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EPÍLOGO
EL INICIO DE UN NUEVO COMIENZO

- Buenos días chicos — hablaba una maestra en aquel salón azul del último año de preescolar — tal vez muchos de ustedes se conozcan y algunos no, porque veo muchas caritas nuevas — sonrió — vamos a presentarnos ¿sí?

Al hacer esa pregunta todos los niños gritaron que sí y comenzaron a pasar al frente.

- ¡Tú! — le dijo a un niño que estaba hasta atrás — pasa, pequeño.

- Me llamo Isrra y tengo 6 años — sonrió — me gusta mucho la actuación y el básquetbol.

- A mí también me gusta mucho el básquetbol aunque soy más de voleibol— alzó la mano un niño sonriente que antes ya se había presentado, si no mal recuerdo su nombre era Kalev.

- ¿Quieres ser mi nuevo mejor amigo? — Isrra rió

- Claro que sí — Kalev se levantó y fue a abrazarlo — siento como si ya te conociera desde antes — ambos rieron.

'La risa no es un mal comienzo para una amistad y está muy alejada de ser el final de una'. [El retrato de Dorian Gray]

[...]

Ambos chicos jugaron todo el receso y se sentaron juntos lo que quedaba del día.
Conectaron tan fuerte que siento que ellos ya se conocían en sus vidas pasadas. ¿Quién podría saberlo?
Quizá tú, quizá yo y quizá ellos.

Pero vamos, eran a penas niños de 6 años, ¿Qué podrían saber de vidas pasadas?, ¿Qué podría saber del amor?

[....]

La hora de salida llegó al igual que los padres esperando, llegaron por casi todos los niños y solo quedaban Isrra y Kalev.

Dos "Buenas tardes, vengo por mi hijo" se escucharon al mismo tiempo provenientes de diferentes padres.

- ¡Papá! — gritaron ambos niños y corrieron hacia sus respectivos padres.

- Lamento haber hablado al mismo tiempo que tú — rió un muchacho de aproximadamente 20 años que al parecer era el papá de Isrra — me llamo Aristóteles — aquel joven de cabello rizado y claro le extendió la mano al otro muchacho de cabello negro.

- No te preocupes — le tomo el saludo de mano — mi nombre es Cuauhtémoc — le sonrió.

- Papá, ¿Me compras un dulce allá afuera? — habló Isrra haciendo una tierna cara

- Claro hijo, despídete de tu amigo — dicho eso Isrra y Kalev se despidieron y Aristóteles y Cuauhtémoc también — nos vemos pronto Cuauhtémoc, que tengas buen día, hasta pronto maestra.

Salió de aquél salón de clases y le compro un dulce a su pequeño hijo.
Robaba miradas a donde sea que fuera pero hoy robo más que eso, al parecer se robó el corazón de alguien, se robó el corazón de Cuauhtémoc.

Eran dos adultos desconocidos que habían conectado bien la primera vez. Tal vez la historia de sus vidas pasadas se volvería a repetir en esta vida.
Nadie podría asegurarlo pero sólo ellos sabrán lo que les ocurrirá en un futuro. En su futuro.

Anoche te soñéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora