"Cuánto me duele"
Capítulo 11
- ¿Ya estás listo? — llegó sonriendo Ari a mi departamento al mismo tiempo que yo salía
- Ya — reí y cerré la puerta para empezar a caminar junto a él
- ¿Te confieso algo?
- Va
- No hice la tarea.
- ¿Había tarea? — ambos reimos.
- Cállate Cuahutémoc, tú si la hiciste — rió — pásala cuando lleguemos
- Está bien — pasó su brazo por encima de mis hombros y seguimos caminando.
No sé quién le estaba haciendo más daño a mi salud mental, si él o yo mismo al permitirme seguir viéndolo después de haberme roto el corazón.
Llegamos a la escuela y comenzó a copiar mi tarea, mis horas de esfuerzo ahí se fueron.
- Que lindos se ven juntos chicos — llegó alguien que no conocía — ¿Ya te le vas a declarar, Aristóteles? — comenzó a reír
- ¿Por qué piensan que yo soy gay? — se levantó y aventó las libretas contra el piso donde estábamos sentados.
Me tocó sólo mirar como ese lindo y dulce chico se convertía en un monstruo cuando se enojaba.
¿Quién lo diría? Sí que le molestaba el hecho de vernos juntos en algún futuro como algo más que amigos. Cuauhtémoc vete de ahí ya, es algo muy tóxico. No es una buena amistad.
Sólo veía como Aristóteles seguía peleando y no entendía que decía hasta que salí de mi transe y escuché algo que sinceramente me rompió más de lo que ya estaba.- Él es el gay — me señaló — yo no estoy interesado en ningún hombre ¡No soy gay! — se veía furioso. Más de lo normal.
No dije nada, lo miré y me fuí. No voy a llorar frente a él.
Juro que creí que era la mejor persona del mundo. La mejor persona del mundo no va contando secretos tan secretos a todo el mundo, así que no lo es.
Mientras me iba logré escuchar risas e insultos de todos al rededor pero qué me importaban ellos en ese momento. Lo único que me importaba y que estaba en mi mente era la idea de que mi "mejor amigo", el chico al que más quería en éste asqueroso mundo estaba divulgado mis secretos por todos lados.
¿Qué clase de amigo hace eso? Posiblemente no sea realmente mi amigo.
[....]
- Espera un poco Temo — hablaba mi amigo desde el otro lado de la pantalla — ya verás que regresará corriendo a ti y te rogará por otra oportunidad. Dejá que abra los ojos, que reaccione y sepa todo lo que está haciendo mal.
- No lo sé Diego — estaba secando mis lágrimas — tengo miedo.
- No deberías tenerlo — empezó a caminar con su celular — yo te quiero mucho y sabes que siempre te apoyaré en lo que sea, lo que menos me gusta es verte triste porque tus penas son mis penas — se sentó en lo que parecía ser su cama, eso de adivinar por donde estaba yendo era difícil por esa pequeña pantalla de mi celular — lamento mucho que te enamores de idiotas que no saben valorar lo que realmente eres. Yo fui un idiota hace algo de tiempo.
- Me enamoré de ti hace algo de tiempo — reí — gracias por escucharme siempre.
- De nada, siempre estaré para ti — sonrió
- Gracias por todo Diego.
- Gracias a ti Temo.
Por lo menos aún tenía un amigo que me apoyaba en todo y no trataba de hacer pedazos mi felicidad.
Esos son los amigos verdaderos.
Esos son los amigos en sí.
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Anoche te soñé
Short StoryQué no haría yo por darte un último abrazo. Qué no haría yo por tenerte conmigo otra vez.