Salió del edificio con la mochila al hombro y con el cabello empapado, quejándose cuando el sol abrasador lo cegó por un momento. Maldita sea ¿dónde se había metido?
— ¡Jong Suk! — el hombre de seguridad que estaba haciendo guardia en la puerta dio un salto en su sitio ante su grito y se sintió un pelín culpable por hablarle de esa forma mientras estaba desprevenido, pensó por una milésima de segundo en disculparse, pero luego recordó el interés que tenía Young Mi en él y decidió quedarse callado —. ¿Viste a Dae Hyun salir hace unos minutos?
— Uuh... sí señor, lo vi salir hace un segundo, corrió hacia el parque... ¿debí haberlo seguido? — negó siguiendo rápidamente la dirección que le indico el hombre, restándole importancia al hecho que Jong Suk empezó a seguirlo a su vez a una distancia prudente.
En el campus de su universidad había un pequeño parque donde los alumnos que vivían en los dormitorios solían hacer ejercicio o pasar sus ratos libres. Como la mayoría de su tiempo lo pasaba ahí, no le costó demasiado encontrarlo entre los pocos árboles que había aprendido a identificar con facilidad.
A pesar de que en Japón la homosexualidad es ampliamente aceptada, a él siempre le dijeron en el palacio que aquello era algo antinatural y por lo tanto debía evitar a toda cosa a las personas que lo fueran, ya que estaban enfermas –sospechaba que se debía a que no querían que él tomara esos rumbos- Pero por un demonio. El hombre que estaba ahí sentado llorando mientras abrazaba sus piernas no era nada de eso. Ese hombre era su mejor amigo, el tipo que no lo rechazo por el pasado de su familia, el que le había enseñado a vivir en el mundo exterior y que apoyaba cada uno de sus planes para conquistar a Young Mi por mas locos que suenen. Darle la espalda seria despreciable.
— ¿Dae Hyun? — A pesar de que lo llamo suavemente, el muchacho levanto el rostro asustado, dando un par de botes para alejarse de él —. ¡Tranquilo! Respira, no pasa nada.
Dae Hyun parpadeó un par de veces y reconoció el mismo temor que había visto anteriormente el día en que su padre lo golpeó. Cuando notó eso, su mente empezó a trabajar a toda velocidad, atando cabos.
— ¿No vas a pegarme? — inquirió con voz quebrada y supo de inmediato que sus sospechas eran ciertas, su padre lo golpeaba por ser gay. Cosa que le causo todavía más repulsión que las burlas de los demás.
— Por supuesto que no voy a pegarte, ser gay no es un crimen — o al menos en esas épocas ya no lo era legalmente, pero ese momento no era el adecuado para hacer ese tipo de comentarios. Se limitó a sentarse a su lado, tranquilamente —. ¿Por qué no me lo dijiste? Eso hubiera explicado muchas cosas — Como por ejemplo el hecho de que siempre estaba solo, el maltrato de su padre y las constantes burlas de Dong Wan, también sus evasivas al hablar de relaciones anteriores o cosas por el estilo.
Dae Hyun suspiro afligido, agachando la cabeza otra vez.
— Porque estaba feliz de por fin tener un amigo — murmuró con tristeza y no pudo evitar sorprenderse. ¿Pero qué...?
— No voy a dejar de ser tu amigo solo porque te gustan los hombres — sentenció con una seguridad que lo sorprendió a él mismo, por eso no le extraño la cara de estupefacción del muchacho. —. Y quien lo haya hecho antes, es un estúpido.
— Vaya... — murmuró Dae Hyun mirándolo fijamente — yo pensé que tú... ibas a ser prejuicioso, ya sabes, por la educación mega conservadora que recibiste...
— Yo también estoy sorprendido — era impresionante lo que había llegado a descubrir de su personalidad cuando empezó a pensar por sí mismo, sin necesidad que hubiera alguien dictaminando cada uno de sus pasos — ahora ¿podrías contarme porque Dong Wan sabe esa información? Estoy más que seguro que no lo supo por ti.
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El capricho del príncipe
RomanceLos caprichos de un príncipe mimado y las exigencias de una mujer independiente eran la fórmula perfecta para el desastre. -PRIMERA PARTE DE LA TRILOGÍA: ¨"DESASTRE" (BORRADOR) Prohibida la copia total o parcial de esta obra. Código de Registro Safe...