•Capítulo 3

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Un viento frío me hizo estremecer y abrir los ojos lentamente.

¡Estaba viva!

Pero la alegría no duró mucho al darme cuenta de que seguía en la azotea del instituto.

Y lo peor... El cielo estaba oscuro y estrellado.

¿Era de noche?¿Cuánto había estado allí tirada?

Lo único seguro que sabía era que Justin se había ido, me había dejado ahí, sin la culpa de casi matarme. Aunque eso era lo que él quería, verme sin vida...

Tenía la mochila en la clase y el móvil dentro de ésta. Mierda.

Miré al cielo suspirando, pareciera que fuera tarde, así que las señoras de la limpieza ya se abrían marchado y no quedase nadie en él.

Me dirigí hacia la puerta de metal y la abrí, dejando ver las oscuras escaleras que bajé con temor, sólo se veía la lucecita de emergencia naranja que había arriba de cada puerta de  todas las clases, pero con eso no se veía NADA.

A tientas encontré mi clase, entré con miedo, pero no tenía ni idea del porqué.

Antes cerré con el pestillo.

Con la luz que entraba por las ventanas, ya que las persianas estaban subidas, vi mi mochila y la puse sobre una mesa para coger mi teléfono.

Lo desbloqueé "23:45" Me asombré al ver que eran las doce menos cuarto de la noche.

No tenía ni una llamada de mi hermana, sólo un mensaje de Lorena diciendo que mañana hablaría conmigo y otro de Ciara, mi mejor amiga y vecina.

Un golpe seco sonó en la planta y mis sentidos se pusieron alerta.

Un ladrón no podría ser...

¿Una rata? ¡NO, UNA RATA NO! Me dan asco y temor.

Estoy bien...

Un mareo me vino y la cabeza me daba vueltas.

"Siento que estoy en una carretera en la que voy a toda velocidad, de la que cada vez voy acelerando más hasta caer en una curva, y desaparecer de la vida, en una vida fría y triste de la que me estoy hundiendo cada vez más, de la que siento que si me quedo en una cueva fría y húmeda, nadie me recordaría, nadie me querría y eso me incita a caer más profundo, tanto hasta ser sólo un humano pasajero que sufrió la mayoría de su estancia aquí"

No podía estar tranquila ni un minuto, todos los problemas me venían al pestañear, no me dejaban un respiro para subir un peldaño, sufría en silencio sin nadie a mi lado, todo se me acumulaba, y si esa persona me mataba... Que no lo deseaba, por cierto. Aunque en el caso, yo sólo quería ser feliz al fin. Que se sepa.

Me levanté de la silla apoyándome en la mesa con los ojos cerrados.

La pizarra, la puerta, todo se movía.

Un golpe, alguien estaba detrás de la puerta.

-Abre, se que estás ahí, he sentido la silla moverse, al levantarte, supongo.

Mi cara palideció.

Abrí los ojos lentamente y me tambaleé hacia los lados.

-¡Abre la puta puerta o la tiro abajo!- una voz ronca, que no pude diferenciar, gritó.

Caminé agarrándome a las mesas, mi mareo se intensificó.

Cuando estuve a unos metros de la puerta un sudor frío recorrió mi espalda y mi vista borrosa aumentó.

No more {Justin Bieber} SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora