15. La noche de la gran verdad

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Y llegó el último día, dónde una nube de sentimientos contradictorios me abordaron. Las esquinas de mis ojos se aguaron mientras veía a Caleb alejarse por la terminal. No sabía por qué lloraba. Puede que por el motivo de saber que Caleb era lo más cercano que tenía de mi hogar. Era todo aquello que me recordaba a mi antigua vida. Y verlo alejarse era recordarme a mi misma que mi nueva vida quedaba muy lejos de asemejarse con Long Beach y con todo lo que conocía.

Ese fin de semana con él me había servido para muchas cosas. La primera de ellas fue para darme cuenta que realmente no estaba enamorada de él. Por mucho que lo intentase, nuestra llama se había apagado mucho antes, y no había manera de revivirla, al menos por mi parte. La segunda fue para darme cuenta de que él si realmente me quería, y me lo había demostrado simplemente con el hecho de venir hasta aquí y tratar de salvar nuestra relación. Y la tercera, y la que más me costaba admitir, era el saber que Berlin despertaba algo en mí. Y no sólo era una simple curiosidad.

Y ahora, ¿qué?

Había actuado como una completa cobarde por no haberle dejado las cosas claras antes de irse. Teníamos una conversación pendiente. Yo no me consideraba una persona partidaria de mantener conversaciones de ese calibre por teléfono, por videollamada o por cualquier método que no permitiese el estar frente a esa persona. Si quería arreglar lo nuestro, tenía que ir personalmente allí, a Long Beach y abrir mis sentimientos hacia él. Tratar de buscar soluciones. Pero la única solución que cruzaba mi mente era la misma que me había estado repitiendo cesantemente. Necesitaba un tiempo. Un tiempo para pensar y aclarar mis ideas.

Recuerdo que ese mismo día, al llegar a casa después de despedir a Caleb, Alene me paró en el umbral de la puerta y me obligó a mirarla fijamente a los ojos mientras me tomaba de la barbilla. Mis ojos lastimosos me delataron, y el suspiro ahogado que exhale cuando ella estuvo a punto de abrir la boca para hablar, le bastó para saber que no me encontraba nada bien. Cuando finalmente me preguntó qué me pasaba vi la necesidad de desahogarme profundamente con ella. En ocasiones como esas, hubiera recurrido a mi madre, pero el saber que tampoco podía recurrir a ella por haber fallecido, fue un ingrediente más añadido a este sentimiento de mierda que me reconcomía por dentro. Por eso mismo, respiré profundo y decidí desahogarme con Alene y contarle a cerca de mis sentimientos por Caleb. Como respuesta, me abrazó, me abrazó tan fuerte que sentí como el nudo de mi estómago se deshacía en mil pedazos y rompí a llorar sobre su hombro dejando fuera de mí todo aquello que me hacía sentir peor. Estuvimos charlando casi dos horas, sincerándonos la una con la otra, como si fuéramos mejores amigas, o por muy doloroso que fuese, como si fuéramos madre e hija.  Alene jamás ocuparía el lugar de mi madre, ella era y será irremplazable, pero tenerla en esas ocasiones, y que pudiera aconsejarme de esa manera en la que lo hizo, me ayudó enormemente y yo siempre se lo tendría agradecido.

A la semana siguiente, en la universidad todo el mundo no hacía más que hablar sobre la fiesta de Halloween que se celebraba cada año en la fraternidad del equipo de rugby. Como era de esperar, Lisa ya insistió en la idea de que fuéramos juntas y por supuesto que fuéramos ni más ni menos que disfrazadas de las niñas del resplandor, cosa que me negué rotundamente junto con la idea de volver a acudir a alguna de esas fiestas después de lo ocurrido en la última.

Sólo con recordar a Berlin sobre mí en aquella fiesta, el escalofrío se asentaba en mi espina dorsal. 

Sin saber como, Lisa me convenció, y ese mismo lunes por la tarde en vez de ir a la biblioteca para prepararnos el examen del viernes, nos fuimos de tiendas en busca de algún disfraz.

Tras probarnos miles de atuendos, entre ellos miércoles Adams, pirata zombie, novia cadáver y una múltiple lista de disfraces típicos, finalmente los encontramos en una tienda de segunda mano fuera del centro. 

BERLIN  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora