Capítulo 17

1.6K 70 2
                                    

Subo a la habitación de la mano de Odriozola. He visto como Marco nos veía desaparecer por la recepción de camino a los ascensores pero no ha dicho nada.

Parte de mí quería tan solo echarse en la cama y no hacer nada en los próximos días pero otra muy diferente, la más combativa, quiere desmelenarse y hacer todo lo que llevo conteniendome estos días. Pero no puedo, justo en cuanto llego a la puerta de la habitación mi cuerpo se dobla sobre las rodillas y empiezo a sollozar.

-Emma, tranquila  -susurra Álvaro a mi lado-.  Estoy aquí.

Asiento para callarle pero sé perfectamente que no es a él al que quiero a mi lado ahora mismo. Sopeso la posibilidad de echar a correr al ascensor y acurrucarme en los brazos del mallorquín, pero soy demasiado cobarde para llevar el plan a cabo.

Después de pelear unos minutos con la tarjeta magnética, el vasco consigue abrir la puerta y se echa a un lado para dejarme pasar. Tras quitarme todo el maquillaje y dejar el bolso a un lado me lanzo sobre la cama extragrande que protagoniza la habitación y me hago un ovillo.

-Díaz es un gilipollas  -dice Odriozola sentándose a mi lado-.  Si yo tuviera a alguien como tú a mi lado no te dejaría escapar por nada del mundo.

Mustio una sonrisa forzada a modo de agradecimiento a su cumplido. ¿Pero a este chico nadie le enseñó que no se debe intentar ligar justo cuando una relación se ha roto? Durante varios minutos se hace un incómodo silencio que ninguno de los dos se atreve a romper. ¿Debo decirle que quiero estar sola o se dará cuenta él solito?

-¿Te importa que me ponga cómodo?  -me pregunta aflojando el nudo de su corbata color carmesí. Antes incluso que pueda darle una respuesta, lanza la americana a la otra punta de la sala y se recuesta a mi lado.

-Pensaba que con lo amigos que erais con Asensio te habría contado algo sobre el tema...  -me lanza una pulla.

De un brinco salto de la cama y lo miro con el ceño fruncido y los brazos en jarras. ¿Pero este chaval de qué va?

-Creo que sería buena idea que te marcharas  -le espeto mirando el desastre en que se ha convertido mi maleta.

-Perdona no quería ofenderte... -susurra acercándose a mi.

-Álvaro, sé que esto va a sonar muy maleducado pero quiero que te larges pitando de mi habitación.

-Emma, no sabes lo que estás diciendo. Siento si te he hecho sentir mal, a veces soy un poco imbécil...

¿Solo a veces? Que concepto más sobrevalorado tiene de sí mismo.

Reconozco que lo que vino a continuación no me lo esperaba. Justo después de tratar de zafrarme de sus brazos sus labios buscaron los míos y, aunque por todas mis fuerzas luchaba por apartarme de él, me tenía retenida.

-¿Pero qué coño haces? -le grito justo después de cruzarle la cara.

-Necesitas despejar la mente... Vamos, Emma -me mira con las cejas levantadas- no me digas que no te ha gustado.

-¡Lárgate! -chillo antes de que Sara abra la puerta justo en el momento adecuado.

-¿Qué está pasando aquí? -pregunta al verme en pleno cabreo. Ella me mira a los ojos, preguntándome a qué ha venido el grito que debe seguramente haber escuchado justo antes de entrar.

-Nada, yo ya me iba -dice el vasco mirándome a los ojos-. Ya hablaré con Emma otro día, cuando los dos estemos más tranquilos.

Minutos después, en silencio recoge su corbata y su americana del suelo y desaparece por la puerta dando un portazo.

-¿Me vas a explicar que acaba de pasar con ese capullo? -recalca la capullo señalando la puerta.

-Nada importante...  sólo que como has dicho es un capullo pero no me apetece hablar de eso ahora.

Mi amiga asiente, aceptando su derrota antes de quitarse los tacones y dejarlos a un lado de la puerta. Sonrío ante ese gesto tan natural y la imito, perdiendo así varios centímetros de golpe.

-¿Cómo estás? -me pregunta acostándose en la cama.

-No tengo ni idea -confieso negando con la cabeza en repetidas ocasiones. Suelta el aire que llevaba reteniendo tanto rato en un sonoro suspiro y me abraza con fuerza.

-Marco te quiere -empieza.

-¿Te envía él? Porque no quiero hablar del tema...

-No, no sabe que he venido. Y no me interrumpas, que ya me cuesta lo suficiente defender al tío que me roba a mi chico los viernes por la noche para jugar un partido -cuando ve que sonrío por debajo de la nariz continúa-. Sé qué se siente cuando alguien a quien quieres te traiciona, pero si algo tengo claro es que Marco ha actuado de la forma que lo ha hecho por algún motivo en concreto. Es un buen chico Emma, créeme. No tiene mala fe en su interior, por muy idiota que sea conmigo de vez en cuando... 

-Sé que lo es pero, ¿cómo quieres que vuelva corriendo a él? Toda mi vida ha dado un giro de ciento ochenta grados y para empezar, tengo que ir buscándome otra casa...

-Escucha cariño, haz lo que tengas que hacer, tómate el tiempo que tu quieras, pero no olvides que quien de verdad te quiere está ahí siempre. No dejes que Marco vuele muy lejos, estáis hechos el uno para el otro -termina mi amiga apoyada sobre mi hombro.

Things I'd Do For You [SAGA THINGS #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora