Capítulo 38

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Marco

Perdí la cuenta de las veces que la besé en el aeropuerto, deseando que el tiempo se detuviera a fin de que yo pudiera continuar sintiendo el sabor dulce de sus labios. Deseé que megafonía no anunciara la última llamada al vuelo con destino a Miami, que no tuviera que separarme de ella jamás, y menos si contenía las lágrimas, lágrimas que quería besar a medida que avanzaban por sus mejillas rosadas.

Tuve que contener entonces las lágrimas y deshacer el nudo que se me formó en la garganta prometiéndole que volvería antes de que pudiera echarme de menos, pero ¿a quién pretendía engañar? Tenía un ángel a mi lado que me echaba de menos cuando no estábamos en la misma ciudad.

Pretendí engañarme a mi mismo diciéndome que dos semanas no eran tanto tiempo y que antes de que me diera cuenta ya estaría preparando la maleta de vuelta a casa, pero sabía que no era así. Estaba seguro que los días se me harían eternos tan sólo pudiendo llamarla unos minutos al día. Sabía que ella no me escribiría más de lo justo y necesario por no molestarme pero, Dios, ella nunca molesta.

Ella es una bendición.

Salgo de la ducha cuando el agua hirviendo ya ha sido sustituida por una mucho más fría y me enrollo a la cintura la toalla blanca del colgador. El vaho que he creado me hace sudar por lo que abro la puerta de par en par y salgo a la habitación, buscando en el móvil un mensaje suyo que no tarda en llegar.

Siento no haberte respondido anoche, las pastillas que me dan me dejan atontada.

Sonrío ante la espontaneidad que demuestra incluso a un océano de distancia. Estoy a punto de llamarla para desearle unos buenos días cuando unos golpes incansables aporrean la puerta de mi habitación.

-¿A qué viene tanta prisa? -Isco entra en mi habitación echándome a un lado y se tira sobre la cama buscando el mando del televisor.

-Vamos a llegar tarde a la cena. ¿Aún estás así? 

-Oye, que ya casi estoy -me quejo volviendo a entrar al baño-. ¿Después hay algo que hacer?

-He escuchado a Picota organizar una partidita al Fifa. ¿Nos apuntamos? Te voy a machacar.

Mientras me pongo la camiseta rio ante la insistencia de Lucas con el Fifa, tres partidas en día y medio. 

-No sé que haré luego. Pensaba hacer FaceTime con Emma -digo cogiendo el móvil que acaba de vibrar sobre la cama-. Y tu bro, no me ganas al Fifa ni en tus sueños.

-Ay el enamorao', si no la dejas en paz se te va a hartar. Deja vivir a la muchacha, pisha, que ni aquí estás tranquilo.

-Está que no caga con la niña eh -la voz del gallego llega desde la entrada. ¿Pero este como ha entrado?

-Iros a la mierda los dos -protesto saliendo a la terraza, huyendo de los dos compinchados.

-Mira, ya se va a ver fotos de la catalana -se me burla el malagueño. Les saco el dedo del medio y me doy la vuelta. La verdad es que sí que pretendía cotillear su Instagram para ver qué hace mientras está en Madrid.

La mayoría de las fotos nuevas son selfies  con Sara; en un restaurante, jugando con Rome, en la piscina. Joder, ese bikini es nuevo -pienso-. Tengo que llevármela a la playa en cuanto vuelva, necesito verla con él en persona.

Le doy a me gusta a un par de esas fotos, para que no parezca que me paso el día pendiente de lo que cuelga y cuando me decido a comentarle algo divertido veo que entre los me gusta de esa foto en bikini destaca uno entre el resto;  @luca.

Intento controlar lo que estoy pensando en ese momento, primero porque por lo menos no es Odriozola y segundo, porque Isco, Lucas o Ramos también están algo pendientes de su actividad en la red social. Pese a ello, cuando vuelvo a entrar a la habitación lo hago con demasiada energía, pues ambos se me quedan mirando con una ceja encarada.

-¿Te pasa algo? ¿No te ha cogido el teléfono? -me chincha el gallego.

-No, estoy bien. ¿Vamos a cenar? -miento dejando el móvil sobre el pequeño escritorio. Mejor prevenir que curar, ¿no?

En el comedor todos están manteniendo una conversación animada, a la que se unen sin dudarlo mis dos acompañantes, y aunque todos los compañeros intentan sacarme un par de palabras que no sean monosílabas me resisto a soltar prenda. Sin embargo, me dedico a mantener la vista fija en el hijo de Zidane, como si pudiera saber lo que piensa de mi chica con tan solo mirarle.

-¿A este qué le pasa? -pregunta Nacho a Isco mientras alguna broma entre ellos les hace reír por lo bajo-. ¿Tan nervioso estás por los partidos? 

-Chencho, tranquilo illo, si siempre sales genial -mete baza Ramos.

-Que va, Emma que no le coge el teléfono y se ha rallado -explica Lucas. De verdad, ni un secreto se le puede contar.

-Bueno, tu tranquilo tío, debe estar ocupada. Además con lo del pie y el piso a medias no debe tener muchas ganas de hacer nada a parte de dormir -me sonríe comprensivo Nacho a quien le sonrío en agradecimiento.

Cuando terminamos de cenar me excuso diciendo que algo me ha sentado mal para poder librarme de la partida al Fifa que han organizado y así poder intentar hablar más con Emma, y con suerte no pensar en Zidane júnior. Al salir el primero por la puerta siento las miradas interrogativas tanto de mis colegas como de Luca o del mismo Lopetegui pero es una la que más me toca las narices. Odriozola me mira con una sonrisa de suficiencia en la boca y tengo que controlarme por no partirle el labio ahí mismo.

De manera automática me deshago de las deportivas y me tiro sobre la cama, frotándome los ojos intentando mantenerme a ralla con los mensajitos a la barcelonesa. Durante unos segundos todo va bien, hasta que el teléfono vibra y tengo que apretar los puños para dejar que salte el contestador. 

No es que sea un pulso, simplemente quiero demostrarme a mi mismo que soy capaz de no agobiarla continuamente, así que cuando unos nudillos tocan suavemente la puerta soplo excesivamente demostrando a quien haya al otro lado de la puerta que no me apetece hablar con nadie.

-Fuli, en serio no me encuentro bien ¿sabes?

Pero al otro lado de la puerta no me espera Ceballos. Lo primero que veo antes de maldecir es una melena rubia.

-Hola guapo, ¿no me vas a invitar a entrar? -no puede ser...

-¿Tú qué haces aquí, Marina?

Things I'd Do For You [SAGA THINGS #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora