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29 de agosto del 2017

Han pasado dos horas desde que estamos juntos en el parque, lo gracioso es que ninguno ha dicho una sola palabra, solo hemos estado mirando el parque, buscando algo interesante en él.

Pero quería hablar porque me gustaba escuchar su voz, así que rompí el silencio.

—Cuéntame de tu vida.

—¿De mi vida? —me miró confuso, nunca le había hecho esa pregunta antes.

—Sí ¿qué haces? ¿qué te gusta? ¿qué no? háblame de ti.

—No hay mucho que decir, mi vida muchas veces es un enredo, creo que mi mente se está deteriorando por eso —su risa irónica interrumpió su discurso —, parece que mi vida es un desastre, pero la mayor parte del tiempo ha sido así, de hecho, ahora puedo decir que es cuando mejor está —alzó las comisuras de sus labios —, gracias a ti.

Gracias a mí.

No pude detener la sonrisa en mi rostro después de sus palabras, jamás pensé poder mejorar de alguna forma la vida de alguien, pero me alegra saber que hice un cambio sin querer.

—No pude haber sido yo sola, no he hecho nada —admití en voz baja.

—Es por eso mismo Elainey —giró su cuerpo en la banca para quedar frente a mi —, ¿qué hay de ti? ¿cómo es tu vida?

Entonces mi sonrisa se esfumó.

Mi vida era complicada y no era algo de lo que cualquiera pudiera saber, tampoco algo que se me permita contar y no lo haré, no completamente.

—Es compleja, vivo para entrenar —de manera resumida, era todo, sin recaer en los detalles.

—¿Entrenar? —frunció su ceño tratando de entender.

—Los jóvenes tienen que entrenar, deberías saberlo —pero él no es como yo, probablemente no lo comprenda, más tampoco podría explicarla.

—¿Para qué?

—También suelo leer —sí, había evadido su pregunta y en evidencia lo había notado, pero no haría nada.

—¿Cómo es tu familia?

Sabía que solo trataba de simpatizar, pero yo, simplemente no debía ayudarlo.

No hablaría de nuevo, no podía.

Y él pareció entenderlo porque después de eso nos quedamos en silencio.

No fue el mejor día supongo, apenas hablamos y con mucho esfuerzo, claramente hay algo más que aprendí hoy.

Querer no es lo mismo que confiar, quiero a Jesse con todo mi corazón, pero todavía no puedo entregarle todas mis verdades, porque en el momento que lo haga él va a tener todo para lastimarme.

Y lo quería, pero no quería que me lastimara.

No él.

Y no después de decirme:

—Yo tampoco quiero tener que mentirte, no a ti, pero te entiendo.

***

Gracias por leer.

Feliz martes.

Si tan solo te conocieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora