Liam despierta. Ha dormido mal, un sentimiento agrio le ha acompañado toda la noche por haber huido de Lena. Se convence de que es lo mejor. Mira su brazo, ya queda poco para liberarse, para acabar con un sentimiento que le hace sufrir más que cualquier dolor físico.
Se prepara, van a salir pronto hacia Angelare, fuera puede oír cómo se está preparando la partida. Sale de su habitación. Al salir, ve a Lena, hablando con Jaina, que está apoyada en la pared. Lena habla con la cabeza gacha. Las dos lo miran.
—Buenos días. —Ambas saludan a la vez. Jaina mira a Liam, Lena no.
—Buenos días. —Liam agacha la cabeza y se va en dirección contraria, a buscar algo de desayunar.
—Deja de atormentarte. —Jaina y Lena llevan un rato hablando de ello. Desde pequeñas, Jaina y Lena se han contado todo, o casi todo.
—No lo entiendo. —Lena mira el candado que sujeta en su mano. El candado que Liam abrió para salvar su vida. Lo ha guardado para recordar—. Ese día, lo sentí a través de la puerta... ¿Sabes? No lo puedo explicar, pero lo que hizo... —Lena guarda el candado—. Y ahora, parece que me odia.
—No te odia. —Jaina siempre tiene palabras para Lena—. Todos estamos agotados, estamos pasando por mucho, será su forma de superarlo, ya se le pasará.
Por una vez, Jaina no ha convencido a Lena. Suena una puerta. Una chica, con vestido de fiesta, sale de la habitación de Ethan. Al ver que la miran, saluda cortésmente y se va medio corriendo. A los segundos, sale Ethan, despeinado y con el torso desnudo. Al ver que están ahí Lena y Jaina se sorprende, se avergüenza. Saluda y entra de nuevo en la habitación.
—¡Date prisa Ethan, salimos en veinte minutos! —Jaina grita, sin despegarse de la pared. Lena nota el gesto de enfado de Jaina. Se ríe un poco. Al verla reír, Jaina se tranquiliza un poco.
—Es que es idiota, —Las dos comienza a irse—, idiota perdido.
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Reabastecidos, y algo descansados, los hijos de la luz continúan su viaje. Se ha destinado parte del ejército de Tunesia a acompañarlos. En todas las peregrinaciones la guardia personal de los portadores, al completo, los acompaña, para seguridad y logística. Esta vez, dado los cambios de planes, no fue así. Ahora son soldados de Tunesia los que hacen esta labor.
Todos hablan de la evacuación de Ursia, que ya ha comenzado. Quedan pocos días para que las farolas no cargadas se agoten y no se ha perdido el tiempo.
A su paso por los pueblos de camino a Angelare la gente sale a recibirlos. La peregrinación empieza a parecerse a la de otros años. Pero dada la situación y estado actual del fruto, se hace todo deprisa, sin perder el tiempo en cualquier cosa que no sea necesaria.
Avanzan cómodamente, por fin llegan a Angelare.
Pese a la cercanía de Angelare y Tunesia, son regiones muy diferentes. Angelare es muy teocrática. El dirigente es un sacerdote de la luz llamado Nathiel. Es responsable tanto de la política de la zona como de los portadores. Es la única región donde una persona sustenta dos cargos así. Angelare es una ciudad muy bonita, mezcla perfectamente la naturaleza con edificios voluminosos, casi todos blancos y altos. La ciudad también es famosa por poseer las termas de la luz. No se sabe el motivo exacto, pero las termas de Angelare deben de tener influencia de la luz por algún motivo geológico, como si esa energía que protege a los humanos traspasase el suelo y se moviese levemente por las aguas, iluminándolas, creando un efecto precioso. Según muchos tienen la capacidad de sanar, pero no está probado. Al lado de las termas se construyó un palacio destinado a los portadores de la luz, no de forma exclusiva, ya que se admiten visitantes, que suelen ser de alta cuna.
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Hijos de la luz
FantasyHace mucho tiempo que la oscuridad invadió este mundo. Unas estructuras antiguas, que los humanos relacionaban con sus dioses, se abrieron. Nadie sabe cómo, nadie sabe el porqué, se abrieron y la oscuridad llegó. Y fueron sometidos, todos. Y así, e...