Silence

New home

Una sensación me acompaña durante todo el camino, dudo un poco si he hecho lo correcto o si debería mandarle algún mensaje diciéndole "Oye, siento decirte esto, pero en realidad era todo mentira y solo quería ver si era capaz de conseguir el teléfono de otra chica" pero sonaría demasiado irritante incluso para mí. A decir verdad, aprecié el gesto de Luna, ya que hacía tiempo que no me sentía tan protegido y eso provoca que me sienta fatal por haberle hecho daño en los días anteriores cuando ella lo único que intentaba era hacerme sentir mejor. Espero que al menos vuelva feliz de camino a casa, porque hasta yo me sentía algo feliz de que las cosas fueran algo mejor entre nosotros. Me di cuenta de que solo hablé de mi vida y Luna no nombró nada sobre ella, esperaba no haber dado una imagen de egoísta. La próxima vez será. Sin saber porqué me ilusioné al pensar aquello. Una próxima vez, porque habría una segunda vez, ¿no? Eso espero.

Cuando llegué a casa, me tumbé en la cama tras la ducha, pensando si era una buena idea decirle a Luna que había pasado una buena noche, pero no me animé, por lo que apagué la luz para caer en un bonito y profundo sueño.

El instituto abría por fin las puertas de la residencia para alumnos que por culpa del director había quedado cerrada hasta este día. En realidad estaba nervioso por aquella situación, debía compartir habitación con algún chico al azar que era algo que no me importaría pero ser alguien tan obsesionado con la tranquilidad no ayudaba. Intenté tranquilizarme tontamente y me dirigí hacia la cochera donde mi padre ya me estaba esperando en el coche. No quería ver a la gente tan feliz por la calle, al menos tan temprano en la mañana.

Una vez llegamos a "mi nuevo hogar" pocos alumnos habían llegado, algo que me alegró y relajó. El coche mi padre se alejó y yo me despedí con la mano. Tomé mis dos maletas y me dirigí hacia recepción donde todos los papeles se encontraban colgados. Busqué mi nombre entre todos intentando no equivocarme en los apellidos y confundirme de habitación. "Planta 3 habitación 304". El ascensor iba a ser un gran enemigo para mí, el miedo a quedarme encerrado era enorme y no poder gritar sumaba algo de temor al asunto, sin embargo, llegué sano y salvo a mi correspondiente planta. Un par de alumnos salían y entraban de las habitaciones sin hacer mucho ruido, al menos por ahora. Me sorprendí cuando entré en el cuarto que me habían asignado. A diferencia de otras residencias, esta tenía un baño para cada habitación, lo suficientemente grande como para no darte claustrofobia mientras te lavas los dientes sentado en la taza del váter. Un gran ventanal alumbraba la habitación tras las camas que eran más grandes de lo que imaginé. Además de esto, había un par de estanterías y organizadores a parte de un magnifico frigorífico.

Tranquilamente comencé a sacar la ropa organizándola es mi respectivo organizador cuando la puerta se abrió lentamente.

-Hola-dijo el chico sonriente- Soy Seokmin, tu compañero de habitación. Espero que no moleste mucho y siéntete libre para avisarme si tienes algún problema o te molesta algo- el chico no parecía realmente malo, todo de primeras impresiones claro está. Le lancé una sonrisa y seguí con mis cosas- Así que te llamas Joshua, ¿eh?- el chico estaba viendo los papeles que dejé encima de la mesa- Encantado Joshua.

No hubo más conversación que esa, a ver, no me malinterpretéis, el chico parecía alguien divertido y alegre, pero no iba a hablar por él, creo que olvidé como sale la voz del cuerpo. Seokmin salió un momento de la habitación dejándome completamente solo, aunque él se encontraba realmente en el pasillo y con la puerta abierta. De repente comenzó a gritar.

-¡Luuna! ¡Lunaa! ¡Aquí!- no podía ser verdad, no podía ser ella. Salí de la habitación mirándole a los ojos, ella venía de la mano de mi compañero de habitación.

-Te presento, él es...

-Joshua-dijo Luna- Lo conozco.