3 - Cambio de planes

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Mandan un emisor a Cúpula, tienen que conocer lo sucedido cuanto antes. El trayecto de vuelta no es fácil, pero consiguen un carruaje para Liam, donde va Lena dentro, con él.

Ya es de noche y paran a descansar. Jaina entra a ver a Lena. Al entrar, la ve concentrada, emitiendo algo de luz de sus manos apoyadas en Liam, que sigue inconsciente.

—­­­Nadie sabe a ciencia cierta que eso ayude a sanar. —Jaina quiere que Lena recupere fuerzas, las necesitarán. Lena tiene los ojos cerrados, está muy concentrada. Mueve sus manos sobre todo por la rodilla de Liam, ya recolocada—. Lo único que vas a hacer así es agotarte.

Lena se permite parar, abre los ojos y mira a Jaina.

—¿Me puedes asegurar que no sirve de nada? —Se nota el cansancio de Lena en su voz. Jaina niega con la cabeza, así que vuelve a poner las manos, cierra los ojos, y continúa donde lo había dejado.

Mientras todos están comiendo algo, Lena sale del carruaje. Ethan se levanta.

—¿Quieres comer algo? —Jaina tiene preparada ya su parte.

—No, gracias, necesito... despejarme un poco. —Lena empieza a caminar. Ethan deja inmediatamente su cena, y la acompaña. Sin contar a Marduk, Ethan es el miembro de la guardia que trata de forma más directa con Lena. No fue de los primeros en entrar, pero con el tiempo que lleva con ella, tienen confianza.

—Lena, siento todo lo ocurrido. —Ethan se siente culpable, y necesita decirlo. Lena va a contestar, pero Ethan interrumpe—. Era mi responsabilidad haber pensado en todo. No lo hice, en ninguna peregrinación había pasado nada, no podía imaginarme que seríamos atacados por humanos. Todo esto... es culpa mía. —Lena se para, interrumpiéndole y sacudiendo la cabeza, porque sabía lo que Ethan iba a decir, su orgullo no le permitiría seguir desempeñando su puesto después de lo ocurrido.

—¿Culpa tuya? —Lena se culpa a sí misma, pero no lo dice. Mira a Ethan, si existiese un ser humano perfecto, sería él. A nivel físico, había ganado numerosas veces los campeonatos atléticos más famosos, y a nivel de habilidad, no tenía rival. Nunca fallaba, hiciese lo que hiciese, nunca decepcionaba. Atraía la atención de prácticamente todo el mundo, excepto de la persona que más le interesaba. Lena fue al grano.

—Ethan, quédate a mi lado, por favor. —Ethan no dice nada, solo sonríe, y asiente. Ambos vuelven, no podrán descansar mucho, tienen que seguir.


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Mientras esperan su regreso, en Cúpula, ya han recibido la noticia. En una sala de palacio se ha creado un gabinete de crisis, el personal más importante está ahí. Nadie se explica lo sucedido, nunca había pasado nada igual en una peregrinación. Traición humana, aún hay mucho que descubrir, pero ahora, tienen que resolver esta situación, hay que cargar las farolas. Mientras todos hablan nerviosos, Marduk permanece sentado, pensativo y preocupado.

Edmond es un hombre mayor, una de las máximas autoridades científicas, era muy cercano a Gregor, se levanta.

—La pérdida de Gregor es... enorme. Es imperioso que los documentos que llevaba sean recuperados. —Para un segundo, como por respeto a Gregor. Antes de continuar, le interrumpen.

—¿Cuánto estima tu gente que le puede quedar al fruto? —Reynard, el gobernante central, habla sin levantarse. Edmond mira a Annete, una chica con gafas que está de pie junto a la entrada. En sus brazos sujeta bastantes papeles, de forma caótica, como si se fuesen a caer.

—¡Voy! —Annete se dirige al borde de la mesa, para poder hablar a todo el mundo. En su camino, varios papeles se caen, los recoge rápidamente, roja de vergüenza. Se coloca en el extremo de la mesa y comienza a hablar, sin levantar los ojos de sus papeles. Es evidente su nerviosismo.

—Como nos han contado, si el fruto está en otra persona, sin Lena cerca, ya estaría apagado. —Sigue revisando notas—. Basándonos en otros hechos y pruebas de hace tiempo, si Lena está cerca en todo momento, podrá durar más, pero creemos que no más de diez días desde que se fusionó. Aunque no lo sabemos con exactitud, desconocemos su estado actual.

—¡Diez días!, y ya ha pasado día y medio. —Nigel, el coronel del ejército, alterado, se levanta—. ¡Nuestra peregrinación de tres farolas dura casi treinta! Por muy rápido que lo llevásemos, solo en llegar a la primera farola tardaríamos esos diez días, y saliendo mañana ya nos quedarían menos de ocho, es imposible.

Alguien pregunta desde su silla.

—¿No existen más portadores y frutos de otras zonas que podamos usar?

—No. —Un hombre con aspecto de sacerdote, responsable de la logística y política de los portadores de luz, interviene—. Como sabéis, el intento de expansión en el sur de hace un mes fue un fracaso, nuestro experimentado portador de la zona de Ibontus cayó con parte del ejército, según dicen, por un ejecutor. —La palabra ejecutor genera murmullos entre los asistentes—. Le sustituye un portador de nueve años, era el único disponible, y no conocemos más frutos, así que no podemos usar nada sin dejar otras farolas sin luz.

—¿Y si buscamos otros frutos en zona desprotegida? —Vanan es un cartógrafo muy experimentado.

—Eso llevaría mucho tiempo, y no sabemos si encontraríamos algo. —Nigel habla con conocimiento, pues todas las incursiones en zona oscura pasan por él—. Hay que plantearse cancelar la peregrinación, y comenzar la evacuación de las zonas. Si empezamos ya, dará tiempo antes de que las farolas se apaguen.

Es evidente el disgusto que le produce pronunciar esas palabras. La sala estalla en voces, todo el mundo está alterado. Vanan levanta mucho el tono de su voz para hacerse escuchar.

—Se me ocurre otra cosa. —Se levanta para mirar el enorme mapa colgado en la pared lateral, señala una zona—. El paso de Igtus. —Entre Cúpula y la farola más cercana, en Tunesia, hay una enorme formación montañosa que las separa, haciendo que el camino por zona segura de Cúpula a Tunesia sea especialmente largo, ese paso atraviesa las montañas de forma mucho más directa.

—Pero ese paso está en zona desprotegida. —Reynar sabe que todos conocen ese dato, pero espera una respuesta a lo que conlleva.

—Lo sé, pero se tardarían... —Vanan hace cálculos mentales—. Dos días a caballo hasta el paso, y luego hay que ir a pie, podrían estar en tres días en el borde de Tunesia, a los que tendríamos avisados. —Entre Cúpula y las farolas existe un mecanismo de mensajería basado en la luz casi inmediato—. De Tunesia a la siguiente farola, en Angelare, se puede hacer por zona protegida en un par de días a caballo. —Nadie habla, todos piensan, la idea de Vanan parece estar cobrando sentido—. Con suerte podrían llegar a la tercera, en Ursia, y si no, siempre se podría evacuar solo Ursia, mejor una que tres.

La sala vuelve a estallar en murmullos, todos opinan sobre lo expuesto por Vannan. Marduk, sentado y sin hablar hasta el momento, cierra los ojos. Se dispone a levantarse a hablar y se odia por ello, se odia por el ofrecimiento que va a hacer. Se levanta. Al ver que Marduk se pone en pié, todos se callan.

—Siendo así, el grupo que vaya tiene que ser pequeño, que no llame la atención, que intente pasar la zona oscura rápidamente. —Marduk se pasa la mano por la barba—. Reuniré a un equipo así, y partiremos en cuanto Lena esté aquí, avisad a todas las ciudades de las farolas de lo ocurrido, para que estén preparadas.

Marduk abandona la sala, tiene mucho trabajo que hacer.

Hijos de la luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora