se veía la una

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Se veía que ya iban siendo la una, pero aún no describirá si hablaría de una hora o de un instante que solo marcaba el conteo de sucesos, sucesos que hasta el momento despertaban sentimientos.
Se veía que iban siendo la una y hasta el viento se tornaba espeso, se veía, pero en la oscuridad, se veía en el silencio, se veía en la profundidad del susurro del pensamiento, juzgando pero manteniendo mi cuerpo al atento de lo que se veía con los ojos abiertos pero sin claridad alguna, se veía justo en el palpitar del pecho de quién me acompañaba y quién prometía guardia mientras soñaba, se veía en sus movimientos y en mi soledad, en mi dolor y en mi tempestad de pensamientos que no comprendía lo básica que es la vida y lo compleja que la he convertido bajo contratiempos, se veía la una entre lo que llamamos angustia, se veía la una y eran las dos y media de madrugada, se veía la una, en el silencio y la oscuridad, se veía la una sí, se veía la una. Y por primera vez, pude soñar que se trataba de una nueva oportunidad hecha realidad, se veía la una, justo la hora en que supe que el cáncer me iba a consumir, una, como la hora en que entendí que está iba a ser mi batalla, una la hora en que siempre sangraba, una, la hora en la que siempre salía de paredes blancas sin respuestas claras, una, la hora que siempre me obligaba a acostarme a las tres, una, la enfermera que me atendía, una el médico que no encontraba salidas, una, mi respuesta a dejarme caer en la enfermedad, una mi vida, una el examen que me dio la fortaleza de volver a vivir, una, la mujer que me dio la fuerza de luchar sin dolor, una, la familia que siempre me acompaña, una, mi vida, la cual no volveré a defraudar.

Siempre marcianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora