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3 de septiembre del 2017

—¿Qué te gustaría hacer hoy? —cuestionó.

—No tengo ni idea, no soy usualmente la que tiene las ideas.

—Disfrutas dejar que haga todo el trabajo —se quejó.

—Y siendo lo único que tienes que hacer no lo haces muy bien.

—¿No lo hago muy bien? —preguntó indignado —, soy el único que lo está intentando.

— ¿Y ahora qué? ¿te doy un premio? ¿Jesse va a llorar? —ironicé.

— ¿Por qué siento que es mi culpa que ahora tengas actitudes arrogantes?

—Porque tú me enseñaste, a veces se gana, a veces se pierde Jesse —giré los ojos.

— ¿Qué puedo hacer para que vuelva la otra Elainey?

— ¿Qué estás dispuesto a hacer?

—Haría lo que sea.

Y lo admito, estuve esperando ese momento desde el día en el que nos conocimos y haría que valiera la pena.

—Quiero que tú Jesse, te levantes ahora mismo —hizo lo que le dije — y te des una ducha en esa refrescante fuente de allá —levantó las cejas en sorpresa cuando señalé la fuente en la que su perro había hecho que me cayera la primera vez que hablamos.

—Maldita sea no —dijo moviendo su cabeza de izquierda a derecha en absoluta negación.

—Dijiste lo que sea.

—Elainey —me lanzó una mirada amenazadora.

—Jesse —sonreí malévola —, ¿es eso muy difícil para ti? —levantó sus cejas sorprendido mientras sus labios se entreabrían un poco.

—No Elainey —dijo lentamente —, y asegúrate la próxima vez poner algo de servicio —su voz se volvió más gruesa en las últimas palabras.

Él lo haría.

Caminó hasta la fuente y justo en frente de ella se dio la vuelta para mirarme y luego lanzarse de espaldas en esta.

El sonido del agua chocando contra algo nunca me había parecido tan triunfante, pero claramente eso solo duró unos pocos segundos hasta que Jesse salió corriendo de la fuente completamente empapado y con una mirada llena de malicia, se acercó a mí, me abrazó con fuerza de la cintura y corrió de nuevo hacia la fuente conmigo entre sus brazos solo para lanzarnos en ella y les juro que en el momento en que me di cuenta que cuando caímos quedé encima de él no tarde ni medio segundo en ir precipitadamente hacia otro lado e inevitablemente golpearme con el borde de la fuente.

— ¿Estas bien? —se recostó con sus brazos apoyados a sus costados contra el piso y las piernas estiradas.

—Si.

—No debiste moverte así de rápido —movió su cabeza a medio lado sonriendo suavemente.

—No quería incomodarte.

—No podrías hacerlo, aunque quisieras —volvió a reír —. No me puedo sentir así contigo y hubieras evitado golpearte Elainey.

¿Pudo haber sido el día menos perfecto si al final él no se acercaba a revisar si estaba bien por el golpe?

Yo pienso que hubiera estado igual de bien.

Y puedo afirmar completamente que junto a Jesse siempre siento que estoy exactamente donde debo estar.

Es mi pequeño espacio feliz.


***

Gracias a toddos los que se dan el tiempo de llegar hasta aquí. 😊

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