"No quería que te fueras"Capítulo 06
- En algún momento tenías que recuperarte - palmeó mi espalda
- Aún siento pena por esas personas a las que se les arrebató la vida de las manos.
- No fue tu culpa.
- Pude haber hecho algo y no lo hice.
- No, no podías - frunció el ceño - tenían armas y podían haberte herido.
- ¿Y eso qué? Mi vida a cambio de dos, estaría bien.
- ¡No! - gritó - entiende que no - continuó gritando - si te pasaba algo ese día jamás me lo hubiera perdonado - me miró - sería como perder un pedazo de mi alma y toda mi felicidad junta.
Me sorprendí. ¿Por qué lo diría?, ¿Ya me consideraba su amigo?
- No te culpes por nada, después de eso sólo te queda valorar más tu vida - me abrazó
- Tienes algo de razón - sonreí - la disfrutaré a tu lado - ¿Qué dije? - Amigo - sonreí de nuevo, así de oía mejor.
- Sí - miró las flores que estaban frente a nosotros - amigo — pude notar como hacía una mueca
Se levantó y cortó tres pequeñas flores para después darmelas.
- Tres flores para otra flor - rió
- Muchas gracias amable caballero - las tomé y reí con él
- De nada joven príncipe - me sonrojé por lo que me había dicho, usualmente no es así conmigo - Tenemos que irnos ya, son las tres y tú entras a trabajar a las cuatro treinta - se levantó de la banca.
- ¿Te veo ahí a las cinco con las donas y el café? - reí
- A las cinco será - rió igual y nos subimos a la camioneta escolar.
[...]
- ¿Crees que sea bueno conocer gente nueva? - llegó al mostrador donde me encontraba - Me refiero a que si quieres conocer a unas personas, son mis mejores amigos de toda la vida.
- Si, 'las nuevas amistades jamás están de sobra' - cité la frase que él me dijo cuando empezamos a hablar hace tiempo y le entregué sus donas y su café.
- Gracias - las tomó - el chico de allá - señaló con un movimiento de cabeza hacia la ventana - el que está de negro se llama Fermín y el que está de azul se llama Galván - en ese momento ambos chicos voltearon a vernos y se acercaron a saludar a Aristóteles.
- ¿Nos podrías dar dos capuchinos por favor? - dijo el que parecía ser Fermín.
- Y dos donas de chocolate - dijo alegremente Galván.
- Estaremos aquí para poder platicar contigo - dijo Aris mientras se sentaba en los bancos del mostrador junto con los dos chicos, tenían pinta de ser buenas personas
- ¿Trabajas aquí.. - Fermín leyó mi gafete - Cuauhtémoc?
- El que tenga el uniforme del local no significa que lo haga - reí junto con ellos — Sí, trabajo aquí
- Perdón pero mi hermano a veces hace preguntas un poco tontas - habló Galván con un acento Colombiano.
- ¿Ustedes son de Colombia? - pregunté
- El que tengamos acento Colombiano no quiere decir que seamos de Colombia - los tres rieron - No, yo soy de Ecuador y Galván es de Perú pero yo me fui a vivir a los nueve años a Colombia y allá nos conocimos.
- ¿Entonces no son hermanos? - Aristóteles rió después de mi pregunta
- Tu novio es un poco distraído Córcega - pasó su brazo por el cuello de Aristóteles que estaba sonrojado
- No somos hermanos, así nos decimos por el cariño que nos tenemos ya que crecimos juntos - bebió de su capuchino que le acababa de entregar
- Y Cuauhtémoc no es mi novio - Aris bebió de su café.
- Como sea - se levantó del banco - Fermín y yo nos vamos, tenemos que hacer unos mandados.
- ¡Pero a penas nos trajeron los capuchinos y las donas! - se quejó
- Tomate eso rápido y las donas te las llevas - dejó un billete en el mostrador y se bebió tan rápido su café que cuando me di cuenta el vaso ya estaba frente a mis manos.
- Gracias por el servicio, fue un gusto conocerte Cuauhtémoc - se fueron del local un poco apurados comiendo sus donas.
- Son muy extraños - le dije a Aristóteles
- Sí que lo son - se puso algo nervioso - yo también tengo que irme, te dejo trabajar Temo - me dio un billete y un abrazo rápido para después correr a la calle.
- Adiós - se fue y comencé a recojer los vasos que estaban ahí.
[.....]
- ¿Qué tal tu día? - pregunté mientras entraba al edificio con Aristóteles
- Aburrido - puso su mano en mi hombro mientras caminabamos - ¿Y el tuyo?
- Cansado - imité su acción y seguí caminando - ya es hora de dormir.
Llegué a mi departamento y me despedí de Ari con un abrazo, amaba sus abrazos, era como abrazar una almohada. Ojalá que nunca me falte
- Te veo mañana Temo - dijo Aristóteles mientras subía las escaleras hacia su departamento
- Te veo mañana Aris.
Entré a mi cuarto, me tiré a la cama y me dispuse a dormí. Había sido un día muy pesado en el trabajo. Un merecido descanso me ayudará.

ESTÁS LEYENDO
Anoche te soñé
Short StoryQué no haría yo por darte un último abrazo. Qué no haría yo por tenerte conmigo otra vez.