Capítulo 49

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Marco

Tras varios minutos incómodos de presentaciones absurdas, Emma me rescata con la excusa de ir a dejar las maletas a su habitación. Gracias a Dios, le debo un favor. Otro.

-Gracias -le digo subiendo mi pequeña maleta de mano por las escaleras de piedra.

-¿Por qué me das las gracias? -sonríe ella apartándose un mechón de la cara.

-Por salvarme de tu padre. Creo que un minuto más a solas con él y hubiera muerto bajo su mirada reprochadora.

-¡No seas exagerado!

Decido no contestar nada más y la sigo por el amplio pasillo, hasta que al llegar al final le cojo su maleta ante una sonrisa de gratitud por su parte.

-Espero que estés cómodo, aunque no sea un hotel de cinco estrellas -me vacila abriendo de par en par los ventanales de su habitación y, al instante, un fuerte olor a mar me hace sentir como en casa, como en Mallorca.

Debería llevarla algún día.

-Para tu información, no siempre vamos a hoteles de cinco estrellas.

-Pues qué pringados -se burla dejándose caer sobre el pequeño sofá que tengo a la derecha.

-Estás tu muy chulita, al final tendré que bajarte los humos...

-Lo soy porque sé que yo lo haría mejor -sonríe con suficiencia-. ¿Como se supone que me vas a bajar los humos?

Me mira fijamente y se desabrocha el primer y segundo botón de la camisa mientras sonríe de manera pícara. Tengo que cerrar los ojos y respirar hondo para controlarme y no abalanzarme sobre ella, la verdad es que no me haría ninguna gracia que nadie de su familia abriera la puerta y nos pillara en plena faena. Y menos si puede ser su padre, a quien ya le caigo demasiado mal, no vayamos a empeorar las cosas.

-Para, abróchate -le contesto desviando la mirada a las vistas del mar. Marco contrólate, por lo que más quieras piensa en todo lo que se te ocurra y sea tranquilizante. Piensa en el mar y en la playa o... ¡la ducha! No mierda, en la ducha no.

-Marco Asensio Willemsen -se levanta de un salto y ver cómo se me acerca sólo con unos malditos pitillos y ese jodido sujetador de encaje que tanto me gusta me pone como una moto-. ¿Me acabas de rechazar?

Pone los brazos en jarras y frunce el ceño, a lo que yo estallo en carcajadas.

-A ver, déjame que piense... Estamos en casa de tus padres, los cuales me odian, y te cabreas porque te haya dicho que no... ¿tu que quieres, que me corten la cabeza y sea su nuevo balón de fútbol?

-Nunca me habías rechazado -se indigna, a lo que yo no puedo contenerme y vuelvo a reír-. ¿¡Puedes parar de reír o te estampo algo en la cara esa de imbécil que tienes!?

-Emma... -intento darle un abrazo pero la risa me detiene, por lo que ella todavía se cabrea más-. Créeme que soy el primero que no te soltaría, pero con tu familia aquí...

-A la mierda -gruñe y de un salto rodea mi cintura con sus piernas.

Me quedo bloqueado durante varios segundos cuando recuerdo que debería contarle la verdad, pero por suerte o por desgracia, ella toma el control de la situación.

La catalana me empuja hasta la cama, donde me hace sentar para poder quitarme con facilidad la camiseta. Me siento un poco raro dejándole hacer, aunque es una sensación tan placentera el saber que es mi chica quien lleva las riendas hoy que un cosquilleo se extiende por mi cuerpo.

Ayudo a que su cuerpo se acople al mío cuando se sienta a horcajadas sobre mi y ambos suspiramos cuando nuestra piel se roza. Como de costumbre, la piel fría de su abdomen se eriza al entrar en contacto con la piel ardiente de mi pecho.

Sus ágiles dedos no esperan ni un segundo más y desabrochan el botón de mis vaqueros, sin embargo yo me lo tomo con calma. Quiero disfrutar de ella el máximo tiempo posible antes de que todo se ponga patas arriba.

Jugueteo con el fino encaje que le hace de culotte cuando ella se inclina para dar pequeños mordiscos al lóbulo de mi oreja derecha. Joder, tiene la maldita capacidad de excitarme como nadie sin ninguna dificultad. No puedo perderla.

-Toma -se suelta de mi cuerpo un segundo para rebuscar algo en la mesilla de noche. Espero impaciente hasta que me lanza un sobrecito plateado.

-¿Por qué coño tienes condones en la mesilla? -no puedo evitar molestarme.

-Los trajo Arnau la última vez que vino.

-¿Arnau? Pues estarán caducados -trato de ocultar lo celoso que me he puesto al imaginarme a mi chica aquí con ese capullo que tiene como ex, pero me muerdo la lengua. Al fin y al cabo él estuvo antes que yo y eso no lo puedo cambiar.

-No te pongas celoso -ríe ella divertida.

Que no me ponga celoso, dice. ¿Cómo no me voy a poner celoso de imaginarme al tío que le rompió el corazón aquí con ella?

<<Tu también le harás daño, amigo>> -salta mi consciencia traidora.

Me quito los pájaros de la cabeza y me rindo ante ella que, como siempre, me está volviendo loco verla mordiéndose el labio inferior.




Cuando los últimos rayos del sol iluminan su piel bronceada, Emma se tumba a mi lado, apoyando su cabeza sobre mi pecho.

-Te quiero muchísimo -susurra cuando mis dedos se adentran en el desorden de su melena.

-Te quiero demasiado -le respondo provocando que se incorpore para darme un suave beso en los labios. ¿Qué haré yo cuando se vaya?

Como respuesta le poso un suave beso en el pelo y volvemos a sumirnos en un tranquilo y apacible silencio.

-Marco -dice ella tiempo después tamborileando sus dedos sobre mi cuerpo-, ¿estás dormido?

-No, estoy despierto -asiente con cuidado pero sé que hay algo que le preocupa-. ¿Qué te pasa?

-¿Te puedo preguntar algo?

-Sin anillo te diré que no -bromeo pero ella está muy seria. Demasiado seria. ¿Y si Odriozola ya le ha contado la verdad y está esperando a que confiese? ¿Y si se ha hartado de esperar y prefiere enfrontarme a la realidad? ¿No lo habríamos hecho, ni me habría traído a la boda de su hermana, no? -. Perdón, ¿qué ocurre?

Tengo un nudo enorme formado en la garganta pero intento tragar saliva con normalidad para que no sospeche nada y probar si así, con suerte, se deshace.

-¿Piensas en el futuro de vez en cuando?

-Sí, a veces...

-¿Y yo estoy en él?

Yo suelto una carcajada divertida porque realmente estaba empezando a asustarme al verla tan seria. Falsa alarma. Que te sirva de experiencia, no tardes en contarle la verdad, así puede que no la rompas en mil pedazos y quizá, con una suerte impropia de ti, te perdone.

-¡Que no te rías! Respóndeme -me pega con un cojín.

-Vale, vale, es que me ha hecho gracia. Lo siento.

-¿¡ Estoy en tu futuro o no!?

-Emma, no estás en mi futuro porque sencillamente tu eres mi futuro. No quiero estar un solo día sin ti. No quiero desde que te conocí y no pienso permitirme perderte jamás.

Things I'd Do For You [SAGA THINGS #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora