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19 de abril de 2015
─Shawn, ¿ya pensaste bien lo que te dije de la fiesta? ─preguntó Hannah, la chica que tenía fama por ser todo menos pura. ─No sé de qué hablas ─respondió incómodo el castaño, quitando la mano con uñas acrílicas de su hombro. Todos en la mesa del almuerzo alternaban sus miradas entre la porrista hablando con Shawn, la cara del chico, y la molestiaque tenía la inglesa. ─Te lo puedo repetir si quieres. ─No, gracias. Y te voy a pedir el favor de que te vayas ─le dijo Shawn con amabilidad. Hannah lo miró con molestia y fijó su vista en las personas de la mesa, haciendo una mueca cuando notó a Rose, pero volviendo a sonreír cuando vio por primera vez al pelirrojo.
La porrista le guiñó un ojo y se alejó de los adolescentes que la observaban desde la mesa. Cuando Shawn iba a regresar a su posición original, notó a una castaña pasar por el otro lado de la cafetería saludándolo. Shawn sonrió y sacudió una mano en dirección a Lauren.
─Muchas chicas te han solicitado últimamente, ¿no lo crees, Shawn? ─se burló Nathan. Su amigo le dedicó una mirada de enojo por decir eso en frente de Rose. ─¿Acaso nunca dejas de decir estupideces? ─Pensé que nunca lo diría, pero Nathan tiene razón ─admitió Oliver. ─Shawn es el nuevo galán de la preparatoria ─continuó burlándose Ian. ─Bueno, lo sea o no, yo sigo interesado en la misma chica de siempre ─habló Shawn en voz alta mientras miraba a Rose, dándole a entender que claramente hablaba de ella, pero ella no le ponía atención. ─Rose, ¿podemos hablar?
Todos giraron a ver de quién provenía aquella voz, encontrándose con Daniel de pie a un lado de ellos, sin ver a alguien más que a Rose. Ella veía algo diferente en él, sus ojos reflejaban algo que nunca habían hecho. La inglesa se levantó de su puesto en la mesa hizo la misma acción que Hannah hace unos momentos. Una vez que estuvieron a una gran distancia de la mesa donde sus amigos los observaban, Daniel habló.
─Quiero pedirte que me disculpes. Por todo lo que he hecho. Yo no te veía de esa manera. Sólo intentaba encajar aquí. Es horrible ser el chico nuevo ─confesó el chico ─Lo entiendo, yo también fui la nueva por un tiempo. Pero, ¿por qué me tratabas mal a mí y a mis amigos después de que encajaste? ─Me gustas, Rose. ¡Todos aquí te adoran! Eres lo que siempre había buscado en alguien. Y verte siendo feliz sin mí me mataba. Quería que supieras cuando estaba en la misma habitación que tú. Y la única manera en la que lo hacías era molestándote ─dijo. Y después de una pausa agregó: ─Y sé que está mal. Es una excusa que un niño de primaria te diría. Pero nunca pude expresarme bien. De verdad quiero que me disculpes y podamos ser amigos de nuevo.
Rose lo miró y no pudo evitar sonreír. ─Está bien, Daniel.
─¿Amigos? ─Daniel dejó salir una pequeña sonrisa. La inglesa soltó una pequeña risa cuando él le extendió su mano, pero ella puso sus brazos a sus lados, esperando un abrazo y haciendo que los ojos de Daniel ya no reflejaran tristeza sino felicidad de volver a contar con su amistad. El ojiazul la tomó entre sus brazos y la levantó del suelo, haciéndola reír muy fuerte.
