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"Extraño tu mirada sobre mí"

Capítulo 08

Un "buenos días chicos" seguido del ruido de una cámara hizo que me despertara por completo.
Volteé a mi izquierda y estaba Aristóteles abrazandome completamente dormido, como si yo fuera un oso de peluche.

- Despierten bellos durmientes — Galván aplaudió cerca de la cara de Ari y Fermín de la mía.

- Estoy despierto — dije quitando el brazo de Aristóteles de mi pecho

- Que lindos son ustedes dos — salió de la camioneta — lo volveré a repetir; ustedes harían una linda pareja — rió

- Galván, no digas esas cosas que Aristóteles se enoja — continuó riendo — Tenemos un bello recuerdo de ustedes — me aventó la foto que antes había tomado y la guardé en mi bolsillo cuando vi que Aristóteles despertó.

- ¿De que me enojaría? — se sentó tallandose los ojos y aún con voz ronca. Maldita sea, que hermoso.

- De que ya no hay comida — dijo Fermín — no vas a desayunar chiquitín

- ¿Seguimos en la playa? — salió de la camioneta y acomodó los asientos

- Sí, nos regresaremos después de comer.

Era cierto, seguíamos en la playa. Se me había olvidado por completo avisar, mi padre me va a matar.

- Le marcaré a mi padre, se me había olvidado avisar donde estaba — salí de la camioneta mientras escuchaba las risas de aquel par.

"Dile que le avise a mi madre, por favor" gritó Aristóteles mientras se ponía una camisa.

Le marqué a mi padre e inmediatamente contestó gritando.

"Cuahutémoc López, me tenías con el Jesús en la boca"  Después de esto tal vez llegaría a mi casa pero no a los dieciséis años de edad, me va a matar cuando me vea.
"Dime que estás con el Aris" se escuchó una voz del otro lado de la línea.
"Es Polita, está preocupada por su criatura" mi padre rió "¿Sí estás con él, verdad Cuauhtémoc?" Le confirmé pasándole el teléfono a Aristóteles.

Un rato después me lo dio.

"Son tal para cuál" se escuchó desde el otro lado de la camioneta

- Ya estuvo bueno Galván — gritó y se levantó más enojado que nunca hacia él — Se suponía que nos la pasaríamos bien pero lo único que haces es molestarme con Cuauhtémoc — lo empujó — vuelves a hacer otro comentario así y te va a ir muy mal.

- ¿Si sabes con quién estás hablando cierto? — lo dijo con un tono muy rudo. No quiero que le pase nada a Ari.

- Galván, déjalo — llegó Fermín jalando a su compañero y se fueron otra vez al otro lado de la camioneta.

Un "Esto no se queda así Córcega" se escuchó pero yo aún no distinguía las voces de aquel par. Supongo que fue Galván.

- ¿Estás bien Ari? — le acaricié la mejilla

- ¡Deja de molestar Cuauhtémoc! — gritó. Este chico se alteraba muy rápido.

- Yo sólo estoy tratando de ayudarte.

Anoche te soñéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora