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Sara Pov

Hoy se casaba mi jefa. Admito, que la idea no me causa mucha gracia. Sigo pensando que Rebe merece a alguien mejor.

Como
¿Que pensamientos son esos?

Terminé de vestirme y esperaba que llegara mi amiga, para poder ir a la ceremonia.

Opté por con un vestido sencillo color beige con poco escote, cabello suelto planchado, maquillaje sin exagerar, la verdad no me gusta hacerlo, solo cuando es en ocasiones importantes. Tacones medianos.

Por suerte no tardó mucho en aparecer.

—Sari, Sari... estas para comerte hasta el ultimo huesito— comentaba con una sonrisa ladina.

—Babosa. Mejor vamos.

—Te la podría dejar — solo negué, con ella no se puede.

Llegamos a la recepción. No se encontraba lleno. La pareja había decidido tener una boda privada sin muchos invitados.
Nos sentamos en la parte de atrás.

Aún no entiendo porque tengo esta molestia, mi pecho se siente oprimido. Que extraño es todo lo que me pasa.
Admiraba la decoración de aquel lugar, colores sobrios, el centro donde se llevaría acabo la ceremonia estaba adornado con flores blancas. Pero todo paso a segundo plano cuando la vi.

Me centré en ella. Que hermosa le quedaba su traje. No usaba vestido. Pero no quitaba lo bella que se veía. Su ojos grises, su mirada penetrante, podría pasar por una mujer despiadada, sin embargo, era todo lo contrario.

Ojala su futura esposa la haga feliz.

—Sari, Sari. ¿Esa es la amiga de tu guapa jefa?— aparecía Nat dañando todo.

—Si. ¿Por qué?— respondí algo molesta.

—Es la misma con la que me acosté y dejé botada.

—¿Qué?. ¡Te acostaste con Laura!

—No sabía como se llamaba, ni que era abogada. Lo que si tengo claro, lo buena que es la cama.

—Ni el nombre le sabías — contesté sorprendida. Cómo te acuestas con alguien sin saber algo fundamental.

—Para lo que fuimos hacer, no necesitábamos nombres — sonrió perversamente.

—No cambias.

—Silencio. Ahí viene la novia... Vaya bombón que tiene tu jefa

Mire para donde veía ella. Y sí, no se podía negar lo hermosa que era. Su vestido se amoldaba a su cuerpo, tenía elegancia y sonreía a Rebe.
Mire a mi jefa y también le sonreía.

Que enamoradas están.

Comenzó la ceremonia, todos veían emocionados a la pareja. Yo aun sentía ese malestar que no entendía porque pasaba. Cuando se dieron el sí, y se besaron.

Miré a un costado.
Se habían casado...

—¿Por qué tienes esa cara?

—No tengo mas

—Vamos Sari, dime. A mi no me puedes engañar.

—Ya dije que nada. Solo me emocionan las bodas.

—Tu cara no muestra emoción, pero esta bien. Hoy disfrutemos.

—Si, claro.

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La novias comenzaron a bailar, las personas vitoreaban a su alrededor.

El amor no conoce de géneros (Historia Completa En Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora