•Capítulo 18

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Seguía ahí parada hasta que las voces de unos cinco o seis chicos se hicieron escuchar y cada vez acercándose más.

Reaccioné y me aparté disimuladamente para comenzar a caminar por la acera fría.

Caminaba despacio, sin rumbo.

Al cabo de un rato saqué el teléfono para ver la hora que era, las tres y media de la madrugada.

Aún quedaba mucha noche por delante.

Las casas fueron haciéndose presentes pero la soledad aumentaba.

Una brisa fría me heló por completo, y me hizo estremecer cuando ésta rozó mis mejillas con secas lágrimas.

Unos dos chicos venían en dirección contraria pero en la misma acera.

Me eché un poco hacia el lado para dejarlos pasar, pero éstos se detuvieron delante mía.

-¿Sola y por estas calles?- preguntó un rubio casi castaño de ojos verdes o azules, no logré diferenciar.

-No te importa- respondí.

-Es peligroso ¿Sabes?- dijo ahora el otro chico, en la oscuridad no se podía apreciar mucho pero tenía el cabello castaño oscuro y ojos chocolate, lo sé gracias a la farola que estaba a unos metros de nosotros.

-Me da igual.

-¿A dónde vas?- dijo el rubio sujetándome del codo al ver que me quería ir.

-A ningún sitio, déjame en paz- intenté soltarme pero fue un intento fallido.

-Solo decimos que estas calles son peligrosas, te acompañamos a casa y ya está, a una amiga nuestra la violaron por aquí- el de pelo chocolate dijo.

¿A que sitio había llegado?

No iba a dejar que me acompañasen esos desconocidos, no confío en ellos.

-A casa... Si, me voy yo ya, adiós- me solté de su brazo y empecé a caminar de nuevo, pero a los dos o cuatro minutos me di cuenta de que me estaban siguiendo.

-¿Qué coño queréis? ¡Fuera!- grité con un cúmulo de sensaciones en mi cuerpo.

Miedo, tristeza, soledad, vacío...

-Te dijimos que te íbamos a acompañar a casa, si quieres bien y si no también, no sabes en que barrio estás, tu solo confía en nosotros- las palabras del de los ojos azules o verdes parecían sinceras.

Mierda, esto ya empezaba de nuevo.

-Yo no te-tengo...- susurré mirándolos a los dos con palabras entrecortadas.

-¿No tienes qué?- dijo el moreno.

-Casa- susurré sacando todas las fuerzas para ello.

Se acercaron hasta estar a un paso de distancia y sus caras lo decían todo.

-Es una broma, ¿Verdad?

Negué y al cabo de unos segundos ya estaba sollozando de nuevo.

-Eh, eh. No llores, ven vente a mi casa y lo aclaramos allí ¿Vale?- dijo el castaño extendiéndome una mano.

Y... ¿Me arriesgaría? ¿Qué más podía perder a estas alturas?

Tomé su mano y el otro chico sacó algo de su bolsillo caminando a nuestro lado, me tendió un pañuelo y con él me sequé las lágrimas.

Lo guardé en el bolsillo del pantalón junto a mi móvil. Estos chicos me inspiraban confianza y necesito poner algo de mi parte, ya que no me queda otra carta que pone sobre la mesa.

El ojiazul me pasó el brazo por los hombros intentando tranquilizarme.

{...}

Estábamos subiendo los tres en un ascensor, ya habíamos llegado a la supuesta casa del castaño oscuro.

Llegamos al noveno y el chico abrió la puerta del noveno B.

Al entrar todos, cerró la puerta, la casa era humilde y a la vez moderna, de una sola planta y el decorado era sutil y acogedor.

Me llevaron al salón que estaba a la derecha y nos sentamos los tres en el sofá marrón que había.

-¿Nos quieres contar?- dijo tímido.

-¿Puedo saber como os llamáis?

-Claro, yo soy Sergio y él es John- dijo el de los ojos verdes, y luego señaló al de mirada chocolate.

-Encantada, yo soy ______ Hudson.

Reímos levemente pero antes de que yo pudiera empezar a contar mi historia, Sergio se se tuvo que ir a su casa.

-Lo siento _______, ya nos vemos- dijo antes de salir de la casa.

Me quedé sola con John, éste me sonrió sentado a mi lado y empecé a contarle la historia, lo de mi familia y lo de Justin, me inspiraba la suficiente confianza para ello.

-Joder ______, podrías haber ido a la policía y denunciar o algo- dijo John abrazándome aún en el sofá.

-Eso solo habría empeorado las cosas...

Por suerte no había llorado.

Pero ganas no me faltaban.

Cerré mis ojos recargándome en el sofá...

«No me hacen falta cicatrices para recordar lo que he sufrido, me sobra con cerrar los ojos cada noche.»

No more {Justin Bieber} SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora