Regaños

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Yixing y Junmyeon se encontraban tirados en la cama, uno arriba del otro con sus torsos desnudos y sus erecciones duras frotándose entre sí. Gemían al sentir tal placer, los labios de Lay recorrían el pecho de su amante, cuando se encontró con la zona íntima no tardó en quitarle de una vez por todas la ropa interior de un color bordo.Liberó su miembro lamiendo desde la punta hasta la base, pero eso no bastaba: Kim deseoso quiso apurar los movimientos de su amante, enredó sus dedos en el cabello del pelinegro y folló su boca. No había placer más grande para él en esta tierra, el ver a Yixing rendido a sus pies nuevamente con ese aspecto de ángel que tanto le encantaba. 

Ambos jóvenes sabían que era el momento de pasar a la otra etapa, la mano de Junmyeon arrancó la última prenda del otro. Lo apoyó en el respaldar de su cama, quedando Lay de espaldas a él, y así de esta manera obtendría una mejor vista a su trasero, buscó un preservativo y el lubricante, cosas que no podían faltar, se untó los dedos con el líquido y éstos buscaron entrometerse en Lay.  

—Ah... ah Junmyeon hazlo ya —gimió.

Su pareja sonrió ante el pedido; retirando los dedos tomó al chico por su cintura y entró de una sola estocada. Se sentía tan bien, tan estrecho, tan inocente, para Junmyeon que con toda firmeza podía decir otra vez que le pertenecía por completo. No por posesión, más bien era una adicción.

 Su miembro entraba y salía de aquella entrada, la posición en la que estaban ayudaba para una mejor penetración, así era más fácil tocar la el punto sensible de Lay. Junmyeon pegó su cuerpo hacia el del otro, lo abrazó apoyando su mejilla en la espalda del otro, pero sin dejar de follarlo, sus cuerpos iban en un vaivén a una velocidad intermedia tirando a fuerte; Yixing se sostuvo con fuerza de las sábanas que debajo de él estaban.

—Por favor no vayas a parar, sigue así... más... —clamó.  Estaban cerca del clímax. Yixing agarró su propio miembro y le dio su propia atención, mientras en su cuello se encontraba la boca del otro dando unos pequeños mordiscos. 

—Llámame Suho, bebé...

 Lay se sorprendió, pero no acotó nada ya que la llegada al orgasmo lo distrajo. Sus cuerpos temblaban por aquella explosión. Junmyeon abandonó la parte baja de Yixing, pero no se separó mucho. La mano de éste también estaba junto a la del pelinegro; ésto facilitó la idea que tenía planeada ejecutar.  La esencia del pelinegro se escurría en sus manos; Junmyeon llevó sus dedos manchados por el orgasmo del otro a su boca y la lamió con sensualidad, Yixing se emocionó ante tal acto. 

—Sabes extremadamente bien, mi pequeño ángel...—  Junmyeon dejó un beso en la frente del otro y se dirigió al baño. Dejando solo a su compañero que estaba exhausto, se recostó en la gran cama esperándolo pero sin darse cuenta se durmió.

Al cabo de unos minutos escuchó un teléfono sonar, ya no estaba solo en la cama alrededor de su cuerpo unos brazos lo rodeaba. Buscó su celular y vio que tenía llamadas perdidas de Luhan y de su padre Yifan, prefirió ignorar estos hechos y seguir durmiendo. Pero alguien entró a la habitación violentamente, el jugador de Lacrosse se despertó pero Lay pensó que mejor sería cerrar los ojos y aparentar que estaba dormido. 

—¡JUNMYEON! —gritó el mayor furioso. Era su padre.

—¿Papá? ¿por qué entras así? —dijo el joven mientras se sentaba en su cama, no estaba solo su padre Jongdae en la habitación; Minseok también estaba allí, éste último se dio cuenta que había otro bulto en aquél mueble y dijo:—mejor hablemos después Chen—. Quien quiera que fuera dentro de la cama de su hijo no tenían por qué hacerlo presenciar el regaño que se iba a llevar el menor de los Kim. 

Misión: Salvando a Suho (SuLay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora