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Allí estaba ella, sentada en la cafetería a las ocho de la tarde tal y como le había citado y yo seguía siendo un cobarde que no era capaz de entrar. El rostro de Luna mostraba que estaba comenzando a impacientarse y movía su pierna de manera intranquila esperando a que yo apareciera con alguna explicación. Agradecía a todos los dioses que la chica no pudiera verme por un agujerito porque en realidad sí que estaba allí, bueno, en la puerta debatiendo si era buena idea si entrar o no. Tomé el valor necesario para abrir la puerta e introducirme en el establecimiento, no me perdonaría seguir enfadando a Luna por mi manera infantil de actuar. Tragué dificultosamente cuando los ojos felinos de la chica se encontraron con los míos. Sabía perfectamente que estaría perdido si me miraba y no me equivoqué ni un poquito, ¿dónde estaba el baño? Las ganas de salir corriendo incrementaban a cada paso que daba pero no lo haría, este día no. Hay dos razones para ello, una de ellas es que seguramente mi pie fallara provocando un gran encuentro contra el suelo y la otra es que le debía dar una explicación a Luna para que se alejara y yo pueda vivir de nuevo mi vida como hasta ahora lo he hecho.

Di los pasos de forma segura-o al menos eso intentaba- hacia la mesa, sentándome en el sofá azul agua típico de los años 50. Luna me miró con sorpresa al descubrir que frecuentaba a menudo el lugar cuando el camarero me preguntó "¿Lo de siempre?" y yo afirmé con la cabeza. Estaba impaciente, lo podía notar y no era para menos pues había pasado ya veinticinco minutos.

-Oye-comenzó diciendo Luna, de nuevo comenzando ella la conversación- Este sitio es muy bonito y agradezco que me lo hayas enseñado pues desconocía de su existencia pero... ¿por qué querías que estuviera aquí?-no contesté, como siempre hago, sin embargo tomé su teléfono y di a entender que necesitaba que escribiera su contraseña. Una vez en mis manos me dirigí a la aplicación de los contactos añadiendo mi número en su lista. Tras esto se lo devolví, observé como su rostro era un completo cuadro perfecto para enmarcar y ponerlo en cualquier rincón de casa. Todo cobró sentido para ella cuando le llegó mi mensaje.

Joshua: Soy Joshua.

Luna: Me lo imaginé.

Joshua: Ya... Esto... Te preguntarás por qué te he citado aquí

Luna: Wow que inteligente ¿Eres una especie de genio o algo?

Joshua: Fuera de bromas, esto es serio. Quiero explicarte la razón de mi actitud

Luna: Te lo agradecería bastante la verdad. Estoy lista para leer

Joshua: No siempre he sido así, en realidad de pequeño era muy animado. Era muy alegre. Pero me ocurrió algo que me cambió para siempre. Bueno, eso ya lo has podido experimentar y lo siento mucho por la forma en la que he tratado. Puede que todo esto no haga que cambies de opinión pero quiero que entiendas que todos deben estar alejados de mí. La cuestión es que mi mejor amigo murió y no, no era un ser humano. Era mi perrito, Makki

El rostro de Luna no mostraba sentimiento alguno, ¿es eso lo que le da tanta rabia de mí? Porque ahora lo estaba comenzando a entender, pues no sabía si comenzaría a reírse de mí o si lloraría.

Joshua: Todo esto es una estupidez para las personas a las que se lo cuento, dicen que no es razón alguna para que yo deje mi vida ser desperdiciada pero es que ellos no entienden lo importante que era para mí, era el ser más necesario en mi vida y se marchó. Por esa razón, no confío en nadie. Aprendí que le tomas cariño a las personas y a los de tu alrededor pero corres el riesgo de perderlos para siempre. No quiero tener amigos o gente a la cual le importe o me importe. No quiero sufrir, Luna. Por esa razón te trato así, por esa razón trato así a todo el mundo.

El sofá sonó con el movimiento de Luna al levantarse y me miró fijamente a los ojos una vez sentada a mi lado. Increíble, me voy a orinar encima. ¿Por qué está tan cerca? ¡Esto no está bien! Lo que realmente me preocupaba es la reacción de la chica, ¿se enfadaría o se iría? Entendería perfectamente cualquiera de las dos reacciones aunque algo dentro de mí esperaba que nunca de las dos opciones ocurriera. Aunque ella es una completa caja de sorpresas para mí, pues cuando le miré me di cuenta de que una lágrima corría lentamente por su mejilla.

-Joshua, yo...lo siento tanto. No debí juzgarte por la forma en la que actuabas. Supongo que llevas necesitando esto desde hace tiempo.

No me dio tiempo a escribir mi pregunta pues antes de lo que esperaba tenía los brazos de Luna rodeándome la espalda y su pelo me hacía cosquillas en las mejillas, ya que su cabeza estaba apoyada sutilmente en mi hombro. Que paz. 

 

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SilenceWhere stories live. Discover now