Capítulo 3

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Ese día JiHoon se despertó más temprano de lo normal, a las seis de la mañana bajó corriendo por las escaleras para alcanzar a desayunar con sus padres pero cuando llegó al comedor ellos se estaban levantando de sus asientos, miró la mesa con el d...

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Ese día JiHoon se despertó más temprano de lo normal, a las seis de la mañana bajó corriendo por las escaleras para alcanzar a desayunar con sus padres pero cuando llegó al comedor ellos se estaban levantando de sus asientos, miró la mesa con el desayuno y ya habían acabado.

Pero eso no le arruinó su felicidad.

—Buenos días padres —Dijo con una voz suave y su madre besó su mejilla.

—Buenos días, hijo mío.

—¿Has disfrutado de tu fiesta de cumpleaños? —Preguntó el rey y JiHoon asintió.

—Fue agradable, muchas gracias por la preparación, cada detalle estaba realmente perfecto, sobretodo la comida —Habían servido sus platos favoritos pero sabía muy bien de que no había sido idea de sus padres sino de los cocineros del palacio, los trabajadores conocían sus gustos mejor que nadie.

—¿Y cómo te fue con tu prometido? —Preguntó la reina mirando a JiHoon con una sonrisa traviesa.

El hecho de que se hayan detenido para hablar con él era una gran señal de que les importaba lo que pudiese pensar de quién sería su esposo.

Una sonrisa se le escapó y juntó sus manos cerca de su pecho, emocionado. No podía ocultarlo.

—Él es perfecto —Esa palabra no lo definía, era muy poco pero se acercaba a lo que sintió JiHoon durante toda la noche anterior —Coincidimos en muchas cosas y tenemos pensamientos parecidos. Él... me gusta mucho.

—Lo sabía —Dijo feliz el rey JongSuk —Hablaré con su padre para permitir visitas diarias desde hoy.

—¡Genial! —Exclamó JiHoon con una enorme sonrisa.

Ansiaba poder ver de nuevo a JiSoo, ver sus largas pestañas y esa hermosa sonrisa que llevaba con él.

Quería volver a ver esa mirada cuando estaba a punto de besarle.

Sentir ese revoloteo inexplicable en su pecho cuando lo miraba a los ojos o rozaban sus manos antes de entrelazar sus dedos.

Era magia.

Pero de algo sí estaba claro y es que cada beso de sus labios tenía un destino, así como cada caricia de sus manos.

Y ese destino era el príncipe JiSoo.

JiHoon se encargaba de varias actividades caritativas de la ciudad, desde que cumplió los dieciocho años de edad le pidió a su padre el permiso de financiar algunos orfanatos y centros de salud, para el rey fue una oportunidad de que JiHoon se acercara más al pueblo y que comenzara a dar la imagen de un futuro rey, en quien podían confiar y apoyarse.

Debía salir con la ayuda de sus tres guardaespaldas para que la prensa no lo hostigara o golpeara con los micrófonos y cámaras.

Salía de todos los lugares rodeados de brazos con tela oscura, mirando siempre al frente, diciendo lo justo y necesario, sonriéndoles a las personas pero sin ser exagerado, para no verse falso.

JiCheol ♡ My little Prince.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora