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"Mentí"

Capítulo 09

Estaba sentado en la orilla de mi cama mirando fijamente mis zapatos, últimamente me distraía con cosas tan insignificantes.

- ¿Cómo está mi Temo? — llegó mi padre con un par de globos amarillos que decían "Recupérate pronto" y "Te amamos"

- Bien — reí — ¿Y esos globos?

- Uno te lo manda Aristóteles y el otro lo compramos entre la tropa López — rió — Éste es de nosotros — me extendió el globo que decía "Te amamos"

- Déjalo por ahí en el techo — reí — muchas gracias papá, ¿Ya sabes cuándo podré salir de aquí?

- Sí — soltó ambos globos al techo — ¡Nos vamos hoy mismo! — dio un brinco de felicidad.

Me sentía feliz porque regresaría a casa después de haber pasado ya cuatro días pero ya no vería a Aristóteles.

- ¿Aristóteles también?

- No, él llegó muy grave al hospital pero no lo demostraba — me miró serio mientras hacía una mueca — En estos días se ha estado sintiendo muy mal — acarició mi mano — tal vez no salga hoy ni mañana pero sé que se va a recuperar pronto Temo, pide por él.

- ¿Qué tan grave está? — comencé a preocuparme. Salvó mi vida.

- No está grave — se puso nervioso — no tanto como para tenerlo en el hospital por semanas.

- ¿Puedo verlo? — me levanté. Tenía la ligera impresión de que me estaba mintiendo

- Vamos a su habitación hijo — sonriendo me ayudó a caminar con mi máquina y me llevé el globo que me había mandado.

Llegamos y estaba despierto. Vi como se movía en su cama y como hacía gestos de dolor.

- Yo te dejo aquí Temo — susurró mi padre y se fue

- Hola campeón — reí y entre a la habitación soltando el globo. Solo recibí un "Hola" seco de su parte. — Gracias por el globo pero, ¿Cómo te sientes?

- ¿Qué no ves? — estaba enojado — terrible — acomodó su almohada

- ¿Estás enojado conmigo? — me senté en una orilla de su cama

- No — rodó los ojos

- Claro que lo estás — me acerqué

- Necesito dormir Temo — se giró dandome la espalda, ¿Por qué actuaba así?

- Perdón por molestarte Ari.

Me levanté dispuesto a salir de la habitación cuando un "¿Tú cómo estás?" salido de los labios de él, me detuvo.

- ¿Sabías que eres muy bipolar? — reí regresando

- No tienes idea del dolor que estoy cargando — me miró — me hace estar de mal humor — hizo un gesto de dolor

- ¿Es muscular? — toqué su abdomen y soltó un quejido.

- Sí, me golpearon a más no poder — rió un poco, se notaba que le dolía al hacer cualquier cosa — ¿Cómo no iba a estar adolorido?

- Fue mi culpa Ari, lo siento — tomé su mano

- No, no lo fue — me miró — me defendiste como pudiste y te lo agradezco.

- Te defendí porque no quería perderte — ¿Qué dije?

- Sí, lo he notado — me miró serio y segundos después hizo una mueca

- Aristóteles... — me acerqué más a él — hay algo que te he querido decir desde que nos conocimos.

- Puedes confiar en mí — parecía que él sabía lo que le diría, no estaba mostrando interés

- Cuando te conocí creí que me iba a volver loco — reí nervioso — creí que la idea de que tú y yo estuviéramos juntos era imposible — tomé su mano — nunca me imaginé que iba a encontrar a una persona tan maravillosa, especial y perfecta como lo eres tú pero.. — me interrumpió

- Por favor no sigas — soltó mi mano — creí que te había dejado muy en claro que no me gustan los hombres. Yo no soy gay ¡No me gustas! Perdón si jugué con tu mente o si te di señales confusas pero no, no me gustas — me levanté de la cama sin decir nada, mi corazón estaba completamente roto, ¿Así se siente tener un corazón roto?

No me di cuenta de cuando empecé a llorar, debería de escribir un libro sobre cómo fracasar en el amor. Me iría de maravilla.

- Creí que tú.. — alguien entró a la habitación y no me dejó continuar, buen momento para interrumpir.

- ¡Aristóteles! — entraron gritando dos chicos mientras se empujaban entre sí — ¿Cómo estás capitán?

- ¿Capitán? — preguntó ignorando mi presencia totalmente. Claro que me fui de ahí.

¿Por qué la gente juega así con tus sentimientos? No lo quiero volver a ver en mi vida.

Sé que no cumpliré lo que dije pero espero que cambie.

Anoche te soñéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora