En los últimos años, la historia de un hombre vestido con un charro oscuro (aquella característica vestimenta de un típico caballero mexicano), es muy popular en todo el territorio mexicano, es probablemente una de las más temidas de toda América Latina. Siempre con el rostro oculto (otros dicen que sólo sus ojos rojos pueden ser vistos), este misterioso hombre que sería el propio Diablo tiene la costumbre de aparecer en el desierto para aquellos que se encuentran desesperados por favores financieros, amorosos y sueños de poder.
Persuadiendo a sus víctimas con promesas de realizar sus más íntimos deseos, varias son las versiones que hablan que el charro, además de galante, cabalga en un caballo fantasmagórico tan espeluznante como él. Momentos antes de realizar los pedidos hechos por sus víctimas, dicen que el Charro Negro tiene la costumbre de robar a aquellos más desavisados que caen en la tentación de ver sus objetivos cumplidos y no prestan atención a los actos practicados por el alma penada.