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Estábamos en un sitio cerca de mi departamento, no tenía muchos ánimos, pero no podía hacerle un desplante.

—¿Por qué estás tan distraída? — habló Ale, sacándome de mi ensimismamiento.

—Por nada, no sé a qué te refieres —Trate de disuadirla

—Parece que estuvieras en otra parte. ¿Pasó algo con Rebecca?

—¿Ah? ¿Q-que va a pasar? Nada— tartamudee

—Solo pregunto

—No pasa nada. Mejor dime, ¿te quedaste conversando con Leonellys anoche?— cambie de tema.
Se le cayó la cucharilla que usaba para comer su postre.

—Claro que no. Yo, yo solo me fui— hablo rápidamente

—Te pusiste nerviosa — insinúe

—No— dijo rotundamente —Solo que no sé, porque preguntas por ella.

—Solo quería hacerte conversa— aseguré.

—Está bien. Me fui al instante, yo, yo... Debo hacer una llamada, ya vuelvo— Su comportamiento fue muy extraño... No, deben ser ideas mías, por la culpabilidad que tengo.
Volvió solo para pagar la cuenta, debía volver a la clínica.
Me llevo hasta mi casa, intentó darme un beso en la boca, pero lo esquive cayendo en mi mejilla, solo le sonreí.

Caí al sofá y fue inevitable no recordar lo que había pasado con Rebe, mire a la pared y se repetía la escena que viví, yo de pie mientras ella estaba de rodillas en mi... Ok. Basta.
Sentí que volvía a excitarme, quería volver a sentir a mi jefa.

—¿Y a ti qué te pasa?— escuché la voz de Nat, no sé ni en qué momento llegó.

—Todo— suspire resignada

—Todo... ¿Significa?— indagó

—Hice el amor con Rebecca— lo solté, tapando mi rostro con un cojín.

—¿¡QUÉ!?—gritó. Quitándome el cojín.

—Lo que escuchaste. Hoy en la mañana, en este sofá.
Se levantó de inmediato

—Qué asco, deben estar todavía sus flui...— le lance un cojín a la cara.

—¡No seas tonta!— vociferé
—Eso lo hicimos de pie— murmuré.

Se echó a reír como una loca.

—No me lo imagine de ti. Pero dame detalles ¿te gustó?— volvió a sentarse, cruzando sus piernas

—Fue maravilloso, pensé que me iba a desmayar.

—Ya me imaginaba, Rebe debe ser una fiera en la cama... y de pie — me guiñó un ojo

—Y de rodillas— complemente. Largándonos a reír las dos como desquiciadas.

—¿Mejor que con un chico?— volvió a atacar.

—Son cosas diferentes— aclaré— Su forma de besarme, sus caricias, me hicieron sentir que podía tocar las estrellas.

—Entiendo. Yo solo estuve una vez con un chico y no, mil veces una mujer.

—Fue especial, hasta que llegó Alexa y no hablamos de lo que sucedió— Eso me tenía preocupada, y ¿si solo fui una aventura para mi jefa?

—Por qué no vas a hablar con ella— insinúo

—No, me dio el día libre

—¿Y? no te digo que vayas a trabajar, sino a hablar con ella— se encogió de hombros.

—No sé, no quiero agobiarla. Ha pasado por mucho estos días— volví a suspirar.

—Eso suena preocupante

El amor no conoce de géneros (Historia Completa En Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora