4 - Los elegidos

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¿Por qué no te levantas?

Una mujer lo lleva en brazos, corriendo. Ya se puede ver la esfera de luz, hace poco que se creó. Y llegan. La mujer deja a Liam en el suelo, ha quedado agotada.

—Vamos pequeño, se lo prometí a tu padre, tengo que ponerte a salvo.

—¿Dónde está? —El pequeño solo tiene cinco años y es todo inocencia, no comprende. La mujer no contesta.

Unos hombres aparecen en el camino. La mujer pone al niño detrás de ella.

—¿A dónde vais vosotros dos? —El hombre que va delante los observa de arriba abajo. La mujer intenta ocultar al niño que tiene detrás, pero el hombre puede ver brillar sus ojos rojo esmeralda—. Huimos de Ebadia, los demonios se han vuelto locos y han aniquilado a todos.

La mujer quiere intentar irse cuanto antes, pero uno de los hombres se acerca, y sin mediar palabra, le atraviesa el estómago con una daga grande. La sujeta, hasta que cae al suelo. Liam está quieto, no sabe qué está pasando, no entiende nada.

—Es nuestro día de suerte, libres de demonios y contigo, sacaremos una buena tajada por ti.

Se lo llevan. El niño provenía de la oscuridad, había estado ocultándose siempre, y la vida que le esperaba ahora, dentro de la luz, sería aún peor.

Liam está despertando, y escucha como alguien le habla.

¿Por qué no despiertas?

Liam mira a su alrededor buscando quién le ha hablado. Ve a Jaina mirando por la ventana, ajena a él, ¿Había sido ella? No era su voz. A su lado, sentada en una silla, y con la cabeza apoyada en la misma cama donde él reposa, está Lena. Duerme, y sujeta su brazo izquierdo con dulzura, con su cara apoyada en él. Al ver a Lena en su brazo, se pone nervioso, no sabe si moverlo, o si dejarlo ahí, así que se queda quieto. Al menos le tranquiliza comprobar que ha recuperado la movilidad y la vitalidad.

—Perdona, ¿Me has dicho algo? —Liam se dirige a Jaina, que se da la vuelta.

—¡Gracias a la luz!, ¡estás despierto! —Jaina, como si no le hubiese escuchado, sale corriendo por la puerta, sin decir nada más. Eso despierta a Lena.

—¡Estás despierto! —Lena se lanza a abrazarle, y él no sabe bien cómo responder, más por vergüenza y miedo, que por ganas. Al comprobar que se ha dejado llevar, Lena recupera la compostura y se sienta normal. Liam levanta el brazo para mirar los puntos de luz, que brillan. Se atreve a hablar.

—Lo siento, no sé en qué estaba pensando cuando lo toqué. —Se acababa de dar cuenta, ¿Qué había hecho? ¿Fue la mejor solución? Esto iba a traer problemas.

Por la puerta entra Jaina acompañada de Ethan y Marduk.

—¿Cómo te encuentras? —Marduk mira el brazo de Liam, como comprobando el estado de luz de sus puntos.

—Bastante bien señor, no entiendo cómo, pero muy bien. —Mientras Liam dice esto, Lena mira a Jaina, como esperando una disculpa. Jaina se encoje de hombros.

—Por favor, dejadnos un momento. —Marduk espera a que todos salgan, y se sienta al lado de Liam, mientras devuelve el pequeño saludo de despedida que Lena hace antes de salir.

Marduk mira un papel con una lista de nombres que tiene en la mano.

—No se ha separado de ti ni un segundo.

—Lo entiendo señor, tiene que mantener el fruto lo mejor posible.

Marduk mira a Liam como un profesor a un niño que no se entera de nada. Liam mira su fruto e intenta excusarse.

Hijos de la luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora