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De toda la gente que podía verla en aquellas circunstancias, ¿tenía que ser precisamente él?

—Yuzu —dijo en voz baja, mientras evaluaba rápidamente la situación —. ¿Alguien te ha hecho daño?

Dirigió una mirada afilada como una navaja a Edo, que se encogió de miedo.

—No —murmuró Yuzu, cruzando los brazos sobre el pecho. La tela de su blusa estaba pegajosa y era casi transparente —. Solo estoy... mojada. Y tengo frío.

—Salgamos de aquí —tras coger su bolso de la barra, Yūya se lo entregó y dijo por encima de su cabeza —. ¿Qué se debe, Marty?

—Sus copas van a cuenta de la casa —respondió la camarera.

—Gracias —Yūya miró a los moteros —. No mutiles al chico, Yugo. Está demasiado borracho para darse cuenta de lo que pasa.

—Nada de mutilaciones —convino Yugo —. Tan solo lo lanzaré al muelle. Es posible que lo meta bajo el agua un par de veces. Le provocaré un caso leve de hipotermia. Nada más.

—No me encuentro bien —balbuceó Edo.

Yuzu casi empezaba a compadecerse de él.

—Deja que se vaya, Yugo.

—Me lo pensaré —Yugo entrecerró los ojos mientras Yūya comenzaba a guiar a Yuzu entre la multitud —. Sakaki. Ten cuidado con ella, o serás el siguiente.

Yūya le dirigió una sonrisa socarrona.

—¿Quién te ha convertido en carabina, Yugo?

—Es amiga de Rin —dijo el motero —. Lo que significa que te patearé el culo si intentas algo con ella.

—Tú no podrías patearme el culo —replicó Yūya , y sonrió al añadir: —. En cambio, Rin...

Al salir del edificio, Yuzu se detuvo en la acera y se volvió hacia Yūya. Parecía tan vital y apuesto como lo recordaba.

—Puedes volver a entrar —dijo bruscamente —. No necesito ayuda de nadie.

Yūya sacudió la cabeza.

—Iba a marcharme de todos modos. Está demasiado lleno.

—Entonces ¿por qué has entrado?

—Iba a tomar una copa con mi hermano Yuto. Hoy ha terminado su divorcio, pero se ha ido nada más enterarse de que había la fiesta de la Guerra del Cerdo.

—Yo debería haber hecho lo mismo —una suave brisa sopló sobre el pecho empapado de la blusa de Yuzu y la hizo estremecerse —. Uf. Tengo que ir a casa a cambiarme.

—¿Dónde está tu casa?

—En el Artist's Point.

—El establecimiento de Rin. Te acompañaré andando.

—Gracias, pero prefiero ir sola. No queda lejos.

—No puedes ir andando por estos lados de Maiami de esa guisa. La tienda de recuerdos de al lado aún está abierta. Déjame comprarte una camiseta.

—Ya me la compraré yo.

Yuzu sabía que se estaba mostrando ingrata y descortés, pero se sentía demasiado fastidiada para que le importara. Entró en la tienda, y Yūya la siguió.

—¡Dios mío! —exclamó la anciana dependienta de pelo azul al ver a Yuzu —. ¿Ha habido un accidente?

—Un gilipollas borracho me ha derramado una cerveza encima —explicó Yuzu.

Un Toque De Magia [ADAPTACIÓN +18] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora