1 - Antes de la peregrinación

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Alguna vez tuvo un nombre, sus padres se lo pondrían. Pero ya no se acuerda, y todos la conocen como Lena, nombre que ha sido adaptado de la pronunciación en demonio de lo que parece ser "pequeña", "enana", "cría" o algo parecido. Así dijo que se llamaba cuando despertó de pequeña de un coma de un mes, hace veintiún años, sin saber que había iniciado el hecho más importante en la salvación humana, la creación de la primera esfera de luz.

Veintiún años han pasado ya de eso, y poco a poco la humanidad se ha hecho un hueco, hay un mundo entre lo que había antes, y lo que hay ahora. Cúpula, la ciudad más céntrica en la esfera, rezuma vida, los edificios han sido restaurados, hay comercio, hay prosperidad. La humanidad, terriblemente mermada, respira un poco. Todo comienza a renacer, por lo menos, para los que están dentro de las esferas de luz, para los que están protegidos. Aunque aún están lejos de la recuperación total y de la paz, están más cerca que nunca.

La esfera de luz que cubre todo el terreno central y los protege, creada por Lena, parece no debilitarse. Pero sí se debilitan las "farolas", herramientas creadas por los humanos para expandirse, imitando el poder de la esfera. Estas farolas se alimentan de unos objetos llamados frutos de luz, que se crean de forma natural cada mucho tiempo en unas estructuras antiguas y, una vez arrancados, van perdiendo su poder hasta apagarse. Lo pierden muy rápido, a no ser que uno de los pocos humanos nacidos con el don de portar la luz esté cerca, manteniendo su energía hasta su destino.

Y de eso trata la peregrinación. Cada siete años las farolas se debilitan, y todos los portadores de luz tienen que recoger los frutos y llevarlos a las farolas, para cargarlas, y así continuar defendiéndose de lo que está fuera, de la oscuridad. Lena fue la primera portadora que se conoce, o más bien, que sobrevivió, porque antes de ella, todos los que podían llegar a ser portadores, eran llevados por los demonios sin dejarles desarrollar su poder y nunca más se sabía de ellos. Hay muchas teorías de cómo se salvó, es algo de lo que ella no habla. A sus cinco años, los demonios la encontraron y se la llevaron, pero vivió, y originó la esperanza de la humanidad creando la primera esfera. Los portadores aprendieron a dominar su poder, y son la mejor arma existente contra demonios, con un solo estallido de luz pueden convertirlos en piedra, pueden destruirlos. Aunque su poder no es inagotable, como una batería, se acaba, y recuperarlo cuesta tiempo. Con la ayuda de los portadores, se consiguieron hacer incursiones para encender farolas, y la humanidad se expandió levemente. Pero aún son pocos portadores, y necesitan tiempo para ser más y poder seguir el proceso.

Por todo ello la gente adora a los portadores, a Lena especialmente. Todos la adoran, no solo por su enorme belleza, sino por su actitud, porque todo lo que aporta al mundo es luz, optimismo y bondad. Así, de los diez portadores conocidos, ella ostenta el título de "hija de la luz". Pero detrás de todo eso, sufre, pues el peso que lleva encima aplastaría a cualquiera.

Hoy es el día del recuerdo. Una vez al año se realiza una fiesta general para recordar el día del renacimiento, en el que se creó la primera esfera. Esta fiesta es especialmente ostentosa en Cúpula, donde reside Lena. Feriantes y gente de todas partes vienen aquí a pasar el día, es un día donde la gente recupera la sensación de motivación, de esfuerzo y de salvación. Es un día alegre, excepto en la parte que Lena visita el núcleo. Cúpula está rodeada por un inmenso bosque, y a poca distancia, hay un enorme claro, al que todos llaman el núcleo. El claro contrasta con el bosque, parece que no debería estar ahí. Es donde se generó la esfera de luz. En todo el centro, hay un altar de piedra, sencillo, y con una sola inscripción: La luz necesita oscuridad, y la oscuridad necesita luz. Muchos dicen que guarda una tumba debajo, pero nadie lo asegura. En esa zona hay cientos de estatuas de piedra de demonios. Son las únicas que se han dejado intactas, que no se han destruido. Se han dejado para recordar, se han dejado para no olvidar.

Hijos de la luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora