¡Hola, queridos lectores!
¡Estoy súper feliz! Gracias a ustedes, pues al parecer a muchos les gusta mi historia.
Gracias a los que votan y comentan.
Espero que disfruten de este nuevo capítulo, y como siempre pido disculpas por las faltas ortográficas.
Si les gusta este nuevo capítulo voten y si hay un comentario bienvenido sea.¡Nos leemos pronto!
***
Redactó una carta para su familia, una para su hermana, y otra para su amiga que aún seguía en Escocia, según lo que parecía no volvería en lo que restaba de la temporada. No sé guardó ni un detalle, contándole todo tal cual había sucedido, incluyendo el altercado con el vizconde, de modo que eso fue lo que inició todo.
Bajo en busca del mayordomo, a quién le daría las cartas para que se ocupara de enviarlas. Lo buscó y al no hallarlo preguntó a una joven sirviente que se encontraba aseando.
-¿Podrías ayudarme a ubicar al señor Higgins?-tocó el hombro de la joven que tan concentrada estaba en su labor, la cual se sobresaltó y enrojeció.
-Por supuesto, mi señora, el señor Higgins se encuentra en el jardín trasero.
-¿Me podrías indicar el camino? -ahora fue su turno de enrojecer ya que apenas sabía dónde se encontraba la cocina gracias a una simple casualidad.
-Sígame, milady.
La muchacha comenzó a caminar delante de ella indicando que debía seguirla, y así lo hizo. Tras pasar por puertas, y pasillos en forma de laberintos, llegaron a la salida de la casa que daba a un jardín privado, una fuente decoraba el centro de este.
El asombro la invadió cuando recorrió todo el lugar con su mirada, el jardín lucía triste, tan solo quedaba el rastro de algo que fue hermoso en algún momento. El señor Higgins se encontraba de rodillas sobre la hierba quitando algunas de las flores marchitas.
Agradeció a la joven, y marchó hacia el anciano hombre.
-Señor Higgins-llamó, el cuál solo al oírla se levantó, limpiando sus manos en un delantal que cargaba para no manchar su uniforme de trabajo.
-Milady, ¿en qué puedo ayudarle?-preguntó.
-¿Sería tan amable de enviar estas cartas?–elevando las cartas que contenía en su mano para entregárselo al anciano.
-Por supuesto, lo haré de inmediato-había dicho para comenzar a caminar hacía dentro de la casona.
-Emmm... señor Higgins.-el hombre mayor detuvo su andar y le ofreció su atención nuevamente.-¿Qué ha sucedido con el jardín?.-cuestionó mirando a su alrededor, todo estaba algo descuidado.
-Era el jardín de Lady Williams, cuando partió nadie se ocupó de el.-dijo con un deje de tristeza en su voz.
-Ah, quizás pueda ayudarle-habló recibiendo del viejo una mirada extraña.
-No creó que sea lo correcto, excelencia. Al duque no le gustará saber...-Gabrielle alzó una mano parando el hablar del hombre
-Señor Higgins, me tiene sin cuidado lo que le guste al duque. Y si me permite ayudarle lo haré-dijo determinada. No tenía algo mas que hacer, que realmente valiera la pena, y en su antigua casa era ella quién cuidaba de los jardines, claramente que con ayuda de un experto.
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Tan Solo Un Instante
Historical FictionGabrielle, ya tenia planeado toda su vida como futura solterona. Pero un hombre desesperado arruinara sus planes posicionándola en un escandalo en el cual será lanzada a los brazos de su salvador. El nuevo Duque de Warrington, ha vuelto a Londres...