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Sara Pov

Hoy era viernes, lo que significaba la salida con aquel par de locas... Aunque, sigo pensando, si fue buena idea aceptar.

Estos días en la oficina han estado tensos, desde la llegada de esas abogadas todo ha estado mal.

Más con la presencia de la dichosa Arantxa, no se podía negar que era hermosa, pero sentía una aura horrible, además lo que llamó mi atención fue las miradas que se dio con la esposa de mi jefa, hasta percaté una leve sonrisa por parte de ella, ¿será que se conocían?; igual no tomé demasiada importancia.

Lo único importante era Rebe, estaba demasiado estresada con todo lo que pasaba, y la entendía. Casi caigo para atrás cuando supe que con esa mujer fue que la engañó su exnovia, sabía que su aura no era buena.

Pobre Rebe, ahora debía soportar a las dos. El señor Edward había contratado a Montesinos para su caso también, que retorcido son los caminos, volverse a encontrar en esa situación.

Si yo fuera mi jefa no hubiera aguantado. Pero ella es diferente, es una mujer fuerte, decidida, competente, además de hermosa.

Cielos debo sacarla de mi mente.

Tocaron el timbre y fui de inmediato a abrir, debía ser ese par. No me equivoqué.

—Hey, Sari... ¿Lista para conocer el lado oscuro?—Puse mis ojos en blanco, molestaban con lo mismo.

—Aja. Vamos antes que me arrepienta.

—Relájate mujer, hoy conoces chicas y te quitas toda esa telaraña que debes tener abajo.

Como puede ser tan directa la abogada.

— ¡Abogada!— Recrimine

— ¡Sari!— Replicó

— ¡Güeya!— contestó Nat.

Las miré con odio. Ellas se soltaron la risa.

Cerré mi puerta y subimos al carro de Laura.

Íbamos en silencio pero seguía con la curiosidad de saber cómo volvieron a... Ni sé cómo llamar a lo que tienen.

— ¿Me contarán como se contentaron ustedes? Hasta lo último que vi, se odiaban.

Se miraron y sonrieron. Qué significará aquello.

Laura me sacó de la duda.

—Pues, todo comenzó así. Érase una vez una damisela que...— Vio por el retrovisor mi cara y volvió a reír.

—Ya, amargada, eres igual que Becky. Te contaré. Fui al bar de siempre, yo estaba con una chica cuando llego Nat, yo la ignoré, no quería nada con ella. Por un momento se fue y yo seguí conquistando chicas, hasta que fui al baño, me la volví a encontrar pero esta vez me tomó de sorpresa; besándome y metiéndome a uno de los cubículos, trate de separarme, pero su boca, su lengua me lo impidieron. Terminamos haciéndolo en el baño. Bueno, prácticamente me violó — Nat la golpeó en el brazo

— Auch, fue consensuado, ya. De ahí fuimos a un hotel, pero esta vez nadie se fue, dormimos juntas y desde ahí hemos estado saliendo.

Me emocionaba su historia, hacen linda pareja.

—Así es Sari, pero tenemos claro que no es serio, podemos estar con cualquiera y si nos apetece nos acostamos de nuevo.

Que liberales son, pero pude ver un ápice de desilusión en Lau con lo que dijo mi amiga. Será que la abogada le gus...

No, claro que no, deben ser alucinaciones mías.

Llegamos al bar; entramos, pedimos las bebidas y fuimos a una mesa. Por un momento me pareció ver a Valería con una mujer salir del bar, pero era imposible, el trago me está haciendo efecto.

El amor no conoce de géneros (Historia Completa En Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora