropa y me fui a la ducha. Me gustaba tomarme mi tiempo y como me había levantado bastante pronto pude hacerlo. Me gustaba ducharme escuchando música, así podía cantar con alguna excusa. Amaba cantar, también componer, pero no solía tener inspiración.
Al acabar de la ducha me arreglé, tampoco excesivamente. Por lo mismo que antes.

Al acabar eran las 7:22 solo necesitaba 10-12 minutos para ir caminando a la universidad y no quería llegar demasiado pronto, a lo mejor tendría que estar forzada a presentarme. Además había quedado con Joan ahí a las 7:50. Menos mal. Conocía alguien ahí dentro, si las cosas van mal por ahí siempre le tendré a él y a Esther. Aunque el siempre me dice que haré amigos, no sé si será verdad, pero realmente espero que sí.

En el  tiempo que me sobraba me puse a dibujar un poco, no el rostro de aquella chica, pero lo tuve que recordar al abrir el cuaderno y verla ahí. Estaba orgullosa del dibujo, sinceramente considero que me salió bien. Me encantaba su rostro. No estaba acabado me quedaban los detalles, pero sus facciones estaban perfectamente marcadas. Es de locos, pensar que estoy dibujando a una tía de la cual ni siquiera sé el nombre.
Prácticamente no me dio tiempo a dibujar, perdí todo el tiempo que tenía contemplando aquella hoja. Plasmada de personalidad.

Guardé el cuaderno y me lo llevé a la universidad. Siempre lo llevaba conmigo, aunque no lo utilizase.

Salí de mi casa, puse música en los auriculares Oasis - Don't look back in anger. Para ser exactos. Era mi banda favorita. No soy fan de ningún grupo, pero este me gustaba muchísimo. En fin, cuando llegué me quede impresionada. Era un edificio gigante, la gente no parecía borde, menos mal. Tampoco me fijé mucho, teniendo en cuenta que lo vería cada día, no me interesé demasiado.
Vi a Joan, estaba leyendo algo, un folleto a algo así.

–¡Buenos días!– Me dijo animado cuando me vio. –¿Tienes ganas?– Añadió.
–Hola, sin más, un poco sí. Por ahora tengo una buena impresión–Dije mientras le abrazaba.
–Te lo dije– Dijo intentando poner cara de chulo, el intento fue totalmente fallido. Tenía cara de bueno hasta cuando intentaba no tenerla. Yo me reí.

Justo después me fijé en que detrás en la distancia, estaba ella. Aquella chica, me moría.
Después pensé en María, ella estudiaba aquí. Tal vez la había acompañado y ya se iba. Pero no pude evitar seguirla con la mirada y parece que se dirigía a una clase. Ahora ya me planteaba si realmente estudiaba aquí, le pregunté a Joan, él a lo mejor la conocía o algo.

–Oye Joan, ¿Conoces a aquella chica?
–¿A quién?-Preguntó. Había mucha gente entiendo que no la encontrara.
–La del flequillo negro y tatuajes– Dije intentando no parecer en estado de shock.
–Ah, sí. Se llama Natalia, como para no conocerla– Dijo con total normalidad.
–¿Es popular?– Añadí.
–A ver, no creo que popular sea la palabra, solo tiene unos cuantos amigos aquí dentro, la gente intenta acercarse a ella, pero ella pasa un poco de ellos. Incluso es un poco borde. Yo asentí.

Lo que más me gustaba de Joan era que no me presionaba, sabía que podía confiar en él si lo necesitaba. Por lo tanto, no me agobiaba con preguntas.

–¿Qué mirabas?–Dije refiriéndome al folleto que tenía en las manos.
–Las clases que tienes, ¿te acompaño?
–Sí, claro. ¿Tú que tienes ahora?–Pregunté para sacar tema.
–Pues la verdad es que no lo sé–Se rió.
–¡Genial!–Dije con ironía. Él se rió y yo hice lo mismo.

Se preocupaba más por mi que por él. Era adorable.

–Aquí es– Dijo satisfecho por su trabajo.
–¡Muchas gracias!–Le sonreí y le di un abrazo.
–Suerte–Me dijo durante el abrazo.
–Igualmente guapo– Le dije.

Entré y prácticamente estaba vacía, eran las 7:54. La gente debía de ser muy puntual ahí.
Había solamente un chico escuchando música, dos chicas sentadas al lado hablando y otro chico leyendo un libro. El más interesante de esa sala, supongo. A medida que pasaba el tiempo gente iba entrando, no había ninguna cara conocida. No sé si me alegraba o prefería conocer a alguien. En parte sé que si conociera a alguien no me fijaría en conocer otra gente.

Entró la profesora de Teoría del arte. Era joven dentro de lo que cabe, unos 35 años intuyo. Hablaba bastante bien y le ponía sentimiento a la enseñanza.

–Buenos días, soy Sandra. Soy vuestra profesora de Teoría del arte...– Siguió explicando, pero yo me perdí un poco. Estaba pensando en aquella chica, Natalia. Tenía curiosidad, realmente quería conocerla, pero si según Joan es un poco borde con gente nueva, no tengo esperanzas.

NATALIA
Me desperté con la hora justa, desayuné y me duché como pude, me arregle y finalmente me despedí de mi madre. Cogí la moto y fui lo más rápido que pude a la universidad. Al final llegué antes de lo previsto, sobre las 7:50, me quedé en la entrada escuchando música y escribiendo cientos de mensajes a María, seguro que se había dormido. Qué chica.
Mientras escribía un mensaje, levante la mirada y vi a la chica de la fiesta del otro día. Sonreía. Se me revolvió el estómago al ver que iba a la misma universidad que yo. Realmente quería verla cada día. Vi a María pasar y me centré en pegarle una bronca.

–Eres un puto desastre– Le dije cuando llegó.
–Buenos días, ya me conoces no te cabrees, déjate de gilipolleces– Dijo aún medio dormida. –Seguro que tú también te has dormido–Añadió.
–La verdad es que sí–Afirmé y ella se rió.
–¿Tenemos clase juntas?–Preguntó.
–Sí–Contesté.–Diseño.
–¡Dale! Ese profe está bueno.
–En fin, solo te saca 13 años. Lánzate– Se rió.

Cuando entramos a la clase el profesor, Manu ya estaba, no nos dijo nada sobre el pequeño retraso que tuvimos. Lo agradecí. No quería ser el centro de atención, aunque en el fondo sabía que ya lo era. La gente me miraba muchísimo. No entiendo, tal vez mis tatuajes, el flequillo. Si no era eso no sé que podía ser, no tenía nada más. Pensando eso me acordé de aquella chica, la de la fiesta. Yo tampoco la dejaba de mirar a ella cuando la tenía cerca.

Just by being honest | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora