➳ Written by GaabyKookie ♡
¿Qué pasaría si el próximo heredero a la corona ya no quiere casarse con un príncipe? ¿Qué pasaría si ya no quiere la vida tranquila y acomodada en el palacio donde creció?
¿Qué pasaría si se enamora del dragón y quiere vi...
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No era que JiHoon no quisiera hablar con los invitados y amigos de sus padres, tampoco era que no quisiera recibir las felicitaciones de otros príncipes por su actitud al renunciar a la corona pero no dejaban que se moviera del salón de baile, cada vez que finalizaba una conversación se daba la media vuelta y se encontraba con alguien más impidiéndole buscar a SeungCheol.
No sabía dónde estaba, dónde se había ido, si lo estaba esperando en el departamento o en la vieja casa a las afueras de la ciudad donde pasaron su noche de boda.
No quería ser descortés pero no podía evitar levantar el mentón y los talones intentando mirar por encima del hombro del chico que tenía frente a él, era Lee SeokMin, un príncipe de un reino muy cercano al suyo, hace años no lo veía y había olvidado que era mucho más alto que él.
Lo cual en este momento le molestaba.
Hasta que finalmente se entretuvo hablando con SeokMin, había sido inevitable pero no se percató en qué momento todos los presentes se hicieron a un lado, rodeándolo y dejándolo solo en la pista de baile. Miró a cada uno de ellos quienes sostenían una copa con champaña en sus manos.
Una suave melodía llegó a sus oídos y al darse la media vuelta se encontró con un atractivo hombre que llevaba un elegante traje y corbata, sus piernas se debilitaron al ver unas enormes y preciosas pestañas que le fascinaron pero se perdió en unos oscuros y profundos ojos, con un brillo particular y encantador.
SeungCheol caminó hacia él saliendo entre la multitud que le abrió el paso para el encuentro con el príncipe, llevaba una rosa blanca en su mano derecha. Juguetonamente rodeó a JiHoon, haciendo que fuera girando con él, adorando el rubor en sus mejillas.
Se detuvo y dio un paso hacia adelante.
—¿Esa rosa es para mí? —Preguntó JiHoon uniendo las manos frente a él, recordando el día que lo vio en el balcón del palacio.
Las mariposas en su estómago revolotearon como la primera vez.
Desde aquel momento supo que no tendría ojos para nadie más, que no podría mirar a nadie de la manera en que lo miraba.
Esa noche SeungCheol dejó su nombre en sus labios.
Juntos escribieron el cuento de amor que siempre soñaron vivir.
Y sin importar los obstáculos estaban decididos a escribir un final feliz.
—Sí —Contestó SeungCheol estirando el brazo hacia el príncipe.
Con una sonrisa en el rostro, JiHoon tomó la rosa en sus manos y con delicadeza acarició sus pétalos blancos.
—¿Me permitirías este baile? —Preguntó SeungCheol con todas las miradas sobre ellos, incluyendo la de los padres de su precioso esposo. Levantó su mano, se inclinó ligeramente hacia adelante y sus ojos se posaron en los del castaño, JiHoon miró la mano ajena con una sonrisa traviesa antes de dejar la rosa en el bolsillo de la chaqueta de SeungCheol.
