Young Mi se separó de Ryuhito luego de un par de minutos de estrecharlo con fuerza, fingiendo no escuchar las quejas del muchacho por aquella acción. Le dedico una sonrisa amplia, enternecida por la valentía que había demostrado al enfrentarse a Young Woon por proteger a su mejor amigo.
Sin decir nada, decidió tomarlo de la mano para buscar un sitio más privado para hablar. Después de todo, tenía cosas que preguntarle, por ejemplo, cómo demonios se enteró de que Dae Hyun es gay. Y era obvio que no podía preguntarle eso ahí con el riesgo de que Young Woon abriera la puerta en cualquier momento, ya debía encontrarse bastante ofuscado.
Lo guio hacia una de las salas de grabación, cerrando la puerta con pestillo, no sin antes dedicarle una sonrisa amable al tipo de seguridad que paciente, permaneció en el pasillo. Enarco una ceja sardónica cuanto escucho el gruñido de Ryuhito y se dio la vuelta.
— Si sigues gruñendo de esa forma voy a comprarte croquetas — dijo burlona y él frunció el ceño, cruzándose de brazos e inflando las mejillas, haciendo un berrinche.
— No sabes cuánto me costó sacarte una sonrisa para que venga él y lo haga así de fácil — farfullo molesto y Young Mi abrió los ojos hasta el punto que casi se salían de sus orbitas, impactada por completo. ¿Ese era todo su problema?
Sintiendo otro de los impulsos de afecto más sinceros que había tenido en toda su vida, se acercó a él en dos zancadas y colocándose de puntillas, estampo los labios contra su mejilla cálida.
El beso no duro más de tres segundos, sin embargo, fue suficiente para que el corazón de Ryuhito amenazara con salírsele del pecho, al igual que el de Young Mi. Embobado por completo, llevo la mano a su mejilla, tocando la zona ardiente con las yemas de sus dedos.
— Las sonrisas que me sacas tú valen mucho más que todas las que él podría sacarme — murmuró sintiendo su cara arder. Ryuhito parpadeó varias veces antes de asimilar sus palabras y esbozar una sonrisa espectacular, de esas que dejaban ver sus hoyuelos y que había visto en contadas ocasiones. Se quedó contemplándola por un momento, ensimismada, hasta que un fuerte portazo la hizo reaccionar.
Ryuhito tragó en seco, mirando fijo la puerta — Creo que alguien se ha enfadado — musitó con un ápice de aflicción visible en su voz. Ella hizo una mueca.
— Al parecer — ni siquiera quería pensar a dónde demonios se dirigía Young Woon en ese momento, así que se decidió por formular las preguntas que quería hacer en ese momento y por las que estaban ahí — ¿Cómo te enteraste de que Dae Hyun es gay?
— Es una historia bastante larga — suspiró Ryuhito — además, no sé si yo sea el que deba contarla.
Young Mi enarcó una ceja.
— ¿Prefieres contármela tú por las buenas o se la saco a Dae Hyun por las malas? — inquirió con un tono amenazante y Ryuhito dio un salto.
No tardó demasiado en contarle toda la historia, desde el ataque de Dong Wan en el baño y el estallido emocional de Dae Hyun. Seguido de cómo lo ayudo y decidió contarle su historia.
Si era sincera, no le sorprendía en absoluto. Desde que conocía a Dae Hyun, siempre le había mostrado un pavor absoluto a su padre, el cual pensó, por mucho tiempo, que se trataba de mero respeto. Que ingenua había sido, nadie se pone a temblar solo porque su padre le habla, al menos que le haga algo muy malo.
— Fui una estúpida — dijo en voz alta, más para sí misma que para el muchacho que tenía en frente, frotándose las sienes —. Debí haberme dado cuenta, Dae Hyun solía aparecer con moretones visibles por la agencia, pensaba que solo era un chico torpe.
Recordaba un día en especial. Ella estaba recién llegada de Mokpo y apenas estaba empezando a convivir con las otras seis chicas que estaban entrenando en ese momento. Paso en una tarde que se encontraban practicando junto al profesor de canto en la sala de prácticas, cuando de repente Dae Hyun cayó de bruces por las escaleras del sótano.
Todas se habían levantado de golpe para socorrerlo, encontrándolo semi inconsciente y además, repleto de marcas de golpes por todo su cuerpo. En su momento, le achacaron las heridas a causa de la caída. Ella supo al instante que una caída a media escalera jamás causaría semejante cantidad de maltrato, sin embargo, cuando Young Woon apareció diciendo con suavidad que su hijo era algo torpe y que estaría bien, agregándole el estrés por debutar, acabo ignorándolo.
— No es tu culpa — la tranquilizo Ryuhito al observar su semblante afligido —. No podías saberlo, nadie podía. Yo lo supe a causa de una terrible coincidencia.
— No fue una terrible coincidencia — respondió ella alzando la vista — fue una muy buena, porque si no lo hubieras sabido, el maltrato continuaría quien sabe por cuánto más tiempo.
Ryuhito se quedó en completo silencio por unos minutos.
— Tienes razón — dijo al cabo de un rato —. Sin embargo, me hubiese gustado enterarme de otra manera, no por los golpes de Young Woon o por las burlas de Dong Wan.
— Hablando de Dong Wan — exclamo Young Mi de repente —. ¿Qué vamos a hacer con él?
— Tú no vas a hacer nada, yo me encargare de él — gruñó al solo imaginársela en frente de aquel idiota — y ni se te ocurra hacerme la apisonadora porque no voy a ceder.
— ¿La apisonadora? — Ella abrió los ojos como platos, sin podérselo creer — ¿Crees que soy como una apisonadora?
Ryuhito enarco una ceja, sonriendo de manera sardónica.
— No lo creo, lo eres — aseguró y Young Mi frunció el ceño.
— Yo no aplasto la gente
— Que si — repitió él.
— Que no
— Que si — volvió a burlarse y ella le dio un golpe en el pecho, enfadada.
— ¡Ay! — Se quejó — mis pulmones, mujer. Igual no me importa que seas una apisonadora, es una de las cosas que más me gustan de ti.
Sintió su cara arder y agradeció a todos los dioses existentes que el teléfono de Ryuhito sonara en ese preciso momento, ya que así podía calmarse un poco mientras hablaba. Sin embargo, la sonrisa tonta que mantenía el principito en su cara mientras la observaba no ayudaba en absoluto. Gruño, el desgraciado sabía lo que hacía.
Lo que le hacía.
Colgó al cabo de unos minutos — Debo irme, tengo que recoger algunas notas. Además de que todavía debo hablar con Dae Hyun... no planeaba quedarme tanto rato — la acusó y no pudo evitar reírse — ¿me vas a extrañar, distractora?
— Creo que puedo aguantar hasta nuestro viaje. ¿Tú aguantaras o te aparecerás por alguna promoción mágicamente a molestarme?
Ryuhito sonrió.
— Tratare de aguantarme para que no me aplastes. Recuerda que tú también me caes mal, Young Mi.
— Y tú recuerda que sigues siendo un tonto, principito.
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El capricho del príncipe
RomanceLos caprichos de un príncipe mimado y las exigencias de una mujer independiente eran la fórmula perfecta para el desastre. -PRIMERA PARTE DE LA TRILOGÍA: ¨"DESASTRE" (BORRADOR) Prohibida la copia total o parcial de esta obra. Código de Registro Safe...