Esta leyenda cuenta que Cosijopi, el último gobernador del Istmo de Tehuantepec, en la zona sur de México, tuvo una hija a la que llamó Donají. Durante una guerra entre los mixtecos y los zapotecos, Donají fue capturada como rehén y posteriormente decapitada. A pesar de que su cuerpo fue sepultado, nunca se dio a conocer el lugar donde yacía su cabeza.
Tiempo después, un pastor que pasaba por la sierra oaxaqueña arrancó una azucena (flor silvestre también llamada lirio). Al hacer esto, encontró bajo la tierra lo que parecía ser una cabeza humana, y al rescatarla, la llevó a reunirse junto con su cuerpo en el templo de Cuilapam. Fue entonces cuando el alma de la princesa Donají pudo finalmente descansar en paz.