More secrets?

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Las manecillas de mi reloj iban moviéndose de tal forma que parecía una eternidad para mí. Estaba completamente entusiasmado por haber comenzado una amistad con tanta facilidad dentro de mis posibilidades. Seokmin me había ofrecido un par de partidas con él y no podía resistirme. A pesar de que no hablaba, mi compañero de habitación se reía bastante cuando, de cualquier forma, demostraba mi enfado tras una derrota.

-¡Oh, se me olvidaba! Mira lo que he traído de casa-dijo Seokmin saltando de la cama-Es una baraja de cartas. Solía jugar con mi hermana pequeña cuando vivíamos...-de repente se quedó callado y su mirada perdió toda alegría que en minutos antes tanto cegaba. Acaricié su brazo, realmente se veía afectado al hablar de aquello y lo entendía a pesar de no saber lo que le había pasado. Él me sonrió a cambio, supuse que realmente apreció ese gesto y volvió ese rayito de luz a sus ojos.

-Realmente me gustaba jugar a cualquier cosa con estas cartas. No importaba si estaba solo porque yo mismo era todos esos jugadores que faltaban. Incluso cuando salía con mis amigos nos tumbábamos en el césped para jugar a algo. Pensé que sería buena idea traerlas. ¿Sabes algún juego?-yo negué con la cabeza, realmente no tenía ni idea, ya que nunca había tenido la oportunidad de jugar a las cartas o simplemente jugar a algo.

-¿No? Eso es triste pero yo te enseñaré- pasamos bastante risas juntos, a decir verdad no era nada malo jugando a lo que me demostraba Seokmin y alguna que otra vez utilizábamos castigos cuando alguno de los dos perdíamos. No sabía que algo tan básico podía hacerme reír tanto. Cuando me di cuenta ya eran las dos y media por lo que tomé rápidamente todo lo que necesitaba y salí corriendo tras despedirme de Seokmin con una mirada.

Tras llegar a la cocina descubrí que no había ni rastro de Luna por lo que me dirigí hacia su habitación, puede que por alguna razón tuviera algún problema. Llamé a la puerta y escuché a Luna hablar con Penny.

-¿Te hizo algo para que pienses así de él? Entiendo que es algo frío y que no habla pero entiende que tiene sus razones. Nunca critiques a una persona si no la conoces y si no sabes nada de su pasado porque hasta los que los acompañaron en su infancia no tienen ni idea del porqué es así. No creo que una persona deje de hablar así como así, ¿no? Además, si te molesta la presencia de Joshua te que pido que te vayas cuando él esté conmigo porque él es mi amigo y no quiero que pase por miradas extrañas. Aunque también pienso que eres lo demasiado inteligente como para darle una oportunidad-Luna dijo todo eso a Penny y supuse que hablaba de mí y también que no había escuchado mi llamada a la puerta por lo que volví a insistir.

Al abrir la puerta vi como Penny me miraba diferente pero Luna cerró la puerta antes de que su compañera le pudiera decir algo. Caminamos en silencio uno detrás de otro. Fue una vez dentro de la cocina cuando las risas comenzaron tras darse cuenta de que ninguno de los dos era experto en la cocina y toda aquella situación era realmente estúpida. Saltaban del susto cuando el aceite rozaba sus pieles al salpicar. Luna me observaba embobada creo que porque nunca me había visto reírme. Me dolía mantener esta sonrisa oculta en una imagen fría y estaba disfrutando de por fin liberarla.

Al terminar de comer, Luna paró la música que previamente colocamos. Luna intentó hablar pero yo le hice una señal para que no dijera nada. Sorprendida me miró, sin embargo me hizo caso y comenzamos a lavar los platos y utensilios usados durante el proceso de cocinado como decía Luna. Tras salir de la cocina le mandé un mensaje a Lunar para que guardara sus cosas rápidamente, ya que necesitaba enseñarle algo antes de que este día terminara. Ella asintió con la cabeza y nos reunimos justo en la zona que dividía los dos pasillos. Al salir de mi habitación y ver a Luna sentada en el suelo esperándome hizo que se me escapara una sonrisa.

Los ojos de la chica se iluminaron y se levantó una vez me vio aparecer a su lado. Me siguió por las escaleras que subían a la azotea, ya que era la única forma para acceder a aquella zona, aunque avisaron que la azotea iba a encontrarse cerrada para el uso de alumnos, sin embargo, la puerta no se resistió cuando la abrí con la segunda llave que colgaba junto a la de mi habitación en un precioso llavero de una guitarra. El lugar estaba decorado con sofás y una mesa de madera. Le entregué a Luna un folio para que entendiera el porqué de haberla llevado aquí. Comenzó a leer y una pequeña risita salió de sus labios provocando la mía.

 Comenzó a leer y una pequeña risita salió de sus labios provocando la mía

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