9 de octubre de 2014
El bullicio que causaban los estudiantes en el pasillo ensordecía a la chica de cabellos castaños. Mientras se le dificultaba abrir su casillero, como de costumbre, un chico la observaba con disimulo a distancia. En cuanto abrió la puerta de gran tamaño, cayó un sobre de su interior. Levantó el sobre de color pálido y frente a todos en el pasillo, quienes en realidad no prestaban ni un poco de atención a Rose, abrió el sobre. Su interior guardaba unas hojas de rayas dobladas que tenían escrito un gran secreto.
Querida Rose:
Y aquí me encuentro, a punto de entregarte mi corazón plasmado con tinta en estas hojas.
Necesito confesarte los sentimientos que provocas en mí. Como simplemente al entrar en una habitación la iluminas por completo. Cuando veo tu rostro me siento la persona más afortunada por poder admirarte. El escuchar tu voz me hace sonreír.
Necesito que sepas lo magnífica que eres. Necesito que lo recuerdes todos y cada uno de tus días.
Eres preciosa, Rose. Dios mío. Eres tan hermosa que me cuestiono seriamente si en realidad no eres un ángel caído del cielo.
─¡Hey, Rose! ¿Ya vienes? ─gritó su mejor amigo al otro lado del pasillo, interrumpiendo la lectura de la carta.
─Voy en un momento ─contestó nerviosa.
Noah simplemente asintió y salió a hablar con su grupo de amigos. Rose no había notado que el pasillo estaba casi vacío, a excepción de dos chicas hablando y dos pequeños grupos de hombres, y en uno de ellos, el oji-miel la seguía observando, en busca de una reacción a lo que leía.
Con la carta en sus manos, en su rostro se mostró una media sonrisa. Terminó de guardar lo que debía en su casillero y caminó por el pasillo con su mochila verde en sus hombros. Se encontró con sus amigos y se unió a la conversación, pero su mente no podía abandonar aquellas palabras.
─¡Rose! ¿Qué te pasa por la cabeza el día de hoy? ─escuchó a uno de sus amigos y salió de su burbuja─. ¿Es por el examen de física? No te preocupes, chica, seguro que te va bien.
Después de que sonriera como respuesta , un claxon llamó la atención de todo el grupo de chicos. Noah y Rose se despidieron con un choque de puños de sus amigos y subieron a la camioneta plateada que los esperaba.
Camino a casa en el auto de los Anderson, como le sucedió con sus amigos, Rose no podía dejar de pensar en la carta. Cientos de preguntas recorrían su mente.
¿Quién la ha escrito? No tenía idea alguna. ¿Por qué lo hizo? Necesitaba terminar de leerla. ¿Sería una broma? Espero que no lo sea. Sería una muy pesada. ¿Cuál fue mi respuesta en el último ejercicio en el examen? Fue en inciso d, estoy segura que está correcta.
El camino a casa desde la escuela era menos de 10 minutos, y la castaña no había pronunciado palabra desde que subieron al auto, y ahora ya estaban a cinco cuadras de su vecindario.
─Estás muy callada, linda ─comentó la mujer de cabellos rubios de 40 años.
─Ah, sí. ─balbuceó─. Estaba pensando en el examen que tuvimos hoy.
─Seguro que te ha ido excelente, no te preocupes. ─la tranquilizó con una sonrisa que sólo ella podía dar─. ¿Y tú, Noah? ¿Cómo te ha ido?
Su amigo de cabellos castaños claros, casi rubio, comenzó a hablar de nuevo, pero Rose volvió a distraerse en sus pensamientos. Los pocos minutos que faltaban para llegar a casa pasaron y sin realmente notarlo ya se encontraba dentro de casa, cerrando con llave la puerta. Sus padres nunca estaban en casa hasta las siete de la noche. Sacó la carta de su mochila y se dirigió a la cocina, se sentó en una de las sillas de alrededor de la mesa y volvió a abrir el sobre.
Y por si no lo has notado, sí, me gustas. Mucho.
No puedo callarme más.
Y esa es la razón de éstas cartas.
Me da vergüenza hablarte, me da miedo que pienses algo diferente de lo que soy. Y por eso te hablo por escrito en vez de en persona. Y no quiero que tengas la idea de que soy un cobarde. No lo soy.
Tengo miedo a tu rechazo.
En estos meses seguiré escribiéndote cartas como esta. Te diré las cosas que me gustan de ti, lo que me gustaría decirte, lo que me gustaría hacer contigo. Te contaré mis más preciados secretos, porque sé que eres buena guardándolos. Esa es una de las razones por las que me gustas. Sabes guardar secretos.
Y entenderé completamente si esto no es de tu agrado o si te sientes incómoda con las cartas. Si es así, sólo dame un gesto que lo demuestre. No quiero hacer algo que no te guste.
Sólo quiero ser la razón de tus sonrisas.
Con cariño,
S.A.
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17 WAYS TO SAY I LOVE YOU; S.M.
Fanficii. ❝Querida Rose...❞ Donde Shawn le envía cartas anónimas a la chica de la cual está perdidamente enamorado.