Capitulo 27

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Ryuhito se pasó las manos por el cabello nervioso, mirando a su hermana mayor que permanecía inmóvil, con la expresión de desconcierto plantada en su pálido rostro. De seguro estaba preguntándose porque demonios estaba ayudando a un par de chicas a desnudar a un tipo, bueno, no desnudar, a quitarle la prenda superior para poder ver las heridas que le había causado su propio padre con un objetivo que era desconocido para él.

De seguro se veía tan mal como se escuchaba.

Intento decir algo para justificarse, pero de inmediato fue inmovilizado en el suelo. Abrió los ojos como platos al ver a Dae Hyun sobre él —. ¡Traidor! — bramo dándole una fuerte bofetada. Ryuhito lo miro estupefacto, dándole otra bofetada en respuesta.

Dae Hyun volvió a abofetearlo y él gruño — ¡No soy ningún traidor! — gritó deteniendo el próximo golpe y dándole uno en su lugar.

— ¡Si lo eres, confié en ti y me traicionaste!

— ¡Que no! — siseó debido al dolor del golpe que le dio Dae Hyun. El muchacho lo miro furioso por completo alzando la mano otra vez.

— ¡Que sí!

— ¡Oigan! — el grito de Young Mi los hizo detenerse a ambos, desviando la vista hacia la muchacha. Pensaba que la vería hecha una furia, pero al contrario, parecía a punto de echarse a reír —. Si van a seguir haciendo cosas homosexuales, por favor, búsquense un cuarto.

Ryuhito volvió la vista hacia Dae Hyun y de repente, se dio cuenta en la posición en la que estaban. Sus piernas estaban abiertas de par en par y Dae Hyun estaba sentado en su regazo. Frenético, le dio un empujón para quitárselo de encima para luego incorporarse con el ceño fruncido. Se sorprendió al ver que Dae Hyun ni siquiera se inmutaba, en cambio, rodó por el suelo desternillándose como un loco. Sun Hee y Young Mi no tardaron en seguirlo y él cruzo los brazos enfurruñado.

— ¿Ya pueden dejar de reírse? — espetó gruñón y vio que su amigo se incorporaba, colocándole una mano en el hombro.

— Por lo menos tengo el consuelo de que yo soy el activo — Ryuhito abrió los ojos como platos, zafándose de su agarre ¡Él no era ningún pasivo!

— ¡Venga calla ya! — su grito hizo que todos volvieran a estallar en risas y de repente, volvió a percatarse de la presencia de su hermana que permanecía de pie en el mismo lugar, aunque esta vez notaba con claridad como intentaba contener la sonrisa. Vale, para que Chiasa se riera debía verse bastante estúpido. Farfulló un par de insultos en voz baja antes de acercarse a ella, ignorando a sus tontos amigos que no paraban de reír a sus espaldas.

— Ryu-kun — la voz de Chiasa era un suave ronroneo. Ella siempre mantenía ese nivel de serenidad incluso en las situaciones más ridículas —. Es una gran alegría verte.

— Yo también me alegro de verte Onee–san, pero ¿Qué haces aquí? — paso las manos por su cabello con evidente nerviosismo, su hermana abrió los ojos con clara sorpresa.

— ¿No te dijeron que iban a enviar a otra persona a vigilarte? Creí que estabas avisado.

Ryuhito boqueó de la impresión. ¿Habían enviado a su hermana mayor a vigilarlo? Esto era excesivo. Podía librarse con facilidad de los agentes como Yoshio, ya que técnicamente su deber era obedecerlo en todo, bueno, el de su hermana también lo era, pero ella ignoraba eso por ser la mayor.

— Yo me ofrecí a venir — empezó a explicar su hermana, como si le leyera el pensamiento. Él la miro con atención —. Voy a casarme pronto y quería pasar tiempo contigo.

Por un momento, sintió como su corazón se detenía. ¿Va a casarse? Tenía ganas de llorar. Sabía que algún día pasaría, pero no estaba preparado para que su hermana saliera de la casa imperial. No estaba listo para quedarse solo.

— No pensé que tu relación con Masato fuera tan seria. — fue lo único que alcanzo a decir luego de un rato, en un inútil intento de no parecer tan desamparado. Su hermana ladeó la cabeza mirándolo con tristeza, ella sabía a la perfección cada uno de sus miedos.

— Hablaremos de eso después, ahora lo importante eres tú — su hermana miro a sus amigos, que se quedaron en completo silencio en cuanto ellos empezaron a hablar, luego enarcó una ceja —. Deberías contarme de tus tendencias pasivas ¿hay algo que deba saber?

A Ryuhito se le subieron los colores al rostro y estuvo a punto de insultar a su hermana, pero se detuvo al darse cuenta de un extraño hecho. ¿Había entendido lo que dijeron hace un rato?

— No fuiste el único que estudio coreano a escondidas, hermanito — su hermana le guiño un ojo burlona. Santa madre, no sabía que Chiasa supiera coreano, estaba empezando a entrar en pánico cuando se alejó de él para acercarse a las peculiares personas con las que llevaba compartiendo desde que llego al país. Por favor que no contaran sus experiencias vergonzosas.

— ¡Es un gusto conocerlos! Supongo que ustedes son los amigos de mi hermano, al igual que las dos chicas que habían allá afuera ¿me equivoco?— Todos asintieron respondiendo con amabilidad a la inclinación que les ofreció Chiasa. Su pronunciación era casi perfecta e intento no sentir envidia ¿Cuándo había estudiado su hermana coreano? No era justo, él practico solo por años.

Empezaron una conversación animada, con la cual se hubiese sentido encantado si no fuera porque Dae Hyun la estaba usando para rehuir del asunto que los tenía a todos ahí metidos, el maltrato. Sin embargo, Young Mi no pareció caer en su juego, porque se acercó a él con el ceño fruncido.

— El plan no ha funcionado.

Ryuhito asintió a lo obvio sintiéndose deprimido. La noticia del matrimonio de su hermana le había caído como un balde de agua fría en un momento muy malo, seguía preocupado por Dae Hyun, debían detener esa situación antes de que Young Woon le de otra paliza.

Una mano acariciando su mejilla lo hizo sobresaltarse y miro a Young Mi que le sonreía con ternura. Parpadeo varias veces asegurándose de que no estaba alucinando.

— Todo va a estar bien, quita esa cara ya — se quedó mirándola embobado por el gesto y sintiendo su corazón latir desenfrenado. No había sido una acción motivada por presencias ajenas, había sido espontáneo, sincero, encantador. Era incapaz de quitarle los ojos de encima a su cara... a sus labios.

Esa mujer lo estaba volviendo loco.

Un carraspeo lo hizo girar la cabeza. Young Mi aparto la mano de su cara de golpe, dejándole un calor agradable plantado en la piel. Miro a Dae Hyun y Sun Hee sonreían divertidos y se daban codazos, cotilleando. En cambio, su hermana tenía una mirada inquisidora plantada en su rostro sereno, clara señal de que no iba a dejar pasar por alto aquella escena.

— Como es obvio que no estaban prestando atención voy a explicarlo. Quería que todos vinieran a cenar conmigo, ellos dos han aceptado, me preguntaba si también querrías venir, Young Mi — ¿una cena? Ah no, eso sí que no. Chiasa se volvería implacable si le daban la oportunidad e ir a esa cena sería ponérselo en bandeja de plata.

Young Mi lo observo de repente y le rogó con la mirada que no aceptara, solo recibiendo una sonrisa maliciosa en respuesta a su suplica silenciosa. Jadeó horrorizado ¡No iba a atreverse! ¡No era tiempo de venganzas! —. ¡Me encantaría ir! — exclamo con total alegría y la mandíbula se le fue al suelo.

¡Hija de...!

El capricho del príncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora