Capítulo 24

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¡Hola! ¿Cómo están? Espero que bien y con ganas de leer.

Acompáñame a leer esta triste historia :

Ayer estaba escribiendo y como lo hago desde mi teléfono, sin querer borré toda la historia de word pero afortunadamente pude solucionar todo y poder escribir el capítulo a tiempo.

Pd: En todo eso me he dado cuenta que el capítulo 22 es el mas largo de toda la historia.
Fin.

Gracias por leer la historia. Estoy muy feliz de que a muchos les encante y que dejen su voto y sus comentarios. Les agradezco mucho😘

En fin, sepan disculpar mis horrores y errores ortográficos.

Tengan bonita lectura y espero cin ansías sus comentarios y sus votos.

Nos leeremos pronto.

Saludos y que tengan un muy bonito día o noche😘

***

Ajustó por doceava vez el lazo que mantenía a su sombrero puesto en su lugar. Había algo que destestaba mas que bordar y eran los sombreros, que a su simple parecer no servían para otra cosa que no fuera incomodar y molestar, personalmente prefería una sombrilla. Por ende se lo quitó. Sólo lo había tomado por insistencia de su doncella. En ese momento no le servía de nada. A mitad de su caminata sin rumbo fijo, un fuerte chaparrón cayó sobre las tierras y por ende sobre ella.

Luego de volver a ser abandonada por su esposo, decidió que un paseo le iría bien y pues ahí estaba. Mojada de cabeza a pies, tiritando por el frío, regresando a la mansión por un camino que antes había sido de tierra y ahora era lodo.

El suave viento agitó su cabellera suelta y traspasó el mojado vestido haciendo que su piel se erizara, casi por acto reflejo se abrazó a si misma para entrar en calor pero no lo consiguió. Todo había dado un giro inesperado lo que parecía ser un día agradable de sol, ahora era un fría tarde de llovizna casi otoñal.

El peso del vestido mojado y el lodo hacian imposible que su andar fuera rápido. Comenzaba a sentirse cansada. Tan perdida en el paisaje y disfrutando de su solitario paseo no se dió cuenta que había recorrido mas de lo pensado, alejándose varias hectáreas de Dunham Hall.

Un tierno aullido de dolor captó su atención. Fijando su mirada a pasos delante de ella había una pequeña cría de zorro que luchaba por caminar. Quedó estática en su lugar, los zorros no eran caracterizados por su buen humor y dónde había una cría habia una madre. Pero tras tiempo de esperar y ver como el animalito aullaba cada vez que intentaba dar un paso se acercó con sigilo.

El animal asutado intentó huir pero no logró hacerlo. Gabrielle fue mas rapida que él y lo tomó en sus brazos.

—Tranquila, tranquila...—le acarició camarlo pero este solo le gruñía—. No te haré daño. Tranquila, precioso.

Una vez hubo tranquilizado al animal que estaba temblando al igual que ella, logró identificar que una de sus patitas traseras estaba lastimada, también pudo intuir el porque de ello, lo mas seguro era que había dado con una trampa para zorro.

—Pobre pequeñín—su voz dulce como si estuviera hablando con un bebé.    Buscó a su madre a su alrededor, encontrando un rastro de sangre sobre la hierba verde que se perdía entre los árboles, eso podía significar que ya estaba muerta—. Creó que tu te vienes conmigo.

Pegó a su nuevo amigo a su cuerpo y reanudó su marcha. No llegó a dar ni siquiera veinte pasos cuando paro su andar. A los lejos se veía venir a un jinete, sin dar tregua a su montura. Cuándo estuvo lo suficente a la altura de su visión pudo identificarlo.

El duque.

No sé detuvo hasta llegar a ella. Estaba atónita y sorprendida. Jaden bajó de su montura hecho una furia. Llevaba horas buscando a su esposa con insistencia, temiendo que le hubiera pasado algo. Nadie supo exactamente decirle donde se encontraba la duquesa.

—¡¿Dónde diablos has estado?!—bramó visiblemente molesto—. ¡¿Acaso no sabes que debes salir acompañanada?! ¡¿Y si te pierdes?!

El ceño de Elle se frunció sorprendida y algo molesta pues le estaba gritando.

—Me apetecía estar sola— respondió calma encogiéndose de hombro—. Y no lo he hecho, sino usted no me hubiese encontrado.

No entendía su humor tan volátil, siempre se molestaba con ella aunque no hiciera nada para importunarlo.

—Estás mojada—observó mientras su atención iba al pequeño bulto de pelo en sus brazos—. ¿Qué llevas ahí?

-Un pequeño zorro-susurró.

Los ojos del duque se abrieron de par en par.

—¿Por qué?

—Se ha lastimado con una trampilla de caza—su voz se endureció en enfado. Le parecía cruel y despiadado la caza de pequeños seres, solo por diversión. No le gustaba la caza en lo absoluto.

—Debes soltarlo, son seres salvajes—ordenó.

—Pero morirá—protesto la duquesa.

—Es un simple animal que tarde o temprano morirá—dijo despectivo. Logrando sacar la ira de Gabrielle.

—Usted también es un animal, excelencia, sin embargo hoy no he dejado que muera desangrado.

Con todo el porte de una reina paso junto al duque retomando su camino sin importar su falda pesada y el frío que aún le recorría el cuerpo. Ella no era tan desalmada para abandone un pobre cachorrito que necesitaba su ayuda.

—Vamos sube—ordenó el duque al llegar a su lado. Pero ella solo lo ignoró—. Vamos vas a enfermar si sigues mojada.

—Pues será mi problema—respondió altiva.

—No tienes que ser orgullosa. Sube.

—Agradezco su ofrecimiento, su excelencia, pero puedo caminar perfectamente.

Jaden bufo exasperado. Se interpuso en su camino, obligándola a detenerse y levantar la mirada hacia él . Le tendió una mano.

—Sube-dijo calmo—. Si no lo haces por voluntad propia, Gabrielle, me obligaré hacer uso de la fuerza y eso no será bueno— vió la mirada asutada de la joven y agregó —. Te subiré como costal de papa si es necesario.

No, él no le pondría una mano encima a una mujer, jamás.

—No me desharé de Jack—le desafío con la mirada.

—¿Jack? ¿Quién es... ?—sus palabras quedaron a medio camino cuando comprendió que su mujer había nombrado al cachorro—. Esta bien pero manten a esa cosa lejos de mí.

Elle aceptó su mano, sabiendo no llegaría lejos caminado, los pies le dolían y su falda llena de lodo y mojada no eran un buen apoyo. Haciendo uso de su fuerza Jaden logró subirla a ella y al cachorro sobre su caballo por enfrente de él. El aroma de perfume de la jovem volvía atacarlo sin piedad y el cuerpo frío le tentaba a cerrar sus brazos a su alrededor y no soltarla hasta que entrara en calor. Aferró una de sus manos en su cintura para lograr sotenrla y con la otra firme en las riendas.

Tan solo un roce y sus ganas de perderse en su mujer resurgian con nuevas ansías, capaz de devorarlo si no sucumbia a la tentación.

Elle iba tan tensa pero se permitió disfrutar del calor que el cuerpo de su esposo le proporcionaba en ese momento. Le agradaba el hecho de que su mano estuviera en su cintura y la mantuviera pegada a su pecho.

Tan Solo Un InstanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora