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30 de agosto del 2017

—Tiene una magia —mencionó.

—¿De qué hablas? —pregunté.

—El parque, tiene una magia, su incertidumbre, sus misterios, su soledad, me hacen sentir cómodo, me gusta.

—La magia cambia el sentir de la vida.

—¿No será a veces el sentir lo que crea la magia?

—Quizás.

—Si uno se da a la libertad, si se permite sentir —dijo mirándome.

—Y si le permiten sentir —completé en voz baja.

—Un cambio —agregó tomando mi mentón.

—Un riesgo.

—Una oportunidad.

—Una recompensa —bufé —, se ve lejano tener un premio por no hacer más que sentir, cuando es algo que solo te beneficia a ti, a nadie más.

—Pero uno merece sentir y ser feliz.

—Es egoísta —aseguré y empezó a mover mi rostro de derecha a izquierda en negación.

—A veces tienes que ser un poco egoísta con algo y pensar un poco en ti y en tu felicidad.

—A veces puedes estar cometiendo errores.

—Que al final valen la pena.

—Que merecen la batalla.

Dijimos al mismo tiempo y soltó mi mentón para después suspirar cabizbajo.

—Elainey.

—¿Qué?

—¿Me perdonarías si te miento?

—¿Qué estás...?

—Porque me duele saber que estarte mintiendo no te gustaría.

No entendía ¿en qué mentía?

—Tengo algo que decirte, pero no puedo.

No lograba comprender aún.

—Y por eso mismo debo irme.

—¿Porque me estás mintiendo?

—No —dijo sosteniéndome la mirada —, es porque quiero decirte y sé que me voy a arrepentir, o tal vez no y eso es peor y por eso debo irme, pero prometo volver con respuestas, simplemente ahora no puedo sobrellevarlo, ni a ti en todo esto.

—¿Qué es lo que pasa? Tú puedes decirme, confía en...

Y se fue, dejándome con la palabra en la boca, dejándome sola.

Y confundida.

Otra vez.

***

Gracias por leer.

:D

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