Capítulo 23

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– ¿Puedes recordarme por qué debo hacer esto? – Pregunte nerviosa

Él sonrió, haciendo aumentar mis nervios

– Porque eres mi novia y deberías poder tocarme cada vez que lo desees

– Por mi está bien sino...

– Caro – Dijo interrumpiéndome – Sólo hazlo

No podía, simplemente no podía hacerlo. Estábamos sentados en la sala de su departamento, Pocho había salido a trabajar así que estábamos solos como la última vez, la diferencia era que en esta ocasión era yo quién debía tocarlo. Estiro su mano intentando encontrar la mía para guiarla, tome una respiración profunda y lo deje hacerlo

Agus coloco mi mano en su mejilla

– Estas helada – Dijo sonriendo de lado

Malditos nervios, intente alejar mi mano, pero él no me lo permitió, coloco su mano sobre la mía y la sostuvo con fuerza

– No lo hagas – Susurro – Caro, por favor

Quería tocarlo, pero tenía miedo, no quería que notara lo mucho que me gustaba, Agus acaricio mi mano suavemente y entonces decidí que lo intentaría. Tome valor y recorrí su rostro con las manos, lo estaba tocando y me gustaba poder hacerlo, sonreí y entonces me atreví a ir más lejos, deslice mi mano derecha más allá de su rostro, hacia su cabello, Agus odia que le toquen el cabello. Note como fruncía el ceño bajo la venda pero no hizo nada para detenerme, así que deslice los dedos entre su pelo y me acerque un poco más

Volví a su rostro acariciándolo lentamente, quizá no volvería a tener el valor de hacerlo así que aproveche el momento, el calor de su piel logro calentar mi mano. Recorrí cada milímetro de su rostro y me detuve cerca de sus labios, recordaba el sabor y la textura y una parte de mi aún recordaba cómo se sentía besarlo, me quede congelada durante un momento hasta que finalmente agache la vista y retire mi mano

Cerré los ojos intentando hacer desaparecer la sensación de su piel, respire profundo y sentí como su mano tomaba la mía, abrí los ojos y choque con su mirada, se había quitado al venda y me observaba atentamente. Agus coloco mi mano sobre su pecho sin apartar su mirada de la mía, las palabras eran claras aunque no las haya pronunciado, quería que continuara, quería que lo tocara y lo peor de todo era que quería hacerlo

Fije mi vista en su mano, lentamente comenzó a guiarme por su dorso, desde su pecho hasta su ombligo, podía sentirlo estremecerse bajo mis caricias, por fin no era yo la que temblaba, soltó mi mano y cerró los ojos, sonreí emprendiendo el viaje de regreso, esta vez no había ninguna mano indicándome el camino así que viaje hasta su corazón

Su pulso era acelerado al igual que el mío, alce la vista y vi que aún tenía los ojos cerrados. Se veía tan... diferente, de repente ya no parecía tan lejano como hace unas semanas. Inevitablemente comencé a acercarme y bese su mandíbula, él abrió sus ojos sorprendido por mi atrevimiento y fue ahí cuando me di cuenta que había perdido la cabeza

De seguro creía que estaba loca y ahora me pediría que me alejara de él. Agus acaricio mi mejilla y yo lo mire asustada, no quería que esto terminara así, pero ya no había marcha atrás, cerré los ojos y sentí a sus dedos descender hasta llegar a mis labios, con su pulgar delineo mi labio inferior, me estremecí ante su suave caricia

– Adivina quién... – Abrí los ojos y me separe

Agus hizo lo mismo y juntos miramos hacia la puerta donde estaban Maxi y Juli mirándonos con una sonrisa, trate de sonreír ocultando mi nerviosismo, no sé qué tanto vieron y tampoco quiero saberlo

Mil tormentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora