Capítulo 13

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— Hablo en serio, Young Mi. tienes que disculparte con él.

Era como la cuarta vez que Sun Hee le repetía lo mismo en el día, rodó los ojos con exasperación. Parecía una radio estropeada.

— Ya entendí, Sun Hee ¿podrías dejar de repetir lo mismo?

Su amiga negó, ceñuda.

— No, porque si no te presiono, no te disculparas y fuiste muy grosera con él.

Cuando decidió contarle a Sun Hee lo que le había dicho al principito luego de su ataque de rabia, la reprobación de su mayor no se hizo esperar. A pesar de ser ella la líder del grupo, Sun Hee no dudaba ni un segundo en decirle lo que pensaba de vez en cuando y esta vez, siendo muy clara.

Había hecho mal.

La muchacha pasó horas explicándole por qué Ryuhito no era ningún cobarde, que debía entenderlo, él era un diplomático. Representaba una nación entera, no podía ir por la vida haciendo escándalos por más que la gente lo mirara con odio. Si era sincera, comprendía su punto... aunque aquello siguiera pareciéndole una porquería. ¿Acaso por ser un diplomático tenía que dejar que todos lo pisotearan? No le veía sentido.

— Esta bien, me disculpare con él. hablare con Dae Hyun para que me dé su número de teléfono— murmuró resignada, ella casi nunca pedía disculpas y cuando lo hacía, era un golpe directo a su orgullo. Su amiga sonrió ladina al ver su expresión de derrota.

— ¡Oh vamos, no pongas esa cara! Cualquier chica estaría feliz de ver a ese bombón otra vez — rodó los ojos de nuevo, no podía ser posible ¿ella también? Pensaba que solo Haneul se estaba babeando por el principito.

— Deberías saber que yo no soy cualquier chica — señaló con seriedad.

Sun Hee negó exasperada.

— Oh venga ya, que bien me di cuenta de tu expresión cuando lo viste en el evento — Young Mi frunció el ceño, apretando los labios ante su expresión divertida.

— ¿Hablas de mi expresión de molestia? — preguntó con fastidio.

Sun Hee volvió a negar.

— No, eso fue después. Hablo de cuando lo viste en la firma de autógrafos, admite que te gusto verlo, no seas orgullosa.

Bufó, vaya que la conocía.

— Digamos que deleite mí vista un segundo — Sun Hee alzo una ceja de manera irónica hacia ella, haciendo que chasqueara la lengua —. Bueno, ya. Lo admito, si esta guapo— admitió fastidio, detestaba con su alma que la interrogaran. Su amiga se echó a reír.

— ¡Ves! ¡Sí que puedes comportarte como una chica normal! — exclamó con demasiada alegría. Dios, que exagerada.

Puso los ojos en blanco y se levantó para practicar frente al espejo.

De reojo, pudo visualizar a Ji Soo bajando las escaleras del sótano con expresión de molestia.

Se acercó a ellas.

— Olvídense de ensayar hoy, deberían ir a arreglarse.

Su semblante de funeral hizo que ambas se miraran, preocupadas.

— ¿Pero acaso no teníamos libre hoy? — inquirió Sun Hee

Ji Soo asintió.

— Tú misma lo has dicho, teníamos. Pero gracias al show que hizo nuestra querida Young Mi ayer, Young Woon ha preparado una presentación callejera como castigo.

Young Mi no pudo evitar encogerse ante la expresión de horror de Sun Hee, sabía que ella odiaba ese tipo de presentaciones. A pesar de que el escándalo de ayer no tuvo repercusión mediática, sabía que Young Woon no iba a dejar que su locura pasara por alto de ninguna manera.

— ¡Creí que habíamos superado eso en nuestro pre-debut! —Chilló indignada, haciendo que Ji Soo hiciera una mueca de resignación.

— Castigo es castigo, sabes cómo es Young Woon. Haneul ya está arreglándose, deberían hacerlo ustedes— dijo sin muchas ganas, dándose la vuelta para subir de nuevo. Sun Hee miro a Young Mi como si quisiera asesinarla en ese mismo instante.

Las presentaciones callejeras eran molestas, sobretodo porque las calles de Seúl no eran demasiado limpias. Lo más común, era que lo hicieran grupos que iban a debutar o grupos sin demasiado éxito con ganas de darse a conocer al público, ellas se estaban volviendo bastante populares por lo que no era muy necesario. pero si el jefe lo ordenaba eso iban a hacer. Salieron del sótano para ir al dormitorio a arreglarse.

El dormitorio era más bien una casa pequeña de dos pisos, con las paredes color lavanda desteñido y el suelo de madera.La planta baja tenía la cocina, la sala de estar y el baño. En el segundo piso había una pequeña habitación con lavadero y las literas donde dormían, eso era todo. Ellas mismas tenían que hacerse cargo de la limpieza y de cocinar la comida, pero como había dicho antes, había agencias que ni eso podían dar.

Como vieron que Haneul se había colocado un traje negro, todas decidieron usar el mismo color, aunque por el nombre del grupo solían usar celeste. Se maquillo y dejo su cabello suelto, no tenía ganas de probar peinados. Y al parecer ninguna de las chicas lo hacía, ya que todas se quedaron igual.

Se terminaba de aplicar el labial cuando tocaron la puerta, ella se apresuró a abrir, viendo la cara rechoncha pero iracunda de su manager. Kang Dae era un hombre rechoncho de cincuenta años, poco amigable y la mano derecha de Young Woon. De forma normal tenía poca paciencia, así que no tardo en llamar a las chicas para no aumentar su ira. Se montaron en la pequeña camioneta, directo al distrito de Jung-gu.

Cuando llegaron al sitio, había ya varios grupos menores ahí que se sorprendieron al verlas, recibieron varios saludos respetuosos, sintiéndose emocionadas por el hecho de que eran reconocidas y respetadas. De inmediato fueron a su lugar asignado, los miembros del staff empezando a instalar el sistema de sonido. Se sintió un poco mal al ver que la mayoría de las personas se acercaban emocionadas al verlas a ellas, ignorando a los otros grupos.

Young Woon debería pensar en castigos que no perjudicaran a otros, ya que muchos ahí seguro estaban colgando de un hilo antes de la fatal disolución. Vocalizaron un poco escuchando aplausos de las personas al hacerlo, y por fin un miembro del staff tomo el micrófono para presentarlas.

Caminaron hacia el centro, sonrientes como siempre debían estarlo, empezando a cantar al ritmo de la música. En un momento dado, miró a todos en el público, deteniéndose en una mirada mucho más intensa que las demás, llena de sentimientos indescriptibles y por primera vez en mucho tiempo, ella no pudo evitar ruborizarse.

Intentó fijar su mirada en otra parte, tratando de no enfocarse en el estúpido y atractivo príncipe que estaba ahí, otra vez.

El capricho del príncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora