—Y entonces, ¿ya no volverán? —Uno de los niños sentados, que ha estado escuchando atentamente, pregunta. Airo responde.
—No lo sabemos. Quiero pensar que nos ven, que siempre nos protegerán. —Airo se incorpora, ya está cerca de los setenta años y tanto tiempo sentado le produce molestias—. Y quien sabe, a lo mejor vuelven a caminar entre nosotros. Y ahora chicos, podéis seguir con la visita.
La niña de cinco años que estaba sentada a su lado salta para ir a abrazar a su madre. Jaina la coge en brazos y la lleva con Ethan, su padre quiere enseñarle algo.
Un joven, enorme, viene a saludar a Airo, le da un abrazo.
—No me canso de escucharte. —El chico tiene cicatrices en su cuerpo, donde antaño hubo marcas negras de infección—. Todo lo que cuentas de mi padre, ¿Es cierto?
Airo sonríe al hijo de Gerd.
—Me quedo corto, si lo hubieras visto...
Charlan un rato. Ethan y Jaina hablan a su hija de las estatuas aquí erigidas, para conmemorar a los hijos de la luz, los que trajeron de vuelta el equilibrio.
La oscuridad no se ha ido, pero en Salvación se han encendido más farolas, ya son más de veinte los portadores conocidos. La oscuridad es escasa y el mundo respira.
El equilibrio ha vuelto. Y así, desde la distancia, desde su hogar, La Luz y su protector miran como el mundo vuelve a brillar, por lo menos, por ahora.
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En la oscuridad nació la Luz, inocente, pequeña
En la oscuridad creció la Luz, esclava, sumisa
En su sufrimiento la Luz se levantó, se reveló
Y todo el universo, tembló
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Hijos de la luz
FantasyHace mucho tiempo que la oscuridad invadió este mundo. Unas estructuras antiguas, que los humanos relacionaban con sus dioses, se abrieron. Nadie sabe cómo, nadie sabe el porqué, se abrieron y la oscuridad llegó. Y fueron sometidos, todos. Y así, e...