Shawn estacionó su auto frente a la casa de los Fernsby, algo que se había convertido en una costumbre. Bajó del Jeep que sus padres le regalaron con delicadeza, cuidando de no estropear el traje negro que ocupaba. Subió las escaleras de la entrada y tocó la puerta. A los pocos segundos, William abrió.
─¡Pero mírate, muchacho! ─exclamó el padre de su cita esa noche.
Mientras Shawn esperaba a que Rose terminara de arreglarse, hablaba con William en el comedor.
─Necesito hablar de algo con usted ─dijo con temor el joven. ─Usted sabe que respeto a su hija.
<<Es lo mejor que me ha pasado en la vida, señor. Y creo que también sabe que la adoro con toda mi alma, así como usted lo hace. Nunca haría nada para lastimarla. Y por eso quiero estar con ella. Pero para eso necesito su permiso. No estoy pidiendo su mano, aunque, si le soy honesto, tengo fe en que lo haré en unos años. Entonces, señor, ¿me permite pedirle a Rose ser mi novia?. >>
El adulto que comenzaba a tener cabello gris lo miraba sin decir palabra alguna.
─Eres un buen muchacho, Shawn. Lo noté desde la primera vez que te vi ─admitió William. ─Y creo que no podría haber alguien mejor para mi niña que tú ─El rostro del canadiense se iluminó al escuchar esas palabras en la boca del padre de Rose. ─Quiero decir, todavía te puede decir que no ─se burló para después reír, cambiando el semblante de Shawn. ─Es una broma, hijo.
Shawn lo miró con una sonrisa. El profesor iba a continuar hablando, pero fue interrumpido por el sonido de alguien bajando las escaleras del hogar. Ambos hombres se levantaron de la silla y caminaron hacia la entrada, encontrándose con Rose en los últimos escalones y su madre detrás de ella.
El castaño la miraba sorprendido. Por supuesto que la chica era preciosa, Shawn siempre lo había notado. Nunca pensó que podría ser aún más hermosa. Rose jugaba con sus manos esperando alguna reacción por parte de su acompañante.
─¿Tan mal me veo? ─bromeó intentando eliminar el silencio del ambiente. ─¡No, no! Es sólo que... ─balbuceó el adolescente. ─Te ves hermosa, Rose.
La chica no pudo evitar sonreír por lo que escuchaba.
─Vamos, chicos, déjenme tomarles unas fotos ─les pidió la esposa de William, tomando su cámara profesional.
Shawn arregló el ramillete en la muñeca de Rose, haciendo combinar las flores azules con su vestido. Posaron para varías fotos que Daisy tomó, la mayoría de ellas simplemente los dos abrazados.
La inglesa se despidió de sus padres y el castaño les prometió llevarla temprano a casa. Shawn abrió la puerta de su auto por Rose, ayudándola a subir. Rodeó el automóvil y esta vez él entró al coche. No arrancó al instante, sino admiró a su chica por más tiempo.
─Eres lo mejor que me ha pasado ─dijo tomando la pequeña mano de Rose para besarla.
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A la mitad de la noche, Shawn salió con Rose del baile. La chica caminaba por los pasillos de la mano de su cita, sin saber a dónde la llevaba. Repentinamente el canadiense dejó de moverse, deteniendo con él a la chica. Miró frente a ella, encontrando el casillero que le pertenecía antes de que terminara el año escolar.
─Ábrelo ─escuchó decir a Shawn.
Rose hizo caso a lo que el músico le pidió. Dentro del casillero había un ramo de flores, la misma combinación que había en su puesto meses atrás. Volteó a ver al chico a su lado con una sonrisa.
─Creo que tienes algo más ahí ─señaló.
La ojiazul buscó por otra cosa, encontrándose con un sobre de color pastel y sacando la carta que había dentro.
Querida Rose:
¿Quién lo diría? Estamos juntos en el baile. ¿Crees que sería muy pronto para el próximo paso? Tranquila, ya hablé con tu padre.
Qué dices, ¿quieres ser mi novia? Tacha tu respuesta:
Sí [ ] Por supuesto [ ] Sin duda alguna [ ] Absolutamente [ ]
Con cariño, S.A. Shawn.
Lo siento, la costumbre :)
─¿Cuál es tu respuesta, Rose? ─preguntó el escritor de la carta. ─Supongo que tendrás que esperar a que llegue la carta con ella ─contestó feliz, colgando sus brazos del cuello de Shawn y besándolo. 󠄀
