Capítulo 23

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¡Hola! ¿Cómo se encuentran? Espero que bien y con buen ánimo para seguir leyendo esta historia.

Pues yo solo les vine a dejar este nuevo capítulo después de mucho tiempo.

Bien, les agradezco a tod@s aquellas personas por leer, votar y comentar en esta pequeña historia. Relamente es genial saber que hay personas que les agrada leerla.

Perdones mis errores y horrores ortográficos que pueden causarles daño en sus ojitos.
Disfruten de este capítulo.

¡Nos leeremos pronto!

Les deseo una bonita noche😘

¡Saludos! 😘

***

Miró con desagrado el cuerpo retorciéndose por falta de aire hasta como caía sin vida golpeando el suelo en forma violenta.

El ahora cadáver tenía una misión que le fue encomendada pero había fallado y el fallar no estaba permitido mas el hecho que al hombre de traje elegante odiaba las fallas. Su ahora cuerpo sin vida era un claro ejemplo. Solo fue otro vagabundo buscando algo de dinero y no le importaba ensuciar sus manos con sangre despues de todo eso lograbas encontrar en el peor barrio de Londres.

—Deshazte del cuerpo—ordenó a su fiel sirviente. Quien volvía a guardar en su bolsillo, el lazo de alambre que había utilizado para quitarle la vida al pordiosero.

—Enseguida, milord.

El olor a podredumbre invadía el lugar donde se encontraba pero era la fachada segura para planear todo. Aunque en ese momento ya habia decidido que si quería que todo le saliera viento en popa tendría que hacerlo todo por su mano propia sin contratar a pordioseros o asaltadores o sicario.

No debía existir testigo alguno.

***

El vacío la abrazo en la mañana cuando despertó en una cama vacía y una habitación que no le pertenecía.

Los recuerdos de la noche pasada llegaron a ella,cuestionando ¿cómo un hombre podía hacer tocar el cielo a una mujer por un instante y luego traerla a la realidad de forma abrupta? Aún así ella fue quien había decidido seguir por ese camino pero al él ser tan cuidadoso y dulce en ese momento creyó que al despertar estaría envolviendo su cuerpo con sus firmes brazos. En ese segundo cayó en cuenta de lo ilusa que fue.

No había visto ni la sombra del duque en lo que llevaba de desayuno, no preguntó por él y el personal de la casa se veía inquieto.  Aún no estaba lista para enfrentarlo, ni podía perderse en los recuerdos pues sus mejillas adquirían un color rojo carmesí.

Tenía frente a ella todo un banquete que ni siquiera había tocado, más que solo una taza de té fría.

Estaba a punto de abandonar el gran comedor cuando se topó con su marido. Quién tenía un aspecto desastroso, sintió que el corazón le latía con fuerza cuando le vió, allí parado. Su cabello despeinado con polvo, su cara manchada con lo que parecía hollín al igual que su ropa, su camisa estaba rasgada y uno en uno de sus brazos tenía sangre seca. Además desprendía olor a humo y su rostro demostraba el cansancio.

Corrió a su lado en total preocupación.

—Está herido —susurró llevando su mano a la herida cubierta con un pedazo de la camisa del duque.

El duque miro su herida y luego a ella, limitándose a decir.

—Eso parece.

Sin previo aviso, abrió el vendaje improvisado y dejo escapar una exclamación ahogada al ver el corte algo profundo y por el cual volvía a brotar sangre.

Tan Solo Un InstanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora