"Tiempo sin ti"Capítulo 10
Ya pasaron tres meses desde que le confesé mis sentimientos a Aristóteles.
Me recuperé de aquella tarde en esa playa y regresé a trabajar.
De lo que no me recuperé fue de la indiferencia de quién antes era mi mejor amigo al encontrarme en los pasillos del edificio.
Dejó de ir a comprar al puesto donde yo trabajaba solo para evitarme.
Trabajé muy duro en hacerle entender a mi mente que él no era el indicado para mí pero mi corazón venía y le decía otras cosas.
Mi tía me regaló un poco de dinero cuando se enteró que estaba ahorrando para comprar un coche, siempre le ha gustado apoyarme en todo.
Mi papá me dió la mitad del costo y aunque yo me opuse él logró hacer que lo recibiera.
Yo tomé todos mis ahorros viejos y los nuevos para juntar la otra mitad y lo logré.
Compré ese carro.No tenía licencia pero era un sueño cumplido tenerlo frente a mi. Tal vez lo podría manejar en algún lugar lejano alguna vez. O quizás me arriesgaría y lo manejaría en las calles de la ciudad.
- Sal de tu transe ya — oí su risa después de tanto tiempo sin hacerlo — ¿Podemos hablar Temo?
- ¿Quieres humillarme más? — me levanté de las escaleras y comencé a caminar hasta mi departamento
- Quiero arreglar las cosas — me tomó de la mano y me jalo hasta él — ya no puedo seguir fingiendo que no existes.
- Yo no te pedí que lo hicieras — me solté
- Perdón por no haberte escuchado ese día — volvió a tomarme del brazo cuando vio que me volteé — ¡Déjame hablar contigo! — gritó
- ¿Qué es lo que quieres de mí? — grité — ¿A caso te sentiste solo estos últimos meses?, ¿Quieres lastimar más mi corazón? — algunas lágrimas comenzaron a salir.
- Temo... — se quedó callado por unos segundos, quizás estaba pensando en que inventar ahora — yo no quería lastimarte, vengo a pedirte perdón y quiero que hablemos sobre lo que pasó — me tomó de ambas manos.
- Aristóteles Córcega... — alguien salió del departamento de enfrente — ¿¡Me puedes explicar qué estás haciendo!? — gritó quién parecía ser su padre.
- Papá.. — soltó mis manos — él se sentía mal y yo sólo... — titubeó — lo estaba ayudando.
- Ya deja de mentir — susurré y me fui de ahí.
No tengo idea de que pasó con su padre pero unas horas después me citó en la azotea. Dude sobre si ir o no pero al final me traicioné a mí mismo.
- No supe cómo reaccionar — sólo se disculpaba con oraciones sin sentido.
- Deja de confundirme Aristóteles — me tomó de las manos — ¡Yo te quiero de verdad y si tú no puedes corresponderme deja de buscarme! —grite con un nudo en la garganta. No podía evitar sentirme fatal cada que él estaba cerca — No sé que es lo que quieres de mí — solté sus manos, ya no esperaría más por él.
- Temo... — me miró con tristeza — yo sólo quiero que estés bien, quiero arreglar las cosas... — lo interrumpí, ojalá dejara de ser tan falso
- ¿Y para qué? ¿Para que seamos amigos? ¿Para tener que soportarte todos los días y llamarte amigo cuando lo que siento por ti es amor? ¿No puedes entender que estoy enamorado de ti? — me solté a llorar. No podía ser fuerte con él frente a mí.
- Temo... — secó algunas lágrimas que tenía en mi cara — dime todo lo que no me pudiste decir ese día y prometo que escucharé con atención.
No sabía si confiar en él pero me arriesgué. Terminé de decirle lo que no había podido en aquella habitación de hospital, todo lo que sentía, todo lo que me provocaba. Cuando terminé él sólo sonrió y me abrazó.
- Ya te desahogaste, ¿Cómo te sientes ahora?
- Supongo que un poco mejor — sonreí
- Eso está muy bien — palmeó mi espalda — lamento haberte hecho sentir mal.
- No te preocupes — vi la hora — es tarde, mañana toca escuela.
- Entonces a dormir — rió y bajamos las escaleras juntos hacia nuestros departamentos — Buenas noches Temo.
Dicho eso se metió a su departamento y yo bajé hasta el mío, me sentía bien conmigo mismo, quizá las cosas cambiarían.
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Anoche te soñé
Short StoryQué no haría yo por darte un último abrazo. Qué no haría yo por tenerte conmigo otra vez.