Al día siguiente parten todos de vuelta, hay que preparar la peregrinación. Dada la demora por el incidente de Trale tienen menos tiempo, así que se dividen en dos partes. Lena y quince miembros de su guardia dirigidos por Ethan, saldrán, con la ayuda de Gregor, a buscar el fruto de luz, a dos días de camino, cerca de la frontera de luz. Marduk, con los demás, se llevará el trabajo duro, preparar todo lo necesario para la peregrinación a las tres farolas y así partir inmediatamente una vez Lena disponga del fruto.
Así que dieciocho caballos parten al norte, a una zona deshabitada y de montaña, donde, en unas estructuras antiguas, recogerán el fruto de luz.
Derek y Liam cabalgan al lado de Gregor. Es un erudito de unos cuarenta años, le encanta contar cosas sobre lo descubierto acerca de la oscuridad y la luz. Aunque aburre a la mayoría, a ellos dos no les importa escucharle, sobre todo a Derek.
—No sabemos de donde salieron los frutos de luz, pero yo creo que fueron creados artificialmente, por alguien anterior a nosotros. —El tono de Gregor indica que está contando algo que pocos saben—. Hemos encontrado pocos, justos para las farolas que tenemos, aunque estoy convencido que, fuera de las zonas seguras, hay más. Los pocos que hemos encontrado están siempre protegidos en unas estructuras a las que no se puede acceder antes de tiempo, y para acceder, hay que indicar una clave, que depende de cada ruina. —Gregor pone un tono más serio, dándose importancia—. Menos mal que contaban conmigo y pude descifrar hace tiempo esas claves.
—Pero el fruto de luz, ¿cómo funciona?, ¿se come? —Derek es la compañía perfecta para Gregor, porque le encanta preguntar. Gregor casi se ahoga de la risa.
—¡No!, no es un fruto como tal, aunque se le llame así, es un objeto, es un anillo de luz. Se crea de forma natural, no sabemos cómo, y está siete años cargándose. Si se desprende de su sitio original, comienza a debilitarse, hasta que se apaga totalmente. —Toma un trago de agua, que le hace desequilibrarse un poco en el caballo, se siente más cómodo en una mesa que en un caballo. Recupera el control—. Y ahí entran los portadores. Los que han nacido con el don de la luz, se fusionan con el fruto, ralentizando mucho su deterioro. Si un fruto no estuviese cerca de un portador en todo momento, no duraría ni veinticuatro horas, pero cerca de uno, aguanta bastantes días. Así pueden llevarlo a las farolas correspondientes y cargarlas.
—Vaya, no tenía ni idea... —Derek se rasca la cabeza, no es demasiado listo, pero tiene una energía y motivación enorme que contagia a los demás, así que todo el mundo se lleva bien con él—. ¿Se fusiona?, ¿Qué es eso?
—El fruto pasa a formar parte del portador, se incrusta en su piel y no se desprende hasta que se apaga del todo, es su forma de mantenerse vivo, como un parásito. Es un proceso bastante doloroso... —Gregor toca su mochila, indicando que su contenido es importante—. Pero vamos bien preparados para hacerle el trago a Lena algo más llevadero.
Los caballos paran. Un gran barranco está en frente de ellos, han llegado. Para pasar hay un puente de madera reformado hace poco, bastante largo y de paso individual, así que los caballos y el campamento tendrán que esperar en esta parte. El barranco sigue a ambos lados hasta que la vista se pierde. Al otro lado del puente hay una zona muy verde y montañosa, con un bosque interminable. Si se mira bien, se puede ver la esfera de luz terminando al otro lado, están cerca de la frontera, cerca de la oscuridad.
Algunos guardias comienzan a montar tiendas, pasarán la noche aquí. Jaina se encarga de preparar todo lo necesario en la tienda de Lena para su fusión con el fruto.
—No vamos bien de tiempo, así que saldremos ya. —Gregor lleva un calendario con todo apuntado—. Lena necesitará descansar después de la fusión para volver a primera hora de la mañana.
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Hijos de la luz
FantasíaHace mucho tiempo que la oscuridad invadió este mundo. Unas estructuras antiguas, que los humanos relacionaban con sus dioses, se abrieron. Nadie sabe cómo, nadie sabe el porqué, se abrieron y la oscuridad llegó. Y fueron sometidos, todos. Y así, e...