Capítulo 68

1K 55 18
                                    

Me quedo mirando sus ojos suplicantes durante unos segundos intentando recordar como se debe inspirar y expirar mientras trato de mantener el equilibrio ya que las piernas me tiemblan como un flan.

-Ya voy, ves bajando -trago saliva costosamente.

-Espera -rodea mi muñeca con sus dedos evitando que vuelva a cerrar la puerta de la habitación en sus narices-. Tengo que hablar contigo.

-No quiero tener esta conversación ahora mismo. Bueno, ni ahora ni nunca. Tu ya hiciste tu elección...

-Aún te echo de menos. Han pasado dos meses y medio pero te sigo echando de menos. Siento que fuera un imbécil, que no valoré en su momento tu presencia en mi vida, que no te valoré y te sigo echando de menos...

-Yo ya no -le corto.

-¿Entonces te he perdido? -susurra para sí.

-Me perdiste aquel día que me di cuenta que mirabas aún a la otra como yo te miraba a ti.

-Pero ¿por qué no entiendes que no fue nada para mí? Marina es el pasado, algo que fue y creí por un momento que no la había superado pero sí, porque estás tu en mi vida y eres lo que más me importa... Eres lo que más quiero en este mundo, no quiero que tu seas mi pasado. Emma, tu eres mi presente, quiero que seas mi futuro. Ella solo es parte de mi pasado...

-No Marco, no te equivoques. Sois el uno perfecto para el otro, disfruta de tu modelito, pero ahora no vengas a poner mi mundo patas arriba, porque acepta que he pasado página con alguien que me quiere y me valora por quién soy -estallo presa de las lágrimas.

-¡No quiero estar con ella, quiero estar contigo!

Por un segundo, el ruido de platos que se oye en la planta baja cesa y ambos nos miramos al borde de entrar en pánico, por miedo a que nos hayan escuchado discutiendo. Minutos después el trasteo de la vajilla se reinicia y ambos suspiramos aliviados.

-Marco escúchame, de una puta vez. Quiero que me dejes en paz y vuelvas con el bellzón rubio que te espera en Mallorca. Pondría la mano en el fuego a que te será fácil olvidarme teniéndola a ella al lado.

De un movimiento rápido me acorrala contra la pared y me atrapa con sus brazos encarcelándome, impidiendo que me vaya o que ni siquiera pueda mirar otra cosa que no sea sus ojos.

-Tu belleza no termina en tu cara o en tu cuerpo. No, Emma. Tú eres mucho más que eso. Tú eres más, nosotros somos más, no puedes negarme eso.

-Marco, basta ya, por favor...

-Dime que no se congela el tiempo cuando estamos juntos, cuando nos rozamos.

-No, no es así.

-No te creo. Dímelo. Mírame a los ojos y dime que no me quieres. Que no quieres volver a verme, que estás enamorada de Sergio y te dejaré en paz, pero dímelo.

-Sergio me hace feliz.

-¿Estás enamorada de Sergio sí o no?

-Lo nuestro todavía está empezando... -confieso-. Así que no te metas en medio de nuestra relación otra vez. Tu solo me quieres cuando no me tienes, y eso no implica ser una pareja. Caí en tus redes una vez, pero no volveré a hacerlo, no haberla cagado en su momento, Asensio.

Sin darme tiempo a llegar a las escaleras él vuelve a rodearme la cintura con los brazos y pega mi espalda a la pared. Sin perder el tiempo, obvia que nuestros alientos se mezclen y pega sus labios a los míos. Me besa como nunca antes me ha besado nadie, y mis labios, como si supieran que se trata de el mismo que hace nueve meses besaron por primera vez, se amoldan a los movimientos que hace el mallorquín.

-Cada vez que te beso me sobra todo excepto tú. El invierno se acaba cuando nos fundimos en uno -me susurra pegando mi frente a la suya-. Jamás volveré a tener miedo de decirte que te amo, Emma.

Me separo de él y me acaricio mis hinchados labios, hinchazón provocada por el largo beso que acabamos de darnos, mientras avanzo a las escaleras, ya que debe empezar a ser sospechoso que todavía ninguno de los dos haya bajado a la planta inferior.

-Emma -me llama antes de que baje el primer peldaño-. ¿Te lo pensarás? Por favor...

Antes incluso que me dé tiempo a abrir la boca, la cabeza de Sara se asoma por el rellano entre el primer y el segundo piso.

-Chicos, la cena está lista. ¿Bajáis?

-Sí, ahora bajamos -le contesto sin pensar-. Está bien Marco, lo haré...

Abrazada por el brazo que rodea mi cintura de mi amiga llegamos a la entrada y un agradable olor a carne horneada hace rugir mi estómago y hasta ahora no me doy cuenta de lo hambrienta que estoy.

-¿Qué ha pasado todo este tiempo? -me pregunta susurrando la canaria con cara de preocupación.

-Me ha besado.

-¡¿Qué?!

-Oh cariño, aquí estás. Si que has tardado -Sergio acude en seguida hasta nosotras y me besa en la sien-. ¿Vamos a cenar, chicas?

-Claro -finjo una sonrisa mirando fijamente a Sara, quién todavía tiene el ceño fruncido en un gesto de preocupación.

Things I'd Do For You [SAGA THINGS #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora