Capítulo 12

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¡Hola! Espero que disfruten de este capítulo, perdonen las faltas de ortografía.
Espero que le den a la estrellita si les gusta, y si tienen algún comentario bienvenido sea.
¡Gracias!

***

Mordió su labio inferior, indecisa por si hacer lo que le dictaba o negarse a su ayuda, se sentía contrariada. Por un lado su corazón se comportaba locamente, y su cuerpo requería mas de su contacto, pero su mente se negaba a cumplir. Además estaba el hecho de que si no lo hacía por voluntad propia lo haría por la fuerza, y la segunda opción no pintaba del todo bonita.

Soltó un suspiro en todo de frustración, Jaden soltó su mano para tomarla por la cintura y así poder ayudarla a girar.

Necesitaba desabrocharme el vestido, y aunque no le molestaba quitarselo desde la posición inicial, no quería caer más en tentación, entre sus planes no estaba consumar su matrimonio en una posada de camino, no seria del todo justo con su joven esposa, además ella no estaba en condición para eso, la quería en sus cinco sentido, y sin lección en la cabeza. 

Una vez estuvo de espalda a él. Recorrió con cuidado los hombros de la muchacha, lo cuál hizo que Gabrielle se tensara.

–Tranquila–Habló en su oído, suave y lento.

El cálido aliento de su esposo le puso los vellos de punta, erizando su piel, y que estómago se contrajera de los nervios, lejos de tranquilizarla la altero más. 

Jaden continuó hacia el sendero de botones que sujetaban y ajustaban la prenda de su esposa, uno a uno comenzó a desabrochar, gracias a su ardua experiencia quitando prendas femeninas se le hizo tarea fácil. 

Cuándo su marido desato los lazos del corsé, Gabrielle se sintió terriblemente aliviada, aquella prenda además de estilizar la figura femenina era una tortura que te quitaba el poder de respirar libremente.

Bajo el vestido, y el terrible accesorio que aprisionaba el estómago, y parte del pecho de Gabrielle, el duque pudo encontrar la ropa interior, que contaba de unos calzones que llegaba a las rodillas de su esposa, y una fina camisola de tirante que cubría su parte superior en color blanco. Se detuvo un segundo a mirar la retaguardia de su esposa, durante todo ese tiempo Elle mantuvo los ojos cerrados, sentía las manos ágiles despojarla de sus prendas, y la mirada hambrienta de su marido, lo que solo así que su pulso se acelerara.

Nuevamente se acercó a ella pero quitando las horquillas que sujetaban su rizado cabello en un moño, ya de por sí deshecho, el aroma que desprendia este inundo las fosas nasales de Jaden, asaltandolo con deliciosa ferocidad, provocando que aspirar con más intensidad. Una por una las horquillas fueron cayendo al suelo. 

 Elle sentía su cercanía, el calor que desprendia su cuerpo, su respiracion en su nuca, sus manos tocando su cabello. 

Una vez terminada su labor, sus manos volvieron cuidadosamente a su cintura para volver a ponerla frente a él. La venda aún seguía en la frente de su esposa, las prendas estaban a sus pies.

Alzó su barbilla, para poder observar su rostro, con su dedo pulgar libero el labio inferior que Gabrielle tenía atrapado, fue acercando lentamente sus cuerpos, hasta que no hubo espacio entre ellos, abrió sus ojos que hasta el momento estuvieron cerrados,  los enfoco en los de su esposo, quién estaba hipnotizado mirando sus labios, el anhelo, y deseo estaban impresos en su mirada, lo cual le provocó  que el estómago se contrajera en nervios. Él ya no podía contenerse necesitaba volver a probar esa deliciosa boca que lo había llevado al paraíso en la tierra como ningún otra mujer lo había logrado antes. 

Poco a poco fue acercando el rostro al suyo, sin prisa, disfrutaba cada momento. Gabrielle sintió que sus respiraciones se mezclaban y que a poca distancia estaba su boca, solo un milímetro más y sus labios se tocarian, pero no iba a ser ella quién tomara la iniciativa, no sé vería bien. Sin mas demora sus bocas se unieron. No quería asustarla por lo cuál comenzó con movimientos suaves.

Gabrielle sintió el suave toque provocado por los labios de su esposo, tan inversa en la sorpresa que tardó unos segundos en dejarse llevar, correspondiendo al beso como mejor podía, sus manos fueron a parar al pecho de su marido sin intención alguna de alejarlo. En un instante Jaden, fue abriendo pasó con su lengua hacia la boca de su mujer, la cuál recorrió, como quien descubria un gran tesoro.

Ese era su tesoro. 

Golpes en la puerta desperados, irrumpieron el beso haciendo que el duque se separara a regañadientes de su mujer. 

–¿Si?–Bufó

–Excelencia, ha llegado correspondencia para usted.

Gruño, no quería dejar allí lo que estaba haciendo pero la situación así lo requería sino fuera de suma importancia. Mientras su esposa estuvo inconsciente estuvo dejando ordenes precisas a sus sirvientes para interceptaran al mensajero y preguntar si había algún comunicado para él.  

No dijo nada, solamente la soltó. Grabielle no había abierto sus ojos, pero pudo sentir cuando su esposo se alejo de ella, provocandole un vacio. No sé atrevio a abrir los ojos hasta que escucho la puerta cerrarse, y no escuchar sus botas chocar contra el suelo. 

La decepción nuevamente se hacia presente, trayendo consigo amargura y un vuelco inesperado a su corazón. Llevó sus manos a sus labios, mientras su mirada se perdida en algún rincón de la pequeña habitación.

–Lady Gabrielle...–la voz de su doncella se colaba por su oído trayendo a su mente al lugar donde estaba parada–...su excelencia me envío ayudarla.

Solo asintió con la cabeza a modo afirmativo.

Tan Solo Un InstanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora