21 - El equilibrio

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—Y entonces, ¿ya no volverán? —Uno de los niños sentados, que ha estado escuchando atentamente, pregunta. Airo responde.

—No lo sabemos. Quiero pensar que nos ven, que siempre nos protegerán. —Airo se incorpora, ya está cerca de los setenta años y tanto tiempo sentado le produce molestias—. Y quien sabe, a lo mejor vuelven a caminar entre nosotros. Y ahora chicos, podéis seguir con la visita.

La niña de cinco años que estaba sentada a su lado salta para ir a abrazar a su madre. Jaina la coge en brazos y la lleva con Ethan, su padre quiere enseñarle algo.

Un joven, enorme, viene a saludar a Airo, le da un abrazo.

—No me canso de escucharte. —El chico tiene cicatrices en su cuerpo, donde antaño hubo marcas negras de infección—. Todo lo que cuentas de mi padre, ¿Es cierto?

Airo sonríe al hijo de Gerd.

—Me quedo corto, si lo hubieras visto...

Charlan un rato. Ethan y Jaina hablan a su hija de las estatuas aquí erigidas, para conmemorar a los hijos de la luz, los que trajeron de vuelta el equilibrio.

La oscuridad no se ha ido, pero en Salvación se han encendido más farolas, ya son más de veinte los portadores conocidos. La oscuridad es escasa y el mundo respira.

El equilibrio ha vuelto. Y así, desde la distancia, desde su hogar, La Luz y su protector miran como el mundo vuelve a brillar, por lo menos, por ahora.

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En la oscuridad nació la Luz, inocente, pequeña

En la oscuridad creció la Luz, esclava, sumisa

En su sufrimiento la Luz se levantó, se reveló

Y todo el universo, tembló

Hijos de la luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora